“El verdadero motor del éxito de la cuarentena en Wuhan ha sido el factor tecnológico”
La Dra. Patricia Castro Obando nos brinda un recuento y análisis sobre cómo vivió y afrontó China, país donde radica hace 16 años, las cuatro fases de la pandemia y qué lecciones podemos rescatar para el caso peruano. Estos temas los tocará en mayor profundidad en el conversatorio Factor murciélago: COVID-19 en China, que brindará de manera virtual.
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Patricia Castro Obando
Doctora en Antropología con especialidad en China por PUCP-Universidad de Beijing
Texto:
Oscar García MezaFotografía:
Héctor Jara
Usted brindará el conversatorio Factor murciélago: COVID-19 en China, organizado por la RAU (Oficina Responsable de Actividades Universitarias de Estudios Generales Ciencias) y el Instituto Riva-Agüero. ¿Qué le motivó a dar estas sesiones online vía Zoom?
Una de mis motivaciones para lanzar este curso es mi preocupación por cómo se ha elevado, de manera alarmante, la xenofobia en todo el mundo. En China, antes era mínima y focalizada, pero ahora es realmente un problema social. Pienso que es muy importante en estos momentos tender puentes de entendimiento. También, el objetivo del curso es comprender cuál ha sido el impacto de la pandemia en China y su respuesta ante la crisis. Está estructurado en cuatro sesiones, las cuales cubrirán el brote, la cuarentena, el monitoreo y la nueva normalidad. Es importante analizar cada una de estas fases en orden, a fin de poder entender exactamente por qué China tomó determinadas acciones. Usaré los artículos que he escrito, primero en Facebook y ahora alojados en el espacio @planetachina en Medium, así como fotos, videos y cuadros estadísticos.
Cuando la epidemia empezó en China a fines de diciembre y principios de enero hubo muy poca preocupación mundial, a pesar de que ya se sabía lo que estaba sucediendo. Podemos decir que el mundo no lo podía entender pero, más allá de excepciones, no existió un gesto global».
El historiador Yuval Noah Harari sostiene que la ventaja que tenemos los humanos frente al virus es que podemos compartir e intercambiar información. En ese sentido, ¿cuál es su opinión sobre la colaboración de China con los demás países en esta pandemia?
Es muy importante que sea de ambos lados. No solo cooperación de China hacia los demás países sino también viceversa. Cuando la epidemia empezó en China, a fines de diciembre y principios de enero, hubo muy poca preocupación mundial, a pesar de que ya se sabía lo que estaba sucediendo. Podemos decir que el mundo no lo podía entender pero, más allá de excepciones, no existió un gesto global. Actualmente, China está muy adelantada en esta pandemia, se encuentra en la etapa de monitoreo y, prácticamente, en la nueva normalidad. Pero tiene claro que no estará segura hasta que el mundo lo esté. Creo que existe un deber, en todo sentido, de China de cooperar con el mundo. No hablo solo a nivel de gobierno sino de las sociedades. ¿Por qué seguimos tan lejos a pesar de la globalización? Creo que pasa debido a que no nos comprendemos. Es un problema de China hacia Occidente y viceversa.
¿A qué factores se debieron que la cuarentena en Wuhan y, en general, en China haya sido exitosa?
La cuarentena en China ha sido selectiva. Mientras en Wuhan era estricta, en Beijing estaba siendo flexible. Actualmente, hay ciudades en el norte del país que permanecen en aislamiento. ¿Por qué funcionó en Wuhan? Dando una respuesta general, podemos hablar de tres componentes. Por un lado el político, que no se trató de acatar por miedo las órdenes de un gobierno autoritario sino de una alta cooperación de la gente en quedarse en casa. Otro factor es el sociocultural. Esta es una cultura que se basa mucho en la jerarquía, y tiene arraigado el concepto del colectivo y la disciplina. Desde afuera se lee “a ellos les funcionó porque tienen ese elemento cultural y nosotros no”. En parte es cierto, pero tampoco justifica el éxito. El verdadero motor ha sido el factor tecnológico, dentro del cual hay tres aspectos: el servicio de delivery, que es muy común en el país; la fuente de abastecimiento, es decir supermercados, restaurantes, farmacias que tienen tiendas virtuales; y el modo de pago, que es digital, pues prácticamente ya no se usa efectivo.
Respecto a las lecciones, considero que el desarrollo tecnológico es urgente. Esta no es la última epidemia que enfrentamos, van a venir muchas más, y si no tenemos a la tecnología como escudo y plataforma para salir de ella, no vamos a estar suficientemente protegidos ni podremos remontar las otras olas que vienen».
En esa etapa de monitoreo, ¿cómo se ha utilizado la tecnología a fin de evitar los contagios y mantener la distancia social en espacios concurridos, como el transporte y los supermercados? Por ejemplo, aquí en Perú, tenemos la app Perú en tus manos, ¿allá usan alguna similar?
Durante la etapa del brote y cuarentena tuvimos una app que, según tu punto de ubicación, te mostraba a los contagiados más cercanos. Así podíamos saber por qué sitios no ir. Ahora contamos con unas aplicaciones mucho más efectivas, que las llamamos semáforos. Antes de ingresar a cualquier lugar, escaneas un código QR, el cual te arroja como resultado rojo si estás infectado -y tienes que ir a un hospital-, amarillo en caso debas volver a casa y allí hacer cuarentena, o verde que te permite ingresar y seguir transitando. Esas apps saben cuáles han sido tus movimientos en los últimos 14 días y han sido hechas a partir del big data.
Usted comenta en su espacio Planeta China en Medium que desde el 8 de abril empezó un baile “con características chinas”. ¿Qué lecciones podemos sacar de este para un baile peruano?
Este baile con características chinas tiene dos parantes. Por un lado el control sanitario, el cual sigue siendo tan riguroso como al principio, y la reactivación económica, basada en impulsar el consumo. Pienso que de China debemos aprender lecciones y antilecciones, así como verlo de ida y vuelta. Es importante tomar en cuenta que son realidades muy distintas, tanto por factores político -aquí el régimen es unipartidista y autoritario, pero goza de una mayoritaria aprobación-, económico y sociocultural. Respecto a las lecciones, considero que el desarrollo tecnológico es urgente. Esta no es la última epidemia que enfrentamos, van a venir muchas más, y si no tenemos a la tecnología como escudo y plataforma para salir de ella, no vamos a estar suficientemente protegidos ni podremos remontar las otras olas que vienen. Los científicos chinos anuncian una segunda ola para noviembre. Frente a esto también hay antilecciones. El gobierno chino controla toda la información. Debemos aprender la importancia y función de los medios de comunicación, y la gran ayuda que nos da la información, que debe ser transparente para combatir la incertidumbre.
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