Manuel Delgado-Restituto es investigador científico senior del Instituto de Microelectrónica de Sevilla, España, y de la Universidad de Sevilla, donde, además, es docente. Actualmente, trabaja en el diseño de microsistemas de silicio para comprender los sistemas neuronales a fin de contribuir a la mejora de la calidad de vida de pacientes con enfermedades en las que los medicamentos tradicionales no surten efecto.

El investigador fue invitado a nuestra Universidad para dar la conferencia magistral «Principios de la neuroingeniería» como parte del Encuentro Anual de Investigación, Innovación y Creación 2023. PuntoEdu conversó con él para conocer más de su campo de estudio.

Manuel Delgado-Restituto brindó la conferencia "Principios de la neuroingeniería" en el Encuentro Anual de Investigación, Innovación y Creación 2023.

¿Cómo funciona la neuroingeniería y en qué aspectos de la vida podemos verla aplicada?

La neuroingeniería es una rama de la ciencia que implica diferentes disciplinas: la ingeniería electrónica, neurofisiología, matemática, electrónica de materiales. En el aspecto vinculado a la ingeniería electrónica, podemos entenderla desde el desarrollo de prototipos para ayudar pacientes cuando las soluciones farmacológicas no son viables. En el mundo hay, aproximadamente, 60 millones de pacientes que sufren epilepsia. Muchos de ellos no lograr recuperar su estado normal solo con medicamentos y siguen teniendo crisis epilépticas. Sin embargo, a través de la neuroingeniería se puede mejorar sustancialmente su calidad de vida. También se puede brindar soluciones en el caso de la enfermedad de Parkinson o de pacientes que hayan perdido la movilidad por un accidente. Son muchas las posibilidades que se ofrecen.

¿Estos ejemplos ya existen en el mundo actual o todavía se encuentran en elaboración?

Existen compañías que ofrecen estos dispositivos implementables, sobre todo en el caso de la epilepsia y del Parkinson, y también se están desarrollando para casos de Alzheimer.  

¿Hay otros campos, además de la medicina, en los que se haya pensado aplicar la neuroingeniería?

Básicamente existen algunas propuestas un poco más de largo término, quizás casi fantasiosas, en las que se quiere tratar de establecer comunicaciones cerebro a cerebro sin la necesidad de instalar una conversación como la que estamos teniendo ahora. Hay otras aplicaciones que también postulan la posibilidad de conectarse a la web a través del cerebro o de utilizarla el cerebro como ayuda a la inteligencia artificial para que sea más efectiva.

¿Cómo nace su interés por la neuroingeniería y qué es lo que busca lograr a través de ella?

Tiene algo que ver con mi padre, que quiso que sea médico. Me decía ‘ahí siempre vas a encontrar un momento satisfactorio, ayudando a los demás’. Pero no le presté atención, decidí dedicarme a la ingeniería y, al final, con el paso de los años, decidí combinar ambas cosas. Lamentablemente, todos conocemos personas que sufren de enfermedades como Parkinson, Alzheimer o algún accidente que los haya incapacitado. Sin duda una de las razones por las que me dedico a esto es para tratar de darles a ellos una alternativa para que puedan recuperar al menos una parte de su condición natural de vida. Otro motivo importante es la formación de personas. Yo trabajo en la Academia y me parece un tópico no solamente importante, sino de mucho futuro.

¿En qué proyectos ha participado hasta la fecha?

He sido parte de cinco proyectos, tanto nacionales como internacionales. Hay uno muy importante sobre pacientes con epilepsia, que implica el desarrollo de algoritmos muy interesantes -algunos de ellos basados en inteligencia artificial- que se usan para aprender cómo se predice un ictus. El objetivo es actuar no solamente en el momento en que se está produciendo, sino anticiparte a ello. También he tenido la oportunidad de dirigir al menos diez tesis doctorales de excelentes alumnos.

¿Por qué es importante para la medicina que pueda verse apoyada en otras disciplinas como esta?

La medicina ha avanzado sustancialmente en todos los aspectos del organismo humano; sin embargo, el cerebro sigue siendo un gran desconocido, sigue sin saberse muy bien cómo pensamos, cómo memorizamos y cómo funcionan nuestras emociones. Existen muchas limitaciones en ese aspecto y hace falta una investigación mucho más profunda en ese campo y la neuroingeniería proporciona esa posibilidad.