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"Hay cosas que pasan por mi cabeza y que solo puedo contar con imágenes"

La semana pasada, el artista brasileño visitó la PUCP para compartir su experiencia artística con alumnos de la Facultad de Arte y Diseño, y también aprovechó para presentar sus obras «Bárbaro» y «Teléfono descompuesto» (coautoría con Ilan Brenman) en la Feria Internacional del Libro. Moriconi, que nació en Sao Paulo (Brasil), nos contó sobre su acercamiento a la literatura a través de la Biblia, cómo llegó a la narrativa con imágenes y dio algunos consejos para artistas visuales que quieran explorar el arte del libro-imagen.

  • Renato Moriconi
    Ilustrador gráfico
  • Texto:
    Vania Ramos
  • Fotografía:
    Alex Fernandez

¿Leí en una entrevista que en tu infancia te acercaste a la literatura por la Biblia?

En Brasil tenemos una tradición religiosa y mi madre nos leía mucho la Biblia. Siempre tuve un interés por la espiritualidad, pues para mí tiene un sentido mágico de la vida. Cuando somos pequeños, no hay una distinción entre lo mágico y la realidad. Por ejemplo, recuerdo una parte de la Biblia donde el león quedaba al lado de las ovejas, esa era una imagen de paz muy fuerte, en mi cabeza de niño fue una cosa interesante. El mundo espiritual es muy simbólico, en la religión hay muchas imágenes y tuve influencia de eso, así como de los dibujos animados.

¿Cómo llegaste al concepto de libro-imagen?

Me gustan mucho los libros escritos y también los dibujados. Hay una tradición en la literatura llamada infantil que es hacer narrativas con palabras e imágenes, y hay otras, que son experimentos muy contemporáneos, de exclusión de palabras, una narrativa sin palabras. Me acerqué a eso porque me gusta mucho dibujar. Hay cosas que pasan por mi cabeza y que solo puedo contar con imágenes. Mi formación es de artista visual. Cuando trabajo con libros pienso mucho más como artista visual que como escritor, porque, si bien escribo, me apropio del libro como objeto visual, eso es muy fuerte en el libro-imagen.

¿Cómo es tu proceso creativo?

No hay un paso a paso, yo soy un poco desordenado, pero tengo facilidad para ver cosas que me conducen a un proceso creativo. Por ejemplo, en el libro Bárbaro, vi a unos chicos en un carrusel y me quedé pensando en qué pasaba por la cabeza de estos niños mientras estaban ahí. Después hice una relación con otras experiencias que tuve de niño. A partir de eso creé una obra visual. Después de un momento de inspiración, hay otro de dejar que el proyecto descanse, porque también creo que el tiempo va a decir si hay otra narrativa. También sucede que cuando los escritores me envían textos para crear una narrativa visual, los leo, y pienso acerca de todas las cosas que veo en imágenes, los simbolismos, los silencios de las palabras porque ahí puedo construir mi narrativa diferente de lo que el texto me dice. Procuro no ser redundante. Soy también comunicador así que tengo responsabilidad con mi público: debo proponer mi propia visión del mundo a los lectores.

¿Piensas en un público infantil cuando creas un libro-imagen?

Hay diferentes tipos de pensamiento para cada libro, pero hay algo que yo quiero comunicar independientemente si es para los chicos o no. Esto es un juego con niños pero también con los mediadores de la lectura. En la tradición del libro infantil y en la del libro gráfico, hay múltiples entradas, porque estoy hablando con chicos pero también con artistas visuales, con especialistas de literatura infantil, etc. ¿Qué es la idea de infantil? No hay un solo tipo de niño, estos hoy son vistos de manera diferente que hace 100 años. La mayoría de las personas cree que las imágenes es la forma de comunicarse con los niños, con las personas que no saben leer letras y esto no es verdad porque, cuando nosotros hacemos imágenes, estamos comunicándonos en otra lengua no escrita. Cuando leemos los símbolos de la lengua escrita, lo hacemos de izquierda a derecha y de arriba para abajo, comprendemos cuándo terminamos de leer todo; por el contrario, las imágenes son explícitas, las comprendemos en un golpe de vista, después notamos los detalles. Este es un proceso que los adultos se han olvidado de hacer: mirar con atención, porque cuando se mira así, hay muchas otras cosas que se están narrando, como símbolos, subjetividades.

¿Qué consejos podrías darle a un ilustrador/diseñador que quiere iniciarse en hacer libro-imagen?

Para escribir con palabras, debes escribir; para hacer libros-imagen, debes hacer guiones, dibujar mucho y leer visualmente. Cuando trabajamos con libros imágenes, tenemos que tener referencias y cultura visual, porque utilizamos símbolos que pertenecen a todos para comunicar algo. Recomiendo mirar libros, películas o cuadros que tienen la fuerza en la narrativa visual. Por ejemplo, en la película París-Texas, hay una narrativa paralela a las palabras habladas, las películas son una escuela de narrativa visual, así como los libros y los cómics.

Dato:

Los libros Bárbaro y Teléfono descompuesto, de Renato Moriconi, fueron publicados en el marco de los 25 años de la colección A la Orilla del Viento del Fondo de Cultura Económica. Están disponibles en la FIL Lima.

El Perfil

Nombre: Renato Moriconi

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