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“En el pasado, la creencia era que uno iba a la universidad solo a aprender teorías”

Las necesidades sociales actuales requieren un nuevo tipo de enseñanza en la educación superior. Por ello, la doctora en Ciencias de la Educación por la Universidad de Deusto, Concepción Yániz ha dedicado su trayectoria académica a investigar el modelo formativo por competencias. Este se caracteriza por incorporar metodologías que ayudan a los estudiantes a comprender mejor los conceptos y saber qué hacer con ellos en una futura vida profesional.

  • Concepción Yániz
    Docente e investigadora de la Universidad de Deusto (España)
  • Texto:
    Oscar García
  • Fotografía:
    Tatiana Gamarra

La competencia alude al conjunto de conocimientos, habilidades y actitudes necesarios para desempeñar una ocupación. ¿Adoptar el modelo educativo competencial en las universidades significa enfocarse en lo práctico y profesional en vez de lo teórico y conceptual?

En el pasado, la creencia era que uno iba a la universidad solo a aprender teorías, las cuales luego utilizaría en el ámbito del trabajo. El problema es que esa aplicación no se produce. Entonces, las personas tienen que hacer otros aprendizajes a fin de incorporarse a un puesto de trabajo. Por ello, en un modelo por competencias, se aprende la teoría y también aplicaciones profesionales. No se trata de sustituir lo anterior, sino de dar un paso más. Por ejemplo, si estudio psicología clínica, no solo me enseñan qué es la esquizofrenia, sino también a hacer un diagnóstico y algunos tratamientos. En general, los que participamos en el mundo universitario hemos tenido mentalmente una separación –considero artificial– de la práctica y la comprensión de las ideas. Pero si estudiamos cómo aprenden las personas, notamos que esta explicación no se corresponde con la realidad, pues el funcionamiento es integral. Por ello, en el enfoque competencial, el aprendizaje inicial tiene un fuerte componente aplicativo.

En ese sentido, ¿qué tipo de profesionales debe formar actualmente una universidad?

Primero hay que pensar en los distintos contextos y profesiones. Según ello, podemos ver cuáles son las necesidades sociales fundamentales. Lo que esperamos es que sean profesionales cualificados que puedan resolver determinadas situaciones y mejorar la vida de las personas en general. Un elemento muy importante es que tengan una alta capacidad para seguir aprendiendo durante toda su vida, puesto que esta competencia es un requisito fundamental de los profesionales y ciudadanos de hoy en día.

En un texto suyo decía que la enseñanza depende más de lo que el profesor planifica que de lo que sabe. ¿Cuáles son las estrategias que un docente debe tener al momento de educar en la actualidad?

Lo esencial es conocer las necesidades y características de los estudiantes con los que va a trabajar. Eso no significa que sus conocimientos no sean importantes, lo son y mucho, pero el profesor debe hacer una buena selección de ellos para que realmente sean adecuados a sus alumnos, para ello debe tomar en cuenta los conocimientos previos que estos tienen y su capacidad de comprensión. También, tiene que plantearles retos que les permitan avanzar y desarrollarse.

¿Cómo involucrar a los docentes para que adopten el modelo formativo por competencias?

Es un ejercicio de seducción, tanto con los docentes como con los estudiantes. Una manera de convencerlos es a partir de las experiencias, por ejemplo, mostrándoles casos de cosionales legas que les va bien al poner en práctica el modelo. Para aquellos profesores más tradicionales, y que se dedican a la docencia no como una carrera planificada sino por motivos circunstanciales, sí ha supuesto un reto adoptar el modelo de competencias, ya que se necesita mucha formación para hacer ese tránsito.

¿Cómo una universidad puede medir si el modelo por competencias está teniendo el efecto deseado?

Si bien en algunos casos la mejora en el aprendizaje es notable, es cierto que actualmente el modelo está en proceso de evaluación, pues su funcionamiento es reciente. Se espera que dentro de las dificultades y mejoras que hay también exista una satisfacción relativa –tanto en estudiantes como el profesorado– y, en general, una formación que prepare mejor para afrontar la vida profesional inmediata. Tanto en América Latina como en el mundo, estamos todas las universidades participando en un proceso bastante similar. En el caso de la PUCP, mi conocimiento es más documental que directo, pero por lo que está descrito me hace pensar que está muy bien encaminada y tiene un modelo fácil de comprender. Es digno de felicitar que se aborden estos temas y el poder de convocatoria que tienen eventos como en el que participé.

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