En el contexto europeo, ¿puede existir un cine optimista?

Pese a que nuestros personajes siempre están al borde de la muerte, nuestras películas cuentan historias de esperanza. No podemos hacer otra cosa porque, de otro modo,terminaríamos suprimiéndonos como especie humana. Sabemos que los seres humanos somos ambivalentes, y que nos movemos entre el amor y el odio, y ahí está el reto. Es difícil hacer ganar al amor en la medida que es un sentimiento mucho más frágil. El miedo y el odio tienen efectos muy poderosos. Es por eso que les damos, en nuestras películas, mucha importancia a nuestros personajes. El amor –creemos– no es una cuestión de casualidad, no depende ni siquiera de uno mismo, es algo que uno tiene que asumir que existe, como una cuestión de fe.

¿Es necesario hablar de amor en un contexto de guerra?

Tenemos que tener en claro que hay enemigos, adversarios. Los yihadistas, por ejemplo, son adversarios de la democracia. Es cierto que estamos en una sociedad en guerra en la que pareciera que todo el mundo está en rivalidad. No creo que el camino a la paz sea fácil. Es complicado sobre todo porque, como seres humanos, no somos ángeles. Ese es el mensaje de nuestras películas: llegar a la paz es un camino difícil y siempre se vuelve a comenzar. Creo que estamos en un momento de cambio, de crisis. Estamos yendo a una Europa que debe desarrollar, más que seguridad y defensa, temas sociales, como la salud y la educación.

Sus historia no cuentan grandes epopeyas sino, por el contrario, dramas muy personales. ¿Cuán difícil se le hace encontrar una historia?

Nosotros no estamos encerrados en el mundo del cine, aislados de todo. También leemos las noticias, vivimos la vida, estamos en contacto con lo que pasa alrededor, como todos. Por ejemplo, vemos los hechos noticiosos y, a partir de ello, podemos encontrar historias de las cuales hablar. Son hechos de todos los días, relatos de la sociedad en general. Por ejemplo, en La Promesa (1996) lo que se busca es hablar de los comerciantes, de los migrantes. En Dos noches, un día (2014) se habla del desempleo y del individualismo.

Se trata de personajes que, pese al contexto, se aferran a la vida.

En el cine tenemos un lugar para contar un poco la vida tal como es y no con las imágenes de muerte terribles, las cabezas cortadas, los balazos en la cabeza que vemos todos los días en los medios de comunicación.

¿Cómo funcionan sus procesos de trabajo entre hermanos?

Siempre estamos juntos, conversando, colaborando desde el inicio, viendo los decorados, los actores, todo el proceso de la película. Por lo general, yo escribo el guion. Luego, lo trabajamos y, recién cuando lo tenemos terminado, se lo presentamos a los productores. Es un trabajo constante de ida y vuelta. Estamos habitados por las mismas obsesiones.

¿Qué opina de la piratería como una posibilidad para ver películas que, como las de ustedes, rara vez se estrenan en el cine comercial?

En una sociedad en la que el Estado es autoritario, es totalmente normal que exista la piratería; pero en un Estado libertario, me da mucha pena que suceda esto.

¿Cuál cree que es la importancia, para el cine, de eventos como el Festival de Cine de Lima PUCP?

Considero que, en un contexto donde el gran porcentaje de películas son norteamericanas, es importante que exista un espacio donde se desarrolle una cinematografía ligada a la región, al país y a sus contextos. Walter Benjamin decía que el cine puede ser la alianza entre la inteligencia y el entretenimiento, y creo que, justamente, es necesario que el gobierno lo apoye decididamente y que los mismos directores podamos hacer un cine sobre temas de interés.

El Perfil

Nombre: Luc Dardenne