Ir al contenido principal Ir al menú principal Ir al pie de página

Somos PUCP

  • René Ortiz
    Secretario General de la PUCP

Hoy, lunes 20 de agosto, profesores y alumnos retornamos a las aulas a estudiar. Para eso estamos y para eso ha existido esta universidad desde 1917. Es más, esta es nuestra fortaleza.

Quienes queremos a nuestra alma máter, habríamos deseado que nada malo le hubiera ocurrido, pero las heridas están a la vista, y duelen; y pueden perturbar y obnubilar.

Ante ello, hoy, al inicio de un nuevo semestre académico, solo quiero recordarles que somos una institución; no simplemente un patrimonio y unos empleados que administran lo ajeno; somos una comunidad académica que desempeña una función de interés público –la educación superior- y para eso cuida y acrecienta un patrimonio como si fuera propio.

Como institución tenemos un nombre que heredamos de nuestros mayores y que nos identifica, nos honra y enorgullece. “Ser de la Cato”, “estoy en la Cato”, “voy a la Cato”, son expresiones entrañables que pertenecen a los jóvenes de hoy y que pertenecieron en su momento a nuestro fundador, el padre Jorge Dintilhac, según consta en muchas cartas suyas.

Tal como refieren las primeras palabras de la Constitución Apostólica sobre las Universidades Católicas, Ex Corde Ecclesiae, esta universidad también nació del corazón de la Iglesia y por eso le duele que la traten como una cosa o propiedad y no como a una comunidad de personas.

Como personas, recibimos de nuestros padres como primer regalo el nombre con el que se nos identifica. Ningún padre o madre puede prohibir a su hijo usar el nombre que le ha dado. Uno puede prohibir y rechazar que un extraño use su nombre sin autorización, pero una vez dado permanece como signo de vinculación e identidad que, como todo, evoluciona con el paso del tiempo.

Como persona jurídica con una identidad e historia, nuestra universidad deberá juzgar si debe nacer de nuevo, del espíritu universitario, y asumir y adoptar otra identidad –otro nombre-. El punto en discusión es un estatuto por definir y aprobar y no una disposición por obedecer; ésta indica la voluntad de la autoridad, aquél define la autonomía de una colectividad.

Como comunidad universitaria madura, que goza del reconocimiento público nacional e internacional, debe tomar sus propias decisiones con responsabilidad y libertad, no bajo violencia, amenaza o influencia indebida. Frente al temor, debe ser valerosa.

Entre tanto, como universidad católica, redoblemos esfuerzos para que la tarea académica cotidiana que hoy reiniciamos sea cada vez más un testimonio de excelencia y, así, de comprometido servicio con la Iglesia y con el país. Que el don de la palabra nos una y dé entereza; frente a la duda, determinación; frente a la insinuación, firmeza; y frente a la calumnia o el insulto, serenidad. Les deseo un buen semestre 2012-2.

Deja un comentario

Cancelar
Sobre los comentarios
Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los comentarios pasan por un proceso de moderación que toma hasta 48 horas en días útiles. Son bienvenidos todos los comentarios siempre y cuando mantengan el respeto hacia los demás. No serán aprobados los comentarios difamatorios, con insultos o palabras altisonantes, con enlaces publicitarios o a páginas que no aporten al tema, así como los comentarios que hablen de otros temas.