El alumno colaborador en el Archivo PUCP
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Beatriz Montoya
Jefa del Archivo de la PUCP
Entre los estudiantes de pregrado de la Universidad existe un grupo muy peculiar que sin descuidar sus estudios, en sus horas libres apoyan a las unidades de la PUCP que requieren de sus servicios. Bajo la modalidad de prácticas preprofesionales son contratados, a través de la Dirección de Recursos Humanos, para que puedan trabajar determinadas horas semanales. Una de ellas es el Archivo de la Universidad, que desde hace exactamente 23 años ha recibido 45 alumnos provenientes de diversas facultades. Son aves de paso porque su permanencia no excede tres ciclos de estudios y siempre los resultados han sido sumamente satisfactorios. El rasgo unificador es su calidad humana, su sentido de responsabilidad y su discrecionalidad. Por lo general viven su primera experiencia de trabajo, pero se comportan como grandes. En palabras de su mentor, César Gutiérrez Muñoz, la experiencia con los alumnos colaboradores es única y en todo gratificante. Mas que archivar, los alumnos aprenden a vivir universitariamente sin descuidar, por supuesto, los elementos fundamentales de su propia manera de ser. Muchos de ellos ahora son exitosos profesionales y padres ejemplares, pero lo más reconfortante es que no pierden su vínculo con el Archivo. Como muestra transcribimos el testimonio de Rocío Canales Negrón, ahora egresada de la Facultad de Letras y Ciencias Humanas: «Dentro de mis recuerdos universitarios más preciados, se encuentran aquellos días en el Archivo PUCP. Aun cuando pasé el invierno y el otoño limeño del año 2006, siento como si siempre hubiera sido verano y primavera dentro de esas paredes. Me recuerdo a mí misma llena de expectativas, con muchas ganas de hacer cosas nuevas y de comerme el mundo entero. Faltaba un año para terminar la carrera y quería hacer, simplemente, todo. Gracias a Dios, encontré en don César, la profesora Beatriz y Marita el apoyo profesional y personal que necesité en ese momento para poner en blanco y negro mis sueños y caminar hacia ellos. Recuerdo todo lo bueno que se tejía ahí: los Cuadernos del Archivo de la Universidad, las Alertas Archivísticas, la Biblioteca Auxiliar del Archivo (la cual era mi responsabilidad como alumna colaboradora), las mesas redondas que se formaban, las visitas internacionales y nacionales debidamente programadas, los aniversarios; ¡tantas cosas! Pero no todo era trabajo, limpieza y orden, sino también risas y una hermosa vista a un campo de rosas. Estoy segura de que en esos meses con ellos, mi aprendizaje fue más allá de la aplicación teórica de los libros universitarios. Mi aprendizaje fue interior: aprendí a amar más a mi Universidad y no tengo dudas de que crecí como persona».
Siempre asociamos la primavera con juventud, entusiasmo, creatividad, alegría y sobre todo vida en todo su esplendor. Por ello es que desde el año 2014, el Archivo de la Universidad, ha escogido el 23 de setiembre como el día señalado para celebrar, reconocer y agradecer el valioso trabajo de nuestros alumnos colaboradores, de quienes siempre aprendemos y nos mantenemos actualizados. A los que fueron, son y serán alumnos colaboradores, les deseamos un feliz día.
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