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La importancia de hablar sobre racismo

  • Jackeline Velarde
    Coordinadora de Diversidad y Ciudadanía - Dirección Académica de Responsabilidad Social

Este 21 de marzo* reflexionemos sobre la enorme labor que nos queda por realizar, y también, caer en cuenta de que el racismo y la desigualdad no acabaron con la independencia, sino que, luego de dos siglos, permanecen vivos".

Desde los primeros meses de este año hemos visto ejemplos de racismo explícito y visceral. Señoras “choleando” a gritos en la vía pública, personas argumentando que las nanas no tienen derechos dentro de un club privado, revistas que presentan como “solteros codiciados” solo a personas blancas de apellido compuesto, entre otros casos.

El año pasado, el Ministerio de Cultura realizó la Encuesta nacional de percepciones sobre diversidad cultural y discriminación. Uno de los principales resultados del estudio fue que el 53% de los entrevistados considera que los peruanos son racistas o muy racistas; sin embargo, solo el 8% se reconoció a sí mismo como racista.

Hace poco, en el marco de un taller en el que dialogamos sobre reconocimiento positivo de la diversidad, una estudiante preguntó por qué no se habla más explícitamente de racismo, como se habla, por ejemplo, de machismo y otras manifestaciones de violencia en la Universidad. Su pregunta resonó en mi cabeza. ¿Por qué existe tanta resistencia? Pensaba en lo acostumbrados que estamos a mirar el problema como ajeno y lejano; a analizar la realidad desde lo académico, sin reconocer que la cotidianeidad de la vida universitaria nos golpea más seguido de lo que creemos, con situaciones reales y contundentes. La burla y segregación por cuestiones de raza y clase son una constante en el espacio universitario y para evidenciarlo basta revisar el contenido de las redes virtuales en los que la comunidad universitaria interactúa. De qué nos sirve investigar y discutir sobre el racismo en el Perú, si nos cuesta aún reconocernos como parte del problema. Afortunadamente, el campus es cada vez más diverso. Tenemos estudiantes de todas las regiones del país, de comunidades nativas andinas y amazónicas; sin embargo, nos hace falta mirar más de cerca y con mayor empatía cómo estamos gestionando la diversidad.

Tres ideas claves de la responsabilidad social universitaria tienen que ver con esto: fortalecer la agencia, la empatía y la toma de postura de los sujetos. Si bien el problema del racismo tiene que ver con condiciones estructurales, la apuesta es formar estudiantes que sean conscientes del problema, que se autorreconozcan y que también sean capaces de ponerse en los zapatos del otro, que cuestionen sus privilegios y observen sus lugares de enunciación.

Este 21 de marzo* reflexionemos sobre la enorme labor que nos queda por realizar, y también, caer en cuenta de que el racismo y la desigualdad no acabaron con la independencia, sino que, luego de dos siglos, permanecen vivos.

*21 de marzo, Día Internacional de la Eliminación de la Discriminación Racial

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