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¿Otro Bagua? Sobre la minera informal y la crisis actual

Los luctuosos episodios ocurridos el domingo 4 pasado ponen de manifiesto, una vez más, la incapacidad de comprender la existencia de un área cultural diversa.

  • Héctor Noejovich

Aun cuando por distintas motivaciones suelen concurrir ambos elementos; la informalidad, donde se enraízan comportamientos ancestrales, sigue siendo incomprendida y, obviamente, se carece de políticas adecuadas para dialogar, pactar e institucionalizar aspectos de nuestra diversidad cultural.

El motivo de los sucesos fue el Decreto de Urgencia N°012-2010, publicado en el Diario Oficial El Peruano el 18 de febrero. Este invoca dispositivos diversos entre sí, como la Ley Orgánica para el aprovechamientos sostenible de recursos naturales (N°26821), la Ley General de la Salud (N°26842) y la Ley General del Ambiente (N°28611).

Pero lo que más llama la atención es el alcance del citado decreto, ya que se refiere específicamente a la minería aurífera de Madre de Dios, aun cuando los argumentos hubieran podido ubicarse en cualquier región con minería informal, no solamente del oro.

Además, ¿por qué un Decreto de Urgencia sobre un asunto de larga data? ¿Por qué no discutirlo en el Parlamento? En efecto, la minería informal viene de los tiempos coloniales y continúa en la época republicana, sin que haya sido combatida en forma drástica y violenta.

Una primera motivación para la urgencia parece haber sido la económica, debido al precio del oro como se puede apreciar en el siguiente gráfico.

Si bien el precio del oro viene en constante aumento, especialmente a partir del 2006, su alza se aceleró a partir del último cuatrimestre de 2008. Evidentemente, se ha vuelto rentable una explotación industrial en sustitución de la artesanal. La utilización de dragas por estos últimos es un ejemplo de tecnificación, que depende de la relación precio/costo. Quienes tienen recursos para utilizar maquinaria pesada, también los tienen para reducir los costos de los insumos, en este caso el mercurio utilizado en el proceso de amalgama, que se conoce desde hace más de 400 años.

Adicionalmente, el argumento tributario es discutible, dado que la presión tributaria sobre el sector minero ha ido disminuyendo en los últimos 50 años, creando una inequitativa distribución de la carga tributaria, al menos en términos sectoriales(1).

La otra motivación ha sido la formalización, como nuevo fetiche del desarrollo, que desconoce las costumbres y modalidades de larga data. Las leyes invocadas en los considerandos son fundamentos ambiguos toda vez que no se trata de un recurso renovable y no están claras las amenazas para la salud y el medio ambiente, salvo en el caso del mercurio, si este no es reutilizado. En todo caso, son temas sobre los que la ciudadanía debería estar informada y, especialmente, debatidos en el Congreso y no entre gallos y medianoche. Asimismo, dado el tiempo transcurrido desde su promulgación, deberíamos haber tomado conocimiento este Decreto de Urgencia antes que se produjeran las muertes, como fue en el caso de Bagua.

Hechos como este son una expresión de la cultura del caballazo a la que, lamentablemente, han sido proclives los gobiernos, tanto democráticos como autocráticos a través de subterfugios legales, como los Decretos de Urgencia cuando no hay urgencia alguna. Urgente es la reconstrucción de Pisco y sin embargo parecería ser más urgente hacer estallar un conflicto social que, sin duda, estaba latente pero que, por su envergadura, como fue el caso de Bagua, merece un debate e información adecuada previa a la masacre.

(1) Cuentas Scott, Juan Carlos. La importancia del nivel de precios de los metales en la Recaudación Tributaria peruana desde 1968 al presente, Lima, PUCP, Tesis de Licenciatura en Ciencias Sociales con mención en Economía, 2007

Etiquetas:
Bagua
conflicto
minería

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