"Las ciencias sociales tienen un componente crítico esencial"
En 1964, el R.P. Felipe Mac Gregor, S.J., entonces rector de la Católica, propuso que se creara la Facultad de Ciencias Sociales. A 45 años de tan importante fundación, Catalina Romero, su actual decana, ofrece sus impresiones acerca de la trayectoria de las ciencias sociales en nuestra Universidad y en el país.
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Catalina Romero
¿En qué escenario social nacional fue fundada nuestra Facultad de Ciencias Sociales?
Precisamente, el Coloquio de Egresados nos permitió recoger el clima que había hace 45 años, y se trataba de un momento de cambios en el país y en el que, además, había consenso respecto de que el cambio era necesario. En el 64 era presidente Belaunde, quien había sacado a todos los estudiantes por Cooperación Popular a recorrer el país, era un momento de integración luego de mucho tiempo en que Lima había sido el Perú. Además, las comunidades estaban movilizándose, tomando tierras y reclamando derechos. Había que reformar el país y la duda estaba entre ejecutar reformas sociales paulatinas o impulsar un cambio más rápido. Ahora ocurre lo mismo, y surge la necesidad de acompañarlo con un entendimiento y una búsqueda de acuerdos y consensos.
Al fundarse la facultad, ¿qué enfoques eran los paradigmáticos en ciencias sociales y cuáles las problemáticas centrales?
El paradigma dominante era el estructuralismo-funcionalismo: la sociología aplicada a la investigación, en donde la sociedad era entendida como una estructura guiada por valores y normas producidos por el sistema. Bajo esta perspectiva trabajaron las primeras cuatro o cinco promociones. El tema de estudio principal era la modernización y el cambio: cómo transformarnos de una sociedad tradicional a una moderna. Luego viene la Cepal (Comisión Económica para América Latina y el Caribe) y las escuelas de pensamiento latinoamericano, que es desde donde se empieza a plantear la teoría de la dependencia, que se basa en que nuestras sociedades son distintas y nuestro proceso de industrialización, también. Estamos integrados a un sistema capitalista mundial que nos pone condiciones.
¿De qué manera cambiaron los paradigmas y las problemáticas tras el gobierno militar y la experiencia del terrorismo?
Cada década ha ido planteando nuevos problemas. Siempre hemos sido desafiados por nuestra realidad, que no es fácil de entender con modelos y teorías desarrolladas en otras partes. Toda sociedad se considera única, de ahí que nosotros enfaticemos la producción de conocimiento teórico vinculado con la investigación. Siempre hemos sido una comunidad plural, con diferentes puntos de vista en cada una de nuestras especialidades: Antropología, Economía, Sociología y ahora Ciencia Política. Acá hay profesores que defienden propuestas liberales y otros que defienden propuestas de izquierda.
¿Por qué el sentido común tiende a asociar las ciencias sociales con perspectivas de izquierda?
Porque las ciencias sociales tienen un componente crítico esencial en su fundación y razón de ser. El conocimiento sobre nosotros mismos hace que tomemos distancia respecto de quiénes somos y cómo nos organizamos, de manera que ponemos el dedo sobre aquello que se silencia, sobre las bases de lo que somos. Hay quienes dicen que las ciencias sociales son la ciencia de lo obvio pero, precisamente, lo obvio es lo que pasa como normal, como natural. Cuando se habla de racismo, pues es obvio que somos racistas, pero cuando nos detenemos en por qué somos racistas, en qué prácticas se ve eso, es decir, cuando el tema se hace público, estás siendo molesto. Ese elemento crítico es lo que nos hace aparecer como parte de lo que el sentido común denomina «izquierda».
A propósito del aniversario de la facultad se ha publicado el libro Cambios sociales en el Perú: 1968 – 2008. ¿De qué forma se afronta hoy el cambio?
Como comunidad académica nunca hemos tenido una propuesta de cambio social. Lo hemos estudiado, trabajado y, como profesores, todos tenemos una posición de compromiso personal con el cambio y con la política en el país.
Antes, resultaba claro que la arena de lucha era la política. Ahora, ¿cuál es?
La pregunta es de fondo y creo que el espacio de una entrevista queda corto. Sin embargo, creo que el verdadero cambio social solo puede ser ayudado por una intervención. Los cambios ocurren de manera más masiva, por lo que la gente hace cotidianamente. Una ley no cambia el mundo, el cambio comienza en la vida diaria y en cómo cada uno va transformándose. Así, viene de las visiones y proyecciones diferentes que la gente empieza a tener y en las cuales se puede incidir desde los medios de comunicación, las religiones, el mercado. En ese sentido, creo que la nueva arena de lucha está en los gobiernos regionales, en los nuevos liderazgos locales, en las nuevas narrativas nacionales que surgen desde ahí.
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Entrevista: Pablo Torrejón
Fotos: Rodolfo Herrera
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