¿Lima pedaleable?
Hace unas semanas se realizó, en Lima, el VII Foro Mundial de la Bicicleta. A propósito del evento, conversamos con el especialista Tomás Echiburú, principal impulsor de Mapocho Pedaleable y uno de los ponentes principales del foro.
Texto:
Susan PastorFotografía:
Alex Fernandez
Se podría decir que uno de los principales problemas de Lima es el tráfico, el terrible dolor de cabeza que todos los limeños debemos soportar y que parece no tener solución. Sin embargo, para Tomás Echiburú, arquitecto y regidor de la alcaldía de Providencia en Chile, comenta que, hace 15 años, Chile se encontraba en la misma situación. “Yo creo que Lima no ha tenido un gran cambio con respecto a este tema. Hay algunos gestos, algunas intenciones de algunos gobiernos municipales, por hacer algunos guiños hacia los ciclistas, pero no hay una política muy consciente”, observa Tomás. Y es cierto, nuestra sociedad aún no entendiende que el ciclista es un actor más en la ciudad y que tiene un espacio, al igual que los peatones. “Creo que Lima es una ciudad muy difícil para caminar, donde hay una cultura de conducir autos que es muy agresiva. Hay una desorganización en el uso del espacio público, donde no están muy bien planteados los valores a la hora de ver cómo distribuimos ese espacio”, refiere.
El problema no es que no haya espacio. Lo que sucede es que este está mal distribuido. “No hay que olvidar que las calles también son espacio público de las ciudades, no solo los parques y las plazas. El espacio público es lo que hay desde un edificio al otro y todo lo que hay en medio, y cómo lo utilizamos debería favorecer a la mayoría y no solo a unos privilegiados que usan carro”, aclara Tomás.
Entonces, la pregunta es cómo dejar de pensar en mover vehículos por una calle para mover empezar a movilizar personas. Además, otro aspecto importante es hacer que esta nueva distribución del espacio público sea mejor, pues no solo importa mover personas, sino que este sea un buen lugar para estar, que genere interacción social y que nos permita reconocer como ciudadanos. Es ahí donde la bicicleta y los caminantes juegan un rol muy importante. Si se genera una buena infraestructura para más ciclistas, entonces se van a unir más. “Hoy en día se tiene a la gente circulando en autos porque se ha hecho todo lo necesario para que eso pase. Si se empieza a crear más espacios para que la gente ande en bicicleta, la gente va a hacerlo. Así, en esa misma franja, gracias a la bicicleta, puedes mover más personas por hora que en auto”, afirma el especialista chileno.
Sin embargo, cambiar la mentalidad de la sociedad es difícil. En Lima, aún no logramos comprender que cuando se le quita un espacio a los autos para entregárselo a la bicicleta, lo que se hace es bajar gente del auto para subirla a la bicicleta. “La congestión con el tiempo termina disminuyendo, la movilidad de las calles aumenta”, comenta Tomás acerca de su propia experiencia. “Se puede hacer. Todos te van a decir que es un problema técnico, pero en realidad es un tema político. Solo se necesita que las autoridades tomen la determinación de pagar algunos ‘costos’ iniciales, como la incomodidad de la gente, para favorecer, en el largo plazo, a la mayoría de los ciudadanos”, asevera.
Mapocho Pedaleable
Todas las ciudades están diseñadas principalmente en función de los automóviles. Puede haber intentos para promover otras alternativas, pero en lo que realmente se usa la mayor cantidad de recursos es en la construcción de autopistas. Pero ¿qué sucedió en Chile? La sociedad, el movimiento civil, se unió y se levantó.
Mapocho Pedaleable surgió como un proyecto académico, pues formaba parte de la investigación de título de Tomás. La idea era recuperar el río Mapocho como un espacio público utilizando la bicicleta a modo de excusa funcional para hacer que su ribera fuera nuevamente un lugar atractivo. Este duro proceso, que tuvo altos y bajos, duró 6 años aproximadamente. Mapocho Pedaleable logró visibilidad cuando Sebastián Piñera se presentó como candidato a la presidencia en el 2014, pues él contaba con un proyecto denominado Mapocho navegable. “Un río que es un torrente de cordillera, que tiene pendiente y no es navegable”, agrega Tomás. Sin embargo, se trataba de un proyecto muy caro que no tenía ninguna utilidad. Frente a la alternativa mostrada por Piñera, la sociedad empezó a aprobar la idea de Tomás y su movimiento. “Tuvo aceptación de la sociedad y luego de la reelecta presidenta Bachelet”, finaliza.
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