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"Las series de televisión son ahora un desafío para la literatura"

La escritora colombiana visitó la PUCP para presentar Hot Sur, su última novela que indaga sobre la pertinencia o no del sueño americano. Se confiesa disciplinada y obsesiva a la hora de escribir. Cuando no está de gira por el mundo, se la pasa, recluida en una casa alejada en México, escribiendo todo el día y todos los días desde las 5 de la mañana.

  • Laura Restrepo
    Escritora y periodista colombiana
  • Texto:
    Miguel Sánchez Flores
  • Fotografía:
    Stefany Aquise

¿Tu nueva novela se pregunta si el sueño americano aún perdura?

Siempre me gustó una frase de Oscar Wilde que dice: «el que se va, es por ya se ha ido».  En Hot Sur un personaje retoma ese dicho y dice: «si un Imperio cae es porque ya ha caído». Ese era el marco que le quería dar a la novela, es decir, el sueño no se acaba cuando se desploman las estructuras materiales, sino en el momento en el que la gente deja de soñar con eso, cuando deja de ser un compendio de necesidades. En general, en el libro, hay una toma de conciencia que de repente ese no era el camino, o que aquel ya no tiene mucho que ofrecerte.

¿María Paz, el personaje principal, a diferencia de su madre es alguien desencantada de ese sueño?

La novela tiene dos planos: por un lado, la madre que quiere llegar alcanzar el sueño y no duda en partirse el lomo para ello; y, por otro, la hija que hace el recorrido contrario. En cierto modo son dos flechas disparadas en sentido inverso: la madre haciendo lo indecible por llegar y la hija haciendo lo mismo pero por salir.  Se trata de una tensión entre dos épocas, la madre pertenece a esa generación en la que el sueño americano tenía una vigencia loca y funcionaba como el motor de ilusiones. El personaje de María Paz se desencanta y empieza a buscar otros horizontes no solo geográficos sino también emocionales.

¿Crees que el sueño americano ha dado paso al sueño del «desarrollo» latinoamericano?

Con toda clase de problemas y fallas, creo que América Latina ha sido más audaz al replantear la democracia en otros términos, al tratar de buscarle contenidos, pero sobretodo al vincularla a una vieja exigencia que en los viejos países desarrollados se perdió que es el de hacer un estado social y ver por el bienestar de las mayorías. Eso se olvidó en todas partes con la privatización y el afán de lucro, y creo y veo que en América Latina hay interés por revivir eso.

Hay muchas referencias a la cultura popular en tu libro. ¿Qué opinas de lo que está haciendo ahora la televisión sobre todo con las series?

Estoy convencida que la televisión es un desafío para la literatura. Ahora se hacen cosas muy literarias que atrapan al televidente y que lo trasladan a una aventura que no lo suelta. Por ejemplo, Los Soprano, un portento de obra literaria, Game of Thrones; Treme, sobre del después del Katrina en New Orleans; Mad Men, serie que está tan bien montada. Entonces, las series de ahora, tienen calidad literaria y están hechas para atrapar a quien lo ve, develar una época y además presentan una forma muy vivaz de plantear conflictos. Hay que mirar eso y hay que aprender de eso, la televisión en muchos sentidos tomó la delantera incluso con respecto al cine.

¿Cómo escribes?

Me encierro. Doy giras y viajo mucho, pero después me voy a una casa que tengo en un pueblo mexicano, con mis perros y mi marido que está retirado, y me encierro. Trabajo desde las 5 de la mañana y trabajo todo el día y todos los días. Soy obsesiva y disciplinada y creo que sin eso no saldría nada. Hay gente genial que no necesita hacerlo, pero conmigo no.

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