"En Perú no sabemos cuándo estamos comiendo un transgénico"
El 16 de octubre se celebra el Día de la Alimentación y, con este motivo, conversamos con la doctora Ana Sabogal, coordinadora del Área Académica del Instituto de Estudios Ambientales, quien explica las razones por las que es necesario regular el uso de transgénicos en nuestro país.
¿Qué son los transgénicos?
Los transgénicos son un producto de laboratorio, que se obtiene cuando a una o a varias especies se les transporta una parte de la carga genética de otra. El resultado es una nueva especie que contiene genes de otra. Esto permite, por ejemplo, que las plantas tengan resistencia frente a heladas, sean más fuertes ante las plagas, más productivas, con flores más grandes, etc. Lo mismo se puede hacer con animales y, en teoría, con los seres humanos.
¿Desde cuándo se práctica esto con los cultivos?
Hace aproximadamente 10 años. Aunque en el Perú, la presencia de cultivos transgénicos es más bien reciente. En el caso de los animales las cosas avanzan bastante más lento, pero también se ha trabajado bastante.
¿Qué motivos, además del desarrollo científico, propiciaron que se produzcan cultivos transgénicos?
La principal razón para producir estas plantas es que son resistentes a plagas y enfermedades. Uno de los grandes problemas en agricultura es la gran cantidad de productos químicos que se emplea, sean fertilizantes, fungicidas o herbicidas. Todos estos productos tienen repercusiones en nuestra salud y más aún en el medio ambiente. En este escenario, para disminuir el uso de agroquímicos, se está tratando de impulsar el uso de transgénicos.
¿Qué características se le ha dado a las plantas intervenidas?
Los cultivos transgénicos pueden adoptar ciertas resistencias: por ejemplo, si una planta no es resistente a heladas se le puede poner un gen de resistencia perteneciente a otra. Si un cultivo no es resistente a la mosca blanca -una plaga muy común en Lima- podemos ponerle un gen de otro que sí lo es. Además, las plantas pueden ser intervenidas con genes para producir mayor cantidad de proteínas. Esto se ha hecho con el maíz: la mayoría de seres humanos no somos vegetarianos porque nos faltarían una de las proteínas (necesitamos 23 y las plantas tienen 22). Esta proteína, proveniente de los animales, ha sido introducida en el maíz. Así, el maíz cuenta ahora con un gen de pescado para completar el número de proteínas necesario para tener un balance energético.
¿Son solo beneficios lo que traen los transgénicos?
Hay algunos problemas. Por ejemplo con el maíz: es ideal que le agreguen ese gen de pescado, pues así disponemos de una comida completa sin necesidad de pescar, pero ¿qué pasa si los consumidores no se enteran de eso? Hay personas alérgicas al pescado o a los mariscos. Si alguno de ellos come uno de estos maíces transgénicos y presenta una alergia, irá al hospital y nadie la va a poder curar, pues nadie, ni la propia persona, sabrá que se ha comido un marisco. Otro problema relacionado es que los transgénicos generan que los productores dependan de la compra de estas semillas. Es decir, que hay un interés económico en juego.
¿Por qué?
Las semillas transgénicas no se pueden producir en el campo, y solo hay cuatro empresas que las venden. Esto refuerza el monopolio de los transgénicos, el cual puede producir profundas distancias sociales que pueden acrecentar la pobreza extrema. La discusión respecto de los transgénicos va por ese lado, pues por el lado técnico este es un gran descubrimiento.
Las posiciones contrarias a los transgénicos sotienen que estos cultivos amenazan seriamente la biodiversidad.
En teoría, los transgénicos podrían cruzarse con los cultivos que no lo son e introducir nuevos genes que alteren su estructura. Ese podría ser un riesgo para la biodiversidad, sin embargo, actualmente el cultivo de transgénicos es reducido y está muy controlado (en agricultura por lo menos). De esta manera, es muy difícil que uno de estos se escape a la naturaleza, y más aún que repercuta en la población, pues este gen se diluiría en la población total de genes de toda la especie. Se trata de un peligro muy lejano aún.
¿Qué establece la regulación de cultivos transgénicos en el mundo?
En los países donde sí hay legislación, esta apunta a reglamentar el contenido del etiquetado. Es decir, el punto básico es que el consumidor tiene derecho a saber que está consumiendo un transgénico. En el Perú no hay ningún tipo de regulación.
Es decir, no sabemos cuándo estamos consumiendo transgénicos…
Exacto, pues no hay etiquetas. Pero, en principio, parte del maíz y algunas hortalizas que consumimos son transgénicos… Incluso las vacas, de las cuales nos alimentamos, son alimentadas con transgénicos, sobre todo con soya.
¿La iniciativa de desarrollar una regulación para los transgénicos en nuestro país busca fundamentalmente la defensa del consumidor?
Sí. Defensa del consumidor y también de los ecosistemas, pues si introducimos en ellos estos transgénicos sin que nadie lo sepa y sin que se regule, podría haber un peligro grande relacionado con las especies no transgénicas y, como decía, en relación con la agudización de las brechas sociales.
Entrevista: Pablo Torrejón
Foto: Yanina Patricio
Deja un comentario