"Me voy para dedicar tiempo a la investigación"
Una certera comprensión de los sucesos internacionales ha catapultado, no solo en la academia, a Farid Kahhat, profesor del Departamento de Ciencias Sociales de la Católica. En los últimos años, sus observaciones han sido requeridas con mayor frecuencia en los medios de comunicación. Ya en el 2000, era comentarista en CNN en Español. Cinco años después, fundó la Especialidad de Ciencia Política y Gobierno en la Facultad de Ciencias Sociales de nuestra Universidad. Y este mes, partirá a México por un año, contratado como profesor visitante por el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), donde culminará un libro sobre seguridad internacional.
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Farid Kahhat
¿El trabajo que realizará en el CIDE se vincula con la situación de México?
Yo trabajé en el CIDE del 2000 al 2005. Ahora me contratan por un año. Implica un mínimo de docencia, solo un curso, y sobre todo investigación. Escribiré un libro sobre teoría y seguridad internacional basado en un curso que he dictado aquí y dictaré allá. Tiene más contenido sudamericano, pero incluiré la situación mexicana. Sí hay un debate sobre esta guerra contra el narcotráfico. En México, la palabra «guerra» es apropiada: ha producido 23 mil muertes en cuatro años. Eso origina debates: ¿es la forma adecuada de lidiar con el problema? Empiezan a ganar fuerza posiciones que sugieren al menos la legalización del consumo de sustancias como la marihuana. En la capital se ha despenalizado la posesión de marihuana para consumo personal. Pero es solo en Ciudad de México, donde las tasas de homicidio son las más bajas del país.
¿También tratará casos como el de Colombia y el del Perú?
Sí. El Plan Colombia acaba de cumplir diez años. Teóricamente fue aprobado como un plan antinarcóticos, pero en la práctica ha sido un plan contrainsurgente. Sus éxitos han sido en el frente contrasubversivo; en el tema del narcotráfico, son bastante menores. En la situación del narcotráfico en el conjunto de la región andina, la producción y tráfico de cocaína no se han reducido. Cuando cae Colombia, sube Perú. En el caso peruano, lidio con las hipótesis de conflicto que algunos sectores manejan entre el Perú y Chile. Mi opinión es que no son hipótesis lógicamente consistentes.
En los últimos diez años, han surgido varios programas de ciencia política. ¿Tiene que ver con el desprestigio de la política en el fujimorato y la descentralización posterior que mostró déficit en la capacidad de gasto de gobiernos del interior?
Sí, exactamente. Por un lado, había una concepción errada: la política económica debía ser administrada por técnicos aislados de presiones sociales, como si fuera plausible y deseable. La política económica nunca es un tema meramente técnico, porque los fines que persigue son producto de un debate político; son eminentemente políticos. Además, vimos los límites del discurso antipolítico: donde no hay división de poderes y el presidente cree tener un mandato para manejar discrecionalmente las riendas del Estado, puede terminar un país saqueado por una mafia y totalmente desinstitucionalizado. Por otro lado, el Perú ha sido centralista real y formalmente. La literatura en otros países demuestra que la descentralización lleva a que los gobiernos regionales tengan, por ejemplo, política exterior propia, como Alemania. Es decir, surgen nuevos temas que no existían antes de procesos como el de regionalización.
En las expectativas de los alumnos, ¿algunos tienen vocación política?
No. La mayoría entiende que la idea no es necesariamente formarse para dedicarse a la práctica política, sino al estudio de la política y a la asesoría de quienes ejercen cargos políticos. Cuando los entrevistamos, virtualmente nadie quería dedicarse a la política, salvo aquellos que ya tenían militancia. Es distinto en la maestría, donde gente que ya tiene cargo público y/o carrera política decide perfeccionar sus conocimientos en el tema en que se desempeña públicamente. Ha habido gente de todas las tiendas políticas: Ollanta Humala fue alumno; Jorge Morelli, del fujimorismo, lo es ahora; Milagros Campos, asesora de los parlamentarios del PPC, sigue ahora nuestro doctorado; Omar Quesada, secretario general del Apra, estudia en la maestría… Presumo que reconocen a esta como la mejor escuela de posgrado en ciencias política. También tenemos alumnos de las tres fuerzas armadas, algunos con sus recursos, otros enviados por sus instituciones.
Sus estudiantes lo van a extrañar. Va a desaparecer de Frases PUCP.
No lo sé. Así como hay el Día del Pollo a la Brasa, han creado el Día del Politólogo. Habrá un almuerzo el 17 de julio, que será una despedida para dos profesores que nos vamos al menos por un año: el profesor Eduardo Dargent, que se va a terminar su tesis de doctorado, y yo, que me voy para dedicar tiempo a la investigación. La idea es volver con el libro. En Frases PUCP quiero dar oportunidad al rector, que está ubicado en un distante segundo lugar, y sobre todo al Gran Canciller Cipriani, que tiene una boquita de caramelo que me parece francamente envidiable y que podría destronarme de ese popular blog si llegara a tener mayor injerencia en los asuntos de la Universidad.
Para nada. He tenido plena libertad. Puede haber problemas de diverso tipo, pero si algo rescato aquí es la libertad académica. Por esa razón, me opongo a un eventual control del arzobispo Cipriani, porque, finalmente, eso se perdería en caso de que entrara.
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