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Líderes que transforman

Jaime Saavedra: “Como sociedad, debemos asegurar que las escuelas sean de la mejor calidad posible”

La carrera de Jaime Saavedra ha estado marcada por una lección que aprendió siendo estudiante de Economía, primero en la PUCP y luego en su doctorado en Columbia: invertir en educación impacta en las perspectivas de crecimiento de un país. Con los años, se convirtió en un experto en economía de la educación, ocupó el cargo de ministro de ese sector en dos gobiernos peruanos consecutivos y ha liderado reformas desde altos puestos en el Banco Mundial.

  • Texto:
    Rafaella León

Siempre se acuerda de que, siendo estudiante en la PUCP, llevó dos veces el curso de Macroeconomía 1, no porque los hubiese jalado, sino porque los dos profesores que lo dictaban tenían enfoques y libros de texto distintos. “Yo quería saber más y lo logré desde dos perspectivas contrarias, y, a la vez, fundamentales. Ese es un valor particular de la Católica, sobre todo en un mundo polarizado en el que nos es difícil compartir opiniones con gente que tiene visiones distintas”, dice Jaime Saavedra a PuntoEdu.

Años después, ya siendo ministro de Educación -primero durante el gobierno de Ollanta Humala y luego en el gobierno de Pedro Pablo Kuczynski, entre el 2013 y 2016-, tuvo varios retos que enfrentar, pero quizá el más complicado fue precisamente romper la norma establecida de que solo un pedagogo podía liderar esa cartera. Era la primera vez en nuestra historia que un economista dirigía el Ministerio de Educación y entre la comunidad educativa había cierto recelo. Poco a poco, el ministro Saavedra, formado como investigador en las ciencias sociales y exfuncionario del Banco Mundial en temas de desarrollo, logró convencer al gremio de los educadores de que él y su equipo de técnicos podían ayudar a generar grandes cambios. De hecho, entre otras cosas, Saavedra introdujo la meritocracia y las evaluaciones como parte de una reforma para mejorar la situación de los maestros, y al mismo tiempo exigirles mejor rendimiento.

La PUCP te forma para darte las mejores oportunidades de desarrollo profesional, pero además te forma para ver cómo, con esas capacidades, logras contribuir al desarrollo de la sociedad. Aprendes que lo más importante es aportar al bien común”.

“Al inicio mis amigos me decían: ‘Vas a ir a un trabajo que no vale la pena, nada se va a arreglar’… Lo consulté con mi esposa y mis hijas: ‘¿Tiene sentido volver al Perú y aceptar ser ministro?’”, se preguntaba antes de aceptar dejar atrás su vida de banquero mundial durante 10 años en Washington. La respuesta está y siempre estuvo en su convicción de aportar al país con compromiso. “Si surgía la posibilidad de hacer servicio público, lo iba a hacer, eso estaba latente”, recuerda.

Esa convicción responde no solo al ejemplo de servicio de su padre, un médico entregado a la salud de los más vulnerables -de hecho, Jaime Saavedra estuvo a punto de ser médico antes que economista-, sino a una lección aprendida en la PUCP, que no se enseña en las aulas. “La PUCP te forma para darte las mejores oportunidades de desarrollo profesional, pero además te forma para ver cómo con esas capacidades logras contribuir al desarrollo de la sociedad. Aprendes que lo más importante es aportar al bien común”, dice.

Educación, el camino al crecimiento de los países

Hijo, nieto y sobrino de maestras de escuelas públicas, Jaime Saavedra comprendió, aún siendo estudiante de Economía, que la educación es un tema crucial para el desarrollo de las personas. Durante su doctorado en la Universidad de Columbia estudió modelos matemáticos de crecimiento económico que consideraban el capital físico y el capital humano en el mismo nivel de importancia. “Todo lo que hice después a lo largo de mi carrera tuvo que ver con ese despertar en Columbia: la relación entre educación, desarrollo del país y crecimiento”, confiesa.

Tras culminar su doctorado fue investigador en Grade durante 7 años. Su estudio estuvo centrado en la situación salarial y laboral de los maestros, y, más precisamente, en pobreza, distribución del ingreso y educación. Entre los investigadores de Grade -psicólogos, pedagogos, educadores-, Saavedra era “el primer marciano investigando sobre la economía de la educación”, cuenta. En esa época, había 400 mil maestros públicos en el Perú. ¿Cómo contratarlos, cuánto pagarles, cómo seleccionarlos, cómo ascenderlos, cómo manejar esa masa laboral gigantesca, los salarios y las pensiones de ese inmenso recurso humano? Alguien tenía que entender y destrabar esos temas, y ese fue Jaime Saavedra.

