Las construcciones hechas por humanos en las riberas de los ríos ocasionan que se transporten más sedimentos, esto debido a que el río, al ser modificado, deja de ser un sistema natural. Cuando ocurren eventos extremos como lluvias torrenciales, el nivel de erosión se eleva, lo que aumenta también la cantidad de sedimentos. Asimismo, se sabe que los ríos son dinámicos; es decir, son sistemas que siempre están cambiando y lo hacen bastante rápido. Eddy J. Langendoen, del Servicio de Investigación Agrícola de EE.UU., señala que, a pesar de esto, las investigaciones han demostrado que se podría informar cómo impactará la erosión en las infraestructuras cercanas si se conoce de dónde provienen los sedimentos.

Cuando la concentración de sedimentos (provenientes de las montañas y la corriente) es muy alta en los ríos, ocasiona problemas. Por otro lado, cuando hay una gran concentración de sedimentos, es necesario hacer estudios pertinentes para determinar su procedencia y dimensión para conocer cuánto porcentaje viene de las montañas y cuánto de las riberas de los ríos.

Langendoen añade que a pesar de que es imposible predecir las precipitaciones con mucho tiempo de anticipación, ni el lugar donde caerán, sí hay una manera de determinar el efecto que estas puedan tener. «Si sabes cuánta agua hay en el río, cuáles son los suelos, los sedimentos y cuán rápido erosionan por una determinada cantidad de agua, puedes estimar cuánta erosión habrá en las riberas”, precisa el especialista. Esto permite medir la resistencia del material, así como saber si la infraestructura de casas y puentes se verá afectada.

Una vez que se tiene un estudio correctamente realizado con información veraz, se puede analizar de qué manera la erosión afectará a las personas. A partir de esto se deben tomar las decisiones. “No solo los políticos deben tomarlas, la discusión debe estar fundamentada en la ciencia”, señala Langendoen, quien además forma parte del Laboratorio Nacional de Sedimentación en EE.UU.

Soluciones

Eddy Langendoen revela que la mejor manera de prevenir desastres sociales, como los ocurridos luego de la crecida de ríos, es la planificación. Considera, además, que en general las cosas no siempre son diseñadas apropiadamente e indica que el gobierno debería invertir más dinero en estudiar los cambios de las riberas para prevenir desgracias, pérdidas de vidas y miles de damnificados. Langendoen agrega que todo problema debe enfocarse en realizar un trabajo holístico, para ello se debe hablar con políticos, especialistas y la comunidad que también tiene una voz, pero siempre mirando el panorama completo y nacional. Asimismo, indica que se podría resolver el problema desde la cuenca y propone una solución que implica trabajar en las montañas, donde hay más espacio y menos gente.