"Es difícil que se llegue a una huelga de policías similar a la de 1975"
El 5 de febrero de 1975 Lima y el Callao amanecieron sin protección policial. La razón: un paro convocado por la Guardia Civil y acatado por los tres grupos que formaban en aquella época a la Policía Nacional. Durante las primeras horas de la mañana, cientos de personas iniciaron desmanes y saqueos a entidades públicas y privadas. Fueron varias horas de incertidumbre, caos y violencia que hicieron tambalear al gobierno del General Velasco Alvarado.
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Víctor Torres
¿Cuál era la situación de la Policía en 1975?
En esa época la Institución estaba dividida en tres: Guardia Republicana, Guardia Civil y Policía de Investigaciones. Además, fue marginada de la división del poder que estaba en manos de los militares. Tanto así, que el jefe de la Policía era un General del Ejército. Y a los policías no se les daba los beneficios salariales o de puestos públicos que recibían los miembros de otras fuerzas. Para 1975, tenemos un gobierno en crisis: Velasco está enfermo, hay crisis económica e incertidumbre política. Es en ese momento que se produce la huelga, básicamente por los sueldos. Aunque hay un incidente muy recordado: al parecer un edecán de Velasco abofeteó a un miembro de la Guardia Civil. Y la Guardia Civil decide iniciar el amotinamiento en el Cuartel de Radio Patrulla en La Victoria.
¿Qué pasó ese 5 de febrero de 1975?
Todo comenzó el 3 de febrero con el amotinamiento de un gran grupo de policías en Radio Patrulla de La Victoria. Los días 3 y 4, en la ciudad solo algunos policías salen a hacer sus labores y para la madrugada del 5 la insurrección es controlada por los militares sin pérdidas humanas, según algunas versiones. Tras estos sucesos, por la mañana del día 5 ningún policía sale a las calles y Lima está totalmente desprotegida pues los militares salieron mucho más tarde, aproximadamente a la 1 de la tarde. Esto es aprovechado por elementos de mal vivir, delincuentes, pero también por elementos organizados contrarios al gobierno que aprovechan para protestar, atacar dependencias públicas, quemar periódicos y saquear tiendas. Finalmente los militares controlan la situación pero ya habían habido muchos daños. Según cifras del gobierno mueren 86 personas, pero existen muchas informaciones que afirman fueron más.
Es decir, ¿en los saqueos participaron grupos políticos de oposición?
Lo que se ve ese día es que los manifestantes se dirigen a los periódicos que estaban tomados por el gobierno militar y los atacan directamente, cantan arengas contra el gobierno, estaba todo muy bien organizado para suponer que se trataba de una manifestación espontánea. Es decir, todo indica que había cierto tipo de manejo político de la situación detrás de los saqueos. Y lo más probable es que estos saqueos hayan estado ligados al partido opositor más organizado en ese momento: el APRA. Curiosamente el año anterior, en 1974, la manifestación por el día de la Fraternidad Aprista -que se celebra los 22 de febrero- fue muy escasa mientras que al año siguiente en 1975, fue triunfante y apoteósica. Ahí hay un juego político que está por debajo de lo que uno ve, es decir, más allá de la protesta callejera hay un juego de poder.
Frente a esta situación ¿cómo fue la acción de contención del Ejército?
Fue muy violenta, pues la situación estaba totalmente fuera de control. Algunas versiones sostienen que se demoró en intervenir porque nadie creía que las cosas se habían puesto tan radicales. Los militares dispararon, apresaron a mucha gente y hasta entraron casa por casa para buscar los productos que la gente había saqueado de las tiendas. Hay casos en los cuales las personas lanzaban los electrodomésticos saqueados por las ventanas y los techos para no ser descubiertas y llevadas presas. No diría que fue una masacre, pero fue muy violenta y con muchas pérdidas humanas.
¿Cómo fue la experiencia de aquellos que estaban por motivos de trabajo en el centro de Lima y que nada tenían que ver con la huelga?
He conversado con gente que estuvo en la huelga. Varios de ellos estudiantes universitarios y apristas que fueron a las calles para manifestarse en contra del régimen de una manera idealista y que se encontraron de pronto con los saqueos y no supieron bien qué hacer. De otro lado, muchos trabajadores que nada tenían que ver con las protestas vieron de improviso que la cosa se estaba poniendo más difícil y tuvieron que refugiarse en los sótanos de sus oficinas. Nadie sabía lo que estaba pasando. Recordemos que no existía libertad de prensa y no había formas de enterarse lo que estaba pasando pues todo pasaba por el filtro del gobierno.
¿Cuál fue la reacción del gobierno ante esta situación?
Hay una entrevista en Caretas que le hacen a Velasco en 1977, poco tiempo antes de morir, en donde recuerda con mucha amargura esta protesta pues la consideraba una manifestación para sacarlo de en medio. Y acusa al APRA y a miembros del Ejército, pues dijo que la orden que él dio diciendo que el Ejército recupere las calles se cumplió muy tarde. Y culpó al General Vargas Prieto, jefe del Ejército, y al Comandante General de la Región Militar de Lima pues se demoraron mucho en sacar las tropas a la calle. De hecho, el mismo año de la protesta, en agosto de 1975, Morales Bermúdez da un golpe y saca a Velasco y elimina progresivamente a todos los elementos más radicales de izquierda y abre espacios para conversar con el APRA.
¿Cómo fue el día después de esta huelga?
Al día siguiente, el gobierno lanza un comunicado oficial en el que informa de lo sucedido dando cifras oficiales. Hay mucha seguridad en Lima, hay tanques en la calle, hay soldados patrullando hasta que todo se tranquiliza. Los medios solo reproducen lo que dice el comunicado oficial así que no hay más información disponible. La sensación que deja es que el gobierno es débil y que ha llegado al extremo de perder el control de la ciudad capital durante todo un día. ¿Cuánto más podría durar un gobierno así? Esta protesta fue un mensaje al gobierno por parte de los grupos políticos opositores: ya no eran lo suficientemente fuertes como para seguir persiguiendo al APRA, así que tendrían que pactar. Velasco no lo entiende así y es por ello que Morales Bermúdez se levanta en Tacna contra Velasco y este, buen militar y enfermo como estaba, acepta la derrota.
Ahora, 35 años después, estamos al borde de un nuevo paro pero esta vez con el APRA como gobierno. ¿Cómo se llega a esta situación?
En este paro existe un fuerte discurso nacionalista pro fuerzas armadas o pro policía. El nacionalismo peruano se construye a partir de nuestras guerras, nuestros héroes, nuestras luchas. Entonces, los símbolos de nuestro nacionalismo terminan siendo Grau, Bolognesi, todos ellos. Así, cuando el gobierno comete un error como ofrecer un bono y luego retirarlo, cualquier medio de comunicación que esté en contra del gobierno y quiera buscar un rédito fácil va a decir que se está en contra de las Fuerzas Armadas que es la institución tutelar de la nación. Es muy fácil hacerlo y eso jala a mucha gente.
¿Es posible entonces que lleguen al punto de irse a la huelga?
No lo creo. El Perú de hoy no es el Perú de 1975. El Perú actual es un país con muchos problemas pero mucho más estable que aquel de la época de Velasco. Era un Perú al borde del abismo, de la violencia política y de una gran crisis económica. Es difícil que se llegue a una huelga de policías similar a la de 1975 pues actualmente no existe una fuerza política que apoye esta manifestación como lo hizo el APRA en aquella época, no hay ningún grupo político que pueda tomar las riendas.
Entrevista: Ricardo Reátegui Marchesi
Fotografía: Yanina Patricio
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