Jaime Saavedra: metas globales desde el Banco Mundial

Años después, siendo vicepresidente interino de la Red sobre Reducción de la Pobreza y Gestión Económica del Banco Mundial (BM) -y luego director de Reducción de Pobreza y Equidad del mismo organismo-, lideró la misión del banco para volver a focalizar el trabajo en dos temas cruciales. Uno, la pobreza extrema como prioridad, y dos, lo que hoy se denomina «prosperidad compartida». Saavedra y su equipo iniciaron un trabajo de investigación y de recolección de datos para trazar un plan para eliminar la pobreza extrema, y asegurar que los frutos del crecimiento llegaran a todos en la siguiente década. Con esos indicadores, se replanteó todo el trabajo operativo del BM con los gobiernos de países de ingresos medios y pobre. “Ese trabajo se empezó el 2012 y continúa hasta ahora con un replanteamiento: se ha añadido a estas metas globales la necesidad de asegurar la sostenibilidad del planeta. Es una meta que está al  mismo nivel de las planteadas para mejorar el bienestar de la gente”, explica Saavedra.

Todo lo que hice después a lo largo de mi carrera tuvo que ver con ese despertar en Columbia: la relación entre educación, desarrollo del país y crecimiento”.

Para finales del 2013, el economista había aceptado regresar al Perú con su familia y asumir las riendas del Ministerio de Educación. El impacto de su trabajo a partir de ese año tuvo como baluarte el proceso de reforma educativa, iniciado casi inmediatamente. Fueron dos los objetivos centrales: el primero de ellos, revalorizar y asegurar la mejora de la educación pública como instrumento esencial para lograr igualdad de oportunidades para todos. “Siempre nos preocupamos del acceso a la educación, eso es importante, pero es crucial que la educación pública tenga una calidad suficiente para que todos puedan tener la oportunidad de labrarse su propio futuro. Una libertad que logras si tienes los instrumentos para ello”, afirma.

Un segundo objetivo fue asegurar la buena calidad de las escuelas. “El segundo eje eran los aprendizajes, que la experiencia de ese chico en la escuela sea la mejor posible. Estamos hablando también de aprendizajes en las universidades. Hay más acceso, pero debíamos preocuparnos de lo que pasaba adentro. Una educación pública de calidad en todas las instituciones, públicas y privadas. Tenemos como sociedad que asegurarnos que esa experiencia sea la mejor posible”, enfatiza.

Políticas contra la crisis de aprendizajes

La oposición política de entonces golpeó al presidente Kuczynski empezando por la censura de su ministro de Educación: Jaime Saavedra. “Después de eso, pude regresar al BM como director global de Educación. Desde ese cargo hice mucho de lo mismo que hacía siendo ministro, como visitar colegios en todas partes. Es muy importante ir, ver, mirar cómo viven los chicos, los maestros. Es muy bacán conversar con los escolares”, afirma Saavedra, quien también he tenido oportunidad de dar charlas a jóvenes que están llevando maestrías en administración pública en Harvard, MIT, Stanford o universidades europeas a donde es invitado.

La cercanía con los niños es igual en colegios públicos en Cantagallo, Bagdad o Nigeria, lo único que cambia es el idioma. Y las realidades también se parecen mucho, pero hay lugares donde el problema es muchísimo más grave".

“La cercanía con los niños es igual en colegios públicos en Cantagallo, Bagdad o Nigeria, lo único que cambia es el idioma. Y las realidades también se parecen mucho, pero hay lugares donde el problema es muchísimo más grave (como Afganistán, donde el mandato es que las niñas no se eduquen). En Sierra Leona, Malaui, Congo, Gana, Nigeria, ves un hacinamiento y una miseria que no he visto ni en la escuela más pobre de la sierra rural”, recuerda.

Hoy en día, Jaime Saavedra ya no ve únicamente temas relacionados con la educación, sino con lo que el BM llama «desarrollo humano»; es decir, inversión en la gente. Actualmente, es director de Desarrollo Humano para América Latina y el Caribe del Banco Mundial. Desde allí lidera un proyecto para poner en el tapete la existencia de una crisis de aprendizajes. “Veíamos que había una expansión del acceso a sistemas educativos, pero muchos no estaban aprendiendo. Creamos un índice de pobreza de aprendizajes que medía algo muy sencillo: el porcentaje de niños que a los 10 años no pueden leer y entender un texto simple. Una competencia fundamental para lograr cualquier otra”. Ese porcentaje alcanzó el 56% en los países de ingreso medio bajo. Con la pandemia, esa crisis se agravó. “Hoy día ese es un reto mayor; por eso, trabajamos en políticas para implementar, en el corto plazo, medidas para mejorar la experiencia de los chicos en las escuelas, y en el mediano plazo, para lograr sistemas educativos de mejor calidad”, explica el exministro.

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Jorge Maximo Vela Damonte

Antes que nada saludar al ex-ministro Jaime Saavedra; reconociendo su buena disposición de venir al Perú pensando en aportar al país. Sin embargo, quisiera decir que no estoy seguro que un economista pueda ser ministro de otras carteras, especialmente como la de educación, en todo caso, es imprescindible que se puedan rodear de personas con experiencia en este campo. La herramientas que se emplean en economía pueden ser aplicadas de manera vertical sin considerar la condiciones de los profesores; como pueden ser instrumentos dentro de una gestión por resultados con métodos cuantitativos. Hubo una capacitación a docentes en noviembre- diciembre cuando los profesores están con recarga de trabajo por fin de año. El docente aceptó la capacitación para mejorar su CV, pero su aprendizaje fue casi nulo, rápido y regular, sin tiempo para que el docente reflexione, haga crítica y debata. Esto pasó en el 2014.