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Noticia

Los jóvenes y el consumo de drogas en el Perú

El consumo de drogas en el Perú es analizada en la tesis doctoral de Jorge Vergara, profesor del Departamento de Comunicaciones. La tesis, realizada en la FLACSO-México, con el auspicio de CONACYT, fue presentada este mes en CEDRO.

  • Texto:
    Susana Navarro

La investigación se basó en la biografía de jóvenes de tres ciudades, Lima, Trujillo e Iquitos, cuyo requisito es que estuvieran o hayan pasado por algún centro de rehabilitación.

Sociedad de riesgo

La tesis parte de la teoría de la sociedad de riesgo, desarrollada por el profesor Ulrich Beck en la década de 1980, y del principio que nos encontramos en una etapa de modernidad que no se puede definir con precisión. “Es una modernidad reflexiva o líquida, la que yo llamo modernidad coloidal, porque no tiene ni un inicio o un fin, se mueve constantemente, sin barreras ni fronteras y calza con el concepto de globalización”, explica el profesor que ha usado estos conceptos para tener un marco donde ubicar a los jóvenes peruanos que deben insertarse en una sociedad y en un mundo laboral, cambiante. «Según datos, los jóvenes están cada vez más capacitados, pero no hay un mercado que los acepte, si no los vemos bajo las diversas lupas no veremos que están inmersos en una trama de significaciones con elementos económicos, sociales, culturales, etc.”, agrega.

Un ejemplo, menciona, es el de un joven que probó marihuana por primera vez a los 12 años en Trujillo cuando formaba parte de la barra de un equipo. “La decisión de consumir puede darse por la presión social. Pero cuando hablamos de un menor; existen actores involucrados como los padres, la escuela y las instituciones que debían velar que en el parque donde estaba no haya consumo de alguna droga”, explica el profesor. «Lo necesario de ver a estos jóvenes con su antes y su después, de la primera vez que consumieron», agrega.

Es en este marco que, además, es necesario ver las experiencias en otros países como es el caso de Uruguay con la legalización de la marihuana. “Según la teoría de la sociedad de riesgo, el riesgo siempre es compartido, lo que se hace en alguna parte del mundo tendrá repercusión en el resto, no estamos aislados, por lo que no estoy ni en contra ni a favor, pero hay que tener cuidado ya que hay pasos anteriores que ni siquiera hemos resuelto”, menciona Vergara.

La experiencia es parecida con las drogas legales

Uno podría creer que el consumo de drogas es una experiencia de riesgo en sí misma, pero el profesor explica que no existe mucha diferenciaría con lo que ocurre con las drogas legales. “Hay más gente que muere consumiendo tabaco y alcohol, en comparación con el consumo de drogas ilegales, pero el problema no radica ahí, sino en que cualquier consumo adictivo, genera una multiplicación del problema. No solo es el joven quien carga con el problema, sino también su entorno».

Por eso el profesor plantea que las experiencias pueden brindar oportunidades. “Tienes la oportunidad de consumir o no alguna droga y si decidiste que sí, puedes decir ‘bueno, no pasó nada’ o seguir consumiéndola”. Según Vergara, las campañas que profundizan el «No» al consumo de drogas, muchas veces logran el efecto contrario donde los jóvenes desean probar lo prohibido.

Qué decisiones tomar

Para Vergara es importante la gestión de riesgo. Él explica que en este campo se tiene grandes deficiencias ya que el Estado no cuenta con recursos suficientes. “Necesitamos información para la gestión del riesgo, en el Perú tan solo existen tres centros que atienden mujeres y ni siquiera se sabe cuáles trabajan de manera profesional”, explica. En el 2012, varios jóvenes murieron en San Juan de Lurigancho al incendiarse un centro de rehabilitación que no cumplía con lo necesario para funcionar, con lo cual se dio una norma que, según el doctor Vergara, tenía una visión demasiado clínica que exigía estándares de infraestructura difíciles de cumplir incluso para los estatales. Como consecuencia, cerca de 10 mil personas no podrían recibir tratamiento.

Por eso, el profesor cree que es necesario investigar más sobre diversas vías para gestionar el riesgo dentro de una política de reducción de daños, como lo que hace Holanda con su parque de jeringas. Con esta iniciativa deseaba, en un principio, reducir el contagio de infecciones de transmisión sexual, luego se registró que el consumo empezaba a descender, aunque podría ser por el ingreso de otras drogas sintéticas. “Es decir, debemos buscar soluciones, una es la reducción de daños, viendo lo que ha funcionado en otros países”, menciona Vergara.

“La pobreza es jerárquica, la droga democrática”, menciona el profesor parafraseando a Ulrich Beck, esto porque la droga ya ha demostrado llegar a todos los estratos y ya no es una cuestión geográfica. “Antes se creía que la droga estaba en ciertos distritos, pero hay que enfrentarse a la realidad donde ya no se trata de preguntarnos dónde está la droga, sino el cómo frenamos el acceso, cómo lo controlamos, cómo damos más información”, menciona Vergara.

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