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Joseph Ratzinger: Teólogo, Pontífice, Papa emérito

  • P. Juan Bytton, SJ
    Departamento de Teología

No es fácil resumir en pocas líneas la vida y trascendencia de una personalidad como Joseph Ratzinger, papa Benedicto XVI. Se ha ido uno de los artífices y testigos de la renovación de la Iglesia a partir del Concilio Vaticano II. Un teólogo de primera línea que supo escribir e interpretar el pensamiento teológico que impulsó el Concilio y su recepción, porque para él era preciso “seguir no los textos del Concilio, sino su espíritu”, promoviendo así una “hermenéutica de la reforma”, que sin duda supo continuar y operar el papa Francisco, su sucesor, hasta hoy.

Siendo Papa, en el discurso inaugural de la V Conferencia del Episcopado Latinoamericano en Aparecida-Brasil, dejará en claro su pensamiento con respecto a la centralidad de la opción preferencial por los pobres en la vida de todo cristiano".

Fiel al papa Juan Pablo II, como su consejero y prefecto de la Congregación de la Doctrina de la Fe, desde 1981 hasta su elección como papa en el 2005, Ratzinger tuvo una incansable actividad intelectual y doctrinal. En el año 1986, se le encomienda, junto a otros cardenales, la elaboración de lo que será el Catecismo de la Iglesia Católica, el Vademécum de las verdades de fe, doctrina y sacramentos que guían al cristianismo. Asimismo, tuvo distintas reacciones a iniciativas teológicas venidas de todas partes del mundo. En particular, en relación con la Teología de la Liberación -que nacía en América Latina como propuesta de una lectura cristiana de la realidad social y humana- Ratzinger escribe dos documentos (1984 y 1986) que busca aclarar algunos puntos de esta propuesta o “carta de amor a Dios”, en palabras de Gustavo Gutiérrez. Nunca será condenada la Teología de la Liberación, ni sus fundadores y promotores. Siendo Papa, en el discurso inaugural de la V Conferencia del Episcopado Latinoamericano en Aparecida-Brasil, dejará en claro su pensamiento con respecto a la centralidad de la opción preferencial por los pobres en la vida de todo cristiano, porque está en el centro del evangelio: “La fe nos libera del aislamiento del yo, porque nos lleva a la comunión: el encuentro con Dios es, en sí mismo y como tal, encuentro con los hermanos, un acto de convocación, de unificación, de responsabilidad hacia el otro y hacia los demás. En este sentido, la opción preferencial por los pobres está implícita en la fe cristológica en aquel Dios que se ha hecho pobre por nosotros, para enriquecernos con su pobreza (cf. 2 Co 8, 9)”.

Para él, no hay nada más definitivo en la vida de un creyente que el encuentro personal con Jesucristo".

En su pontificado de 8 años nos dejó tres cartas encíclicas, principal documento que escribe un papa en actividad, que marcan asimismo su legado y su concepción de Iglesia, comunidad y testimonio, para el mundo de hoy: Deus caritas est (2006), Spe Salvi (2007), Caritas in Veritate (2009). Amor, esperanza y caridad que marcaron la apasionante labor de este “humilde siervo en la viña del Señor”, como él mismo se definió en sus primeras palabras como Benedicto XVI. Para él, no hay nada más definitivo en la vida de un creyente que el encuentro personal con Jesucristo: “No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva” (Deus caritas est, 1).

Como todo líder, su gestión no estuvo exenta de dificultades y de diversas interpretaciones. Tomó decisiones consideradas polémicas por diferentes espacios. En su deseo de acercar a posturas extremas de la Iglesia, levantó la excomunión a cuatro obispos ultratradicionalistas; por otro lado, promovió la celebración de la Misa en latín, permitiendo el uso del antiguo Misal. En otros ámbitos, se enfrentó a los crímenes de abusos sexuales promovidos por hombres y mujeres de Iglesia, a la traición de personas de confianza ante la filtración de documentos confidenciales y a polémicas con el Islam a partir de un discurso pronunciado en Ratisbona en el 2006.

Su legado más importante, aquel que unió su pensamiento con sus acciones fue la renuncia al pontificado el 11 de febrero del 2013, la más revolucionaría de sus decisiones".

Sin embargo, su legado más importante, aquel que unió su pensamiento con sus acciones fue la renuncia al pontificado el 11 de febrero del 2013. Allí, Joseph Ratzinger demostró que la misión está sobre las personas y los cargos, cuando se tiene clara la distinción entre poder y servicio, cuando se es “consciente” (palabra repetida tres veces en su discurso de renuncia) de lo que implica gobernar por el bien de todos, y “se puede renunciar en un momento sereno, o cuando ya no se puede más”. Leyendo la historia en perspectiva, podemos decir que esta fue la más revolucionaría de sus decisiones.

Finalmente, su relación cercana con nuestra casa de estudios se refleja en su nombramiento como doctor honoris causa por la PUCP, en 1986.

Requiescat in pace, Joseph Ratzinger – Benedicto XVI.

Roma, 31 diciembre del 2022

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