La pedagogía de la educación social trata fenómenos sociales, tanto aquellos que tengan una situación problematizada como las de contexto normalizado y, en esa unidad, existen las vertientes de investigación e intervención.

Este es un concepto de prevención mucho más amplio y en diferentes niveles, en función de la relación que hay con la sustancia. Lamentablemente, el tema de las adicciones y las drogas tiene un foco muy general casi en todas partes. La mirada es más de enfermedad, de intervención. Se trata de un fenómeno social que no podemos sesgar solo por una vertiente sanitaria. Nosotros añadimos la mirada de la educación.

¿Por qué centrarse en el proceso socioeducativo?
Porque la educación es bastante determinante en la medida en que se manifiestan los procesos de socialización. Hay que entender educación como un proceso en un amplio sentido que involucra todos los momentos y dinámicas de la vida social.

La educación se concibe en el marco formal como la escuela, pero también se da en otros entornos: hay una educación familiar, social y cultural. En todos los aspectos, la educación cumple un papel muy importante en la socialización y debería orientarse al desarrollo de sus factores de protección al poder anticiparse y hacer que la persona sea capaz de afrontar esta relación con las drogas de la manera más positiva posible. De ahí la necesidad de trabajar este enfoque. Tiene que hacerse en estos diferentes escenarios. Por eso la pedagogía y la educación social tienen este alcance.

La situación social y legal de las drogas también tiene un papel muy importante en el aspecto cultural para determinar qué tan incorporada estará la sustancia. De modo que la sustancia misma y el contexto en el que se desenvuelva son los que van a definir en parte cuál es la situación.