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"En Barrios Altos aún se conserva mucho sabor real"

  • Adriana Scaletti
    Profesora del curso de Restauración de Monumentos de la facultad de Arquitectura

¿Por qué eligieron Barrios Altos para el proyecto?

La idea fue entrar a Barrios Altos de alguna manera a través de dos de sus ejes principales, que incluyen las calles Junín y Ancash que van desde la Plaza de Armas hasta los cementerios, para revalorarlo como espacio arquitectónico. Barrios Altos en el siglo XIX era el San Isidro de la Lima histórica, estaban ahí la Embajada Alemana en la Quinta Heeren, las casas de todos los diplomáticos de la época. Si alguna vez pasas por ahí y te das un tiempo de mirarlas, te darás cuenta de que la arquitectura es bien interesante. Ahora todo eso está marginalizado por los habitantes mismos.  El Congreso ya es Barrios Altos, la Casa de la Moneda, el Museo de la Inquisición, que es el más visitado del Perú, están ahí. A media cuadra está la Casa de la Moneda, que es una casa hermosamente restaurada, y nadie va, no la visitan y es gratis.

¿Qué calles, cuadras y jirones comprendieron el recorrido del workshop?

Hicimos 16 cuadras empezando por las calles Ancash y Junín. Decidimos que íbamos a empezar con el levantamiento de perfiles y fachadas en las 32 cuadras. Hicimos un estudio dibujado de alturas de todas las fachadas de las casas. Para esto se dividió el grupo de alumnos en equipos de ocho y les pusimos nombres por las zonas, los de la Huerta Perdida eran ?Los Puñaleros?, los del Hospital de Santa Ana en la Plaza Italia eran ?Los Hospitalarios?, y así. Los chicos se posicionaron de sus zonas y estuvimos ahí una semana entera levantando todo lo levantable, fotografiando, dibujando, haciendo un fichaje bastante más extenso del que tiene el INC, por ejemplo. También hicimos planos de uso, de circulaciones, de viabilidad, todo respecto al estado actual de las calles. Y para eso, la verdad, es que tuvimos mucho apoyo. Nos ayudo gente de todo tipo, desde le señora que vende picarones en el esquina de la Huerta Perdida con el cementerio hasta la Policía Nacional que nos agenció, a través de Pro Lima, para que el Serenazgo de Lima nos pusiera un sereno por cada grupo.

¿La idea entonces es revalorar y recuperar espacios en apariencia perdidos?

Es crucial porque este es el momento. Lima cuadrada, ha sido muy manoseada para bien y para mal. Pero la parte de Barrios Altos no, entonces hay mucha autenticidad y hay mucho de sabor real que está en peligro, mucho más de lo que estuvo nunca. Los mismos serenos de la Municipalidad, gracias al proyecto, han entrado a lugares donde antes no se hubiesen atrevido a entrar por el miedo. Han hecho amistades, hubo un sereno que tomaba fotos, apuntaba lo que los chicos iban contando. Tuvimos la visita de profesores que fueron a darnos charlas sobre la historia del Centro Histórico, y muchos de los chicos conocieron por primera vez Barrios Altos o la Plaza Italia.

¿Cuánto tiempo duró la intervención?

Tuvimos una semana de trabajo de campo y una semana de gabinete. Para la primera semana de trabajo nos brindaron la Casa de la Policía para que ese sea nuestro eje, gracias a Gabriel Calderón, director del Museo de la Policía y profesor de comunicaciones de la Universidad Católica. Salíamos a las 6 de la mañana y comenzábamos a trabajar. La semana del gabinete prácticamente dormimos en la Universidad. Nos prestaron un salón en vacaciones (agosto) y estuvieron ahí los chicos con nosotros, encerrados con las computadoras haciendo los planos. Discutiendo sobre qué cosa se debe transformar y por qué, sobre usos y cambios. Fueron 33 alumnos, todos muy entusiastas y magníficos en todo momento. Ahora estamos preparando la presentación de este viernes y luego vamos a seguir trabajando para ver si podemos publicar toda la información que se ha conseguido. El plan es el próximo año hacer otro Workshop que involucre de repente la misma zona, pero a otro nivel de profundidad y que involucre a estudiantes y profesores de otras especialidades.

¿Cómo se mezcla la arquitectura con lo social?

La arquitectura es, de repente, el arte que más está involucrado en la vida cotidiana de otras personas. Porque la pintura y la escultura son maravillosas, pero no están alrededor tuyo, no condicionan tu existencia como lo hace la arquitectura.

Trabajar proyectos sociales de proyección alimenta mucho las ganas de crecer e involucrar a más gente

A mi me parece que trabajar temas de patrimonio es pensar a largo plazo, sobre todo en un país como el Perú. Si estuviéramos en Chile o en Miami tampoco habría mucho de qué preocuparse, pero en un país como Perú y una ciudad como Lima si se necesita que trabajemos sobre eso. En los países del primer mundo, se acostumbra a que cuando tu casa es de patrimonio cultural, tú no pagas nada. Entonces, solo te da orgullo tener la casa y te quita un peso de encima, que es el pago de los arbitrios. Acá es al revés, el trámite para hacer cualquier obra en la casa dura el doble. Por eso las personas que habitan estas casas muchas veces prefieren derrumbarlas y construir un edificio de 4 pisos. Y lo mismo pasa con algunos arquitectos que no valoramos mucho la arquitectura virreynal y consideramos que es menos interesante que la prehispánica o que le moderna entre comillas. La cuestión es cómo hacer que este patrimonio trabaje para nosotros, cómo mantenerlo dándole calidad de vida a la gente que lo habita y eso también indicaría tener una sostenibilidad de la sociedad. Así ha funcionado en la Huaca de la Luna, en Moche, donde la misma sociedad lo ha hecho suyo y de alguna manera ha sabido vivir de eso. Si yo habito ese edificio de Barrios Altos, si yo trabajo ahí y gano dinero, entonces me va a molestar que llegue cualquiera a querer pintar mi pared con obscenidades, yo lo voy a echar, voy a cuidar mi edificio. Si es de todos, o sea de nadie, no me va a importar. Hay que involucrar a la sociedad, porque decir que es del Estado hasta ahora no ha funcionado. Hay un historiador que se llama Ramón Gutiérrez que habla de historia de arquitectura moderna y antigua en Argentina y él contaba siempre una historia, sobre un hombre que iba a pintar la fachada de su casa y que un día fue a tocarle la puerta a su vecino del frente para preguntarle de qué color quería que pinte su fachada, y el vecino le responde ?pero si es su casa?, a lo que el hombre le dice ?pero usted la va a ver todos los días?. Esa sensación del bien común sobre el individual es lo que tenemos que recuperar. Y esta es una manera.

Etiquetas:
arquitectura

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