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Noticia

La fuga de "El Chapo" y el narcotráfico en México

La noticia del fin de semana fue el escape, por segunda vez, de Joaquín “El Chapo” Guzmán, conocido narcotraficante mexicano. Sofía Vizcarra, investigadora del Laboratorio de Criminología Social y Estudios sobre la Violencia, explica qué significa que el jefe de uno de los cárteles más violentos de México esté libre nuevamente.

  • Texto:
    Susana Navarro
  • Fotografía:
    Roberto Rojas

En enero del 2001, “El Chapo” se escondió en un carro de lavandería para escapar de la prisión de máxima seguridad de Puente Grande. Según las investigaciones del momento, fue gracias a la ayuda de un empleado de la cárcel que el conocido narcotraficante pudo quedar libre. Catorce años después, el último sábado, Guzmán escapó por segunda vez a las 20:52 horas de la prisión de máxima seguridad de El Altiplano, en México, para lo cual usó un túnel de más de 1 500 metros, sin levantar ninguna sospecha durante su excavación. Esto ha generado diversos cuestionamientos al gobierno del presidente Peña Nieto y el nivel de corrupción en su país.

Cártel de Sinaloa

Vizcarra explica que, en los años 80, el núcleo fuerte del narcotráfico lo tenía el cártel de Sinaloa, antes que apareciera el del Golfo y otros. Sin embargo, en el 89 se da una fractura cuando cae uno de los jefes y aparecen dos vertientes: por un lado, Miguel Ángel Félix Gallado, y, por otro, “El Chapo” Guzmán, quien finalmente queda a cargo y se convierte en uno de los principales personajes que controla el negocio del tráfico de marihuana, cocaína, heroína y distintas drogas en México, con Sinaloa como lugar estratégico.

En 1993 es la primera vez que “El Chapo” es capturado y se mantiene preso durante 8 años manejando su negocio desde la prisión hasta que, en el 2001, se fