Las dos semanas previas al inicio de clases fueron de mucho aprendizaje para 22 jóvenes de nuestra Universidad. Los estudiantes tuvieron la oportunidad de asistir a las Misiones Universitarias en el sector Juan Pablo II en el distrito de San Juan de Lurigancho. Ahí encontraron un espacio de aprendizaje y empatía con el otro. El padre Juan Bytton S.J., director de Centro de Asesoría Pastoral Universitaria (CAPU), asegura que la intención era “crear vínculos más fuertes” entre la comunidad y los jóvenes. Además, la motivación del CAPU para reconectarse con una zona de Lima con muchas necesidades viene de lo dicho por el papa, quien insiste en tener “una Iglesia en salida misionera”.

Las Misiones Universitarias es un programa del CAPU en el que los jóvenes estudiantes ponen en práctica la fe en Dios y el compromiso que tienen con los más necesitados. El padre Bytton asegura que los jóvenes que decidieron vivir esta experiencia tienen el compromiso con la comunidad de “compartir un mensaje de esperanza y paz, inspirado en el Evangelio”. Este programa, además de fortalecer a los jóvenes en la fe en Cristo, pone en práctica los conocimientos y habilidades adquiridos en su formación universitaria.

En la comunidad a la que visitaron, los jóvenes voluntarios repartieron sus tareas entre la ayuda a la infancia, la visita a familias y diversas labores. El trabajo con los niños y niñas de la zona se dio a través de diversos talleres de verano que los voluntarios dictaron durante las mañanas.

Para Jean Pierre Mendoza, alumno de la Facultad de Letras y Ciencias Humanas y voluntario en las Misiones Universitarias, la posibilidad de encontrar algo nuevo es una característica que ha estado muy presente a lo largo del proyecto. “Si bien sabemos qué haremos en el día, siempre hay un rostro, una persona o una familia que te sorprende”, comenta. Asimismo,esta experiencia le ha permitido adquirir nuevas habilidades, como la capacidad de empatizar con los demás.

Gracias a esta actividad, la comunidad ha reforzado su fe y vínculo con la Iglesia, y también ha servido para que los misioneros conozcan la realidad que viven muchas personas en el país y contribuyan a cambiarla. Así, el padre Bytton destaca que la experiencia ayuda a los alumnos a que vivan en comunidad.