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Noticia

Lecciones de campaña

Las leyes y normas que rigen el sistema electoral y el de partidos políticos han causado una serie de confusiones durante este proceso electoral (que aún no termina). Diversos especialistas de la PUCP analizan los puntos álgidos de esta campaña y las lecciones que nos dejan.

  • Texto:
    Katherine Subirana
  • Fotografía:
    Víctor Idrogo

La política es un tema de conversación que, en época electoral, se vuelve imposible de evitar, ya sea en casas, calles, plazas y –ahora– en redes sociales, y sobre el proceso actual se ha conversado mucho. Su natural complejidad se vio acentuada por la lluvia de tachas, una nueva y confusa normativa, la exclusión de unos candidatos y la renuncia (voluntaria o no) de otros.

El punto de partida no fue el mejor. El Lic. Mauricio Zavaleta, politólogo por la PUCP, considera que el proceso empezó con mucha incertidumbre: “Tenías una candidata con un claro liderazgo y, salvo PPK que tenía entre 14% y 15%, había una serie de ‘pitufos’ que estaban ahí compitiendo y no se despuntaban”, dice. Y añade: “En los meses siguientes, vimos la explosión de Julio Guzmán, un candidato completamente desconocido y, luego, se sumó un nuevo componente de incertidumbre: la manera como actuó el Jurado Nacional de Elecciones (JNE)”.

La Dra. Alicia del Águila, egresada de Sociología de nuestra Universidad, considera que la actuación del JNE obedeció a dos cosas: una legislación parche, mal hecha, y una gran debilidad institucional. “Si algo han demostrado estas elecciones es algo que se venía diciendo hace muchísimo tiempo, pero que sonaba muy abstracto: el crecimiento sin institucionalidad no es suficiente”, dice. Para ella, en estas elecciones ha quedado demostrada la debilidad institucional, tanto de los partidos como de la administración de justicia electoral.

Evaluación necesaria

Sobre los problemas en los que se vio involucrado el JNE, debido a la exclusión y las tachas de candidatos, el Dr. Fernando Tuesta, docente del Departamento de Ciencias Sociales, considera que el proceso institucional fue mal llevado y que “todo el mundo echa la culpa al JNE y a la ONPE, pero, en realidad, este tema debió verlo con tiempo el Congreso”. Se refiere a la reforma legislativa –aprobada en diciembre por el Congreso de la República y promulgada en enero–, que creó confusión en el electorado. La Dra. Del Águila considera escandaloso que se haya eliminado a un candidato
por la norma de un organismo electoral. “Yo no recuerdo que se haya eliminado a un candidato por una norma. No apelaron a la Constitución, sino a una norma. La desproporcionalidad es absoluta. El
tema es que se ha aplicado la discrecionalidad para excluir candidatos. La misma discrecionalidad que funciona en nuestra vida cotidiana y que, en el Perú, es el signo de nuestra debilidad institucional”, señala.

El Lic. Zavaleta concuerda con lo dicho, pues “no hay ningún caso en América Latina en el que se haya excluido un candidato por cuestiones procedimentales, como terminó sucediendo con Julio Guzmán y César Acuña”. Esto, para él, trajo como consecuencia “el surgimiento de otras dos personas que parecían no invitadas a la fiesta originalmente: Alfredo Barnechea y Verónika Mendoza, lo que terminó de configurar un escenario de bastante incertidumbre, un poco atípico”.

La lección, en este caso, es clara. El Dr. Tuesta cree importante tener una mirada panorámica para establecer una verdadera reforma. “Sería importante contar con algo como un código electoral, que incluya las reformas necesarias. Claro que estas reformas no significan borrón y cuenta nueva: hay que evaluar lo que se tiene, conservar lo que está bien hecho, mejorar lo que se puede y desechar lo que entrampa el sistema”, refiere.

El Dr. Martín Tanaka, docente del Departamento de Ciencias Sociales, considera que, para empezar, hay que partir de lo que hay. “Habría que tomar la propuesta fallida que presentó el JNE, la ONPE, la Reniec y el trabajo que la Asociación Civil Transparencia ha puesto sobre la mesa. Yo espero que el próximo Congreso y el próximo gobierno la tome en serio. Sería ideal que se formara una comisión presidencial plural, donde haya políticos, técnicos y académicos que trabajen en una reforma política y una propuesta de reforma integral del sistema. Una respuesta plural y consensuada después de una seria discusión”, señala.

El Dr. Tanaka resalta que la política funciona, actualmente, con ciertas reglas y que los políticos que llegaron a ocupar un cargo público lo hicieron con estas reglas. “Es por ello que hay cierto rechazo instintivo a hacer reformas a las normas que les han permitido llegar a donde están. La respuesta a ello debe ser fruto de una discusión muy amplia en todo el país. Este es un debate que tiene que ser nacional, tiene que ir más allá de los partidos. No en contra de ellos, pero sí ir más allá de ellos”.

