Ir al contenido principal Ir al menú principal Ir al pie de página

“La ciencia que se enseña y se aprende es androcéntrica”

En un momento importante de la re valorización del papel de las mujeres en la sociedad, es necesario cuestionar el rol que ocupa en ámbitos académicos y científicos. Para Gloria Bonder, coordinadora de la red global de Cátedra Unesco de Género, se está trabajando en disolver estereotipos pero aún falta mucho para reducir la brecha de género.

  • Gloria Bonder
    Coordinadora de la Red Global de Cátedra Unesco de Género
  • Texto:
    Vanessa Romo
  • Fotografía:
    Christian Ugarte

¿Cuál ha sido el proceso para visibilizar a la mujer en la ciencia?

Hay capas de invisibilidad, que son como las de una cebolla. Por ejemplo, hay un trabajo necesario sobre los aportes de las mujeres en la historia de la ciencia sobre todo en Europa. Aún nos falta reconocer a más mujeres en América Latina, ya que, dependiendo de las regiones, la invisibilidad es mayor. Sobre la práctica de la ciencia, también ha habido un avance: hoy es menos evidente la discriminación a la mujer científica, pero si sacas la capa de lo políticamente correcto, aún existen las microdesigualdades. Esto tiene que ver con las culturas institucionales, con los paradigmas dominantes que hay en la ciencia.

¿Esto es evidente en la repartición de los puestos de poder?

Este paradigma sigue manteniendo núcleos de resistencia en la distribución de poder. Hace unos años hicimos una investigación para saber cuántas mujeres se ubicaban en puestos de decisión en la industria del software. En ese momento no había mujeres presidentas en esa industria pero sí gerentes. Lo primero que notamos era su manera de vincularse con su puesto laboral, que era visto como un privilegio porque había sido difícil conquistarlo. Sin embargo, cuando se trata de exigir condiciones salariales o derechos como licencias por diferentes motivos, en realidad muy pocas veces lo hacen desde una posición de sujetos de derecho, sino más bien negociando ventajas o dádivas.

¿En ese estudio pudieron ver si el hecho de tener mujeres en puestos de decisión implica que se implementarán políticas con enfoque de género?

Esto no se da necesariamente. El que la mujer tenga la misma oportunidad y derecho de ejercer un cargo de importancia es cuestión de justicia. Pero que alcancemos eso no garantiza aún que las mujeres también tengan un compromiso con el conjunto de su género. Es deseable y hay que trabajar para eso, pero por ahora luchamos para que se cumpla lo que es justo, como que haya mujeres directoras de laboratorio o ministras en ciencia y tecnología.

Es un proceso de largo aliento ese cambio de mentalidad…

Por ahora el trabajo principal es nivelar los números. Lo que sigue es cambiar las culturas institucionales, y luego cambiar la forma de crear y el tipo de conocimiento que se crea en la ciencia y tecnología, en qué tipo de paradigma en la ciencia nos basamos. Hay muchas cosas para revisar en la forma en la que se enseña y se hace la ciencia.

¿Alguna vez sufrió discriminación por ser mujer en su vida académica?

Sí. Yo soy psicoanalista e hice mis estudios doctorales en Educación. Cuando empecé a dedicarme a los temas de género, un colega hombre me dijo que no entendía cómo siendo yo tan inteligente podía concentrarme en un tema tan banal. Me discriminaba de una forma curiosa y compleja; para él, mi trabajo no correspondía con lo que significaba hacer ciencia para ciertos estándares. Esa es una forma de devaluación y se da cuando uno se aparta de la norma o de lo esperado.

¿Cómo se da esta discriminación en el plano de la educación primaria?, ¿ha examinado eso?

Hay que tener en cuenta que la ciencia que se enseña y se aprende es androcéntrica. Se imparte un conocimiento que tiene al varón como representante de la humanidad, como diría Simone de Beauvoir. También hay esta influencia en la relación entre el profesor y el alumno. Una investigación que se realizó en varias escuelas primarias de América Latina mostraba que en la clase de Matemáticas se les dejaba problemas sencillos a mujeres y las preguntas que requerían razonamientos más complejos se dirigían a los hombres. También se observó que muchos profesores les dedican más tiempo de enseñanza a los niños porque se piensa que ellos seguirán carreras y que las niñas tendrán otros intereses. Estos comportamientos se naturalizan, y se van fijando las formas de pensar y de sentir.

¿Cómo debería mirarse a la mujer dentro de la ciencia?

Creo que no hay “la mujer”, somos mujeres, en plural. La construcción que unifica reafirma estereotipos. Hay mujeres diversas dependiendo de la cantidad de situaciones ya sean sociales, étnicas, de orientación sexual, así como hay varones diversos. El problema en el tema de la diversidad es que no le damos el mismo valor a lo diferente. ¿Por qué vale más ser ingeniero que ser enfermera, si ser enfermera es una profesión de inmenso valor social? La diversidad aparecerá en un plano igualitario cuando se le dé un mismo valor.

Etiquetas:
genero
Gloria Bonder

Deja un comentario

Cancelar
Sobre los comentarios
Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los comentarios pasan por un proceso de moderación que toma hasta 48 horas en días útiles. Son bienvenidos todos los comentarios siempre y cuando mantengan el respeto hacia los demás. No serán aprobados los comentarios difamatorios, con insultos o palabras altisonantes, con enlaces publicitarios o a páginas que no aporten al tema, así como los comentarios que hablen de otros temas.