Por su parte, la Dra. Del Águila añade: “Todo lo referente a la ingeniería electoral hay que verlo en su conjunto, ver el objetivo final que queremos. Si no se reforma el aparato judicial y la justicia electoral, vamos a tener de nuevo problemas porque no es solo un tema de la ley, sino de cómo se administran las leyes electorales”.

Partidos políticos

La debilidad institucional de los partidos políticos es un tema muy tratado, pero en estas elecciones hemos recibido lecciones importantes. El Dr. Tanaka destaca que, en este proceso, hemos vuelto a tener en cuenta la importancia de organizarse. “Hemos vivido años pensando que no se necesita crear organización o partidos y que se puede hacer política así nomás, pero creo que la gran lección que deja el fujimorismo y sus 73 congresistas es que, si se quiere hacer política, hay que hacerla en serio: tienes que viajar por todo el país y construir una organización”, señala. Y continúa: “La gran diferencia entre el fujimorismo de Alberto Fujimori y el de Keiko Fujimori tiene que ver con que el primero destruía su organización partidaria cada cierto tiempo y la reinventaba, mientras que Keiko, aparentemente, se ha propuesto crear una organización partidaria y lo ha hecho con éxito”.

El Lic. Zavaleta también rescata que en estas elecciones la organización ha vuelto a importar. “Cuando Alberto Fujimori ganó en 1990 dio una lección importante a todos los políticos y a los que querían serlo: no necesitas estar en un partido ni tener una organización fuerte para ganar. Y eso se vio en la multiplicación de cientos de independientes en todo el país. Después de Fujimori, todo el mundo quiso ser el outsider, todos creyeron que se podía ser presidente”, dice. Para Zavaleta, Keiko ha hecho lo contrario de lo que hizo su padre y dio una lección contraria: la organización sí sirve. “Ser organizado te permite afrontar una mejor campaña, controlar el Congreso, poder tener una presencia nacioinformenal. Acuña también tiene organización, partido, logística, un grupo de gente y recursos, y no solo sacó 10 congresistas sin candidato presidencial, sino que su lista es la cuarta más votada. Eso es porque tiene organización. Estar organizado te permite ganar elecciones y eso –me parece– quiebra un poco cómo se ha estado haciendo política acá. Por otro lado, PPK es un ejemplo de desorganización: un grupo de tecnócratas que no ve bien el tema político, que hace algunas alianzas regionales y arma una lista, pero que no tienen ningún tipo de maquinaria ni aparato logístico”, añade.

La Dra. Del Águila hace otro apunte importante sobre los partidos: la importancia de fortalecer la democracia interna. “Tienes los partido-empresa, como el de Acuña y los partidos Frente Amplio
o Acción Popular, que han tenido un proceso de democracia interna interesante, pero el sistema es tan imperfecto que, al usar la democracia interna, en vez de estimularla se convierte en un problema, pues ambos partidos se sumaron tarde a la campaña por demoras en su aplicación, mientras los demás, simplemente, hicieron el trámite de planilla”, dice.

Y añade: “Sería interesante la propuesta de los organismos electorales para que ellos realicen las elecciones internas. Yo no veo a los partidos políticos en el Congreso aprobando una cosa así, pero, por lo menos, podrían hacer dos cosas importantes: sincerar y ampliar los calendarios electorales, donde la democracia interna sea algo verdadero, con una fecha única previa a la elección nacional y que haya una supervisión de los organismos electorales. Así, cuando entran a la competencia, están todos depurados y nos evitamos el ‘te voy a depurar en el camino y si te encuentro ‘algo’, te descalifico’ de estas elecciones, sobre todo cuando encontrar ‘algo’ es discrecional”.

Nuevos apuntes

El tema del financiamiento de los partidos políticos también deja una reflexión, sobre todo ahora que se habla del financiamiento público para ellos. El Lic. Zavaleta defiende esa opción: “De hecho, los sistemas electorales que brindan recursos a sus partidos a través de financiamiento público directo son los que tienen partidos más sólidos y, más bien, donde no hay financiamiento tenemos partidos débiles. Ejemplos: Bolivia, Venezuela, Perú”.

Finalmente, Zavaleta apunta que estas elecciones nos dejan una lección adicional: siempre hay espacio para opciones más críticas al modelo. “Esto viene de elecciones pasadas, pero en estas, específicamente, por las condiciones que se configuraron, tenías dos candidatos abiertamente críticos al modelo: Verónica Mendoza y Alfredo Barnechea. Aunque con diferentes matices, tenías espacios para este tipo de opciones. Entonces, es bien importante decir que sí se puede construir una opción política desde un discurso crítico al modelo”, dice.

Las lecciones están dadas, pero es sabido que aprenderlas tiene otro precio.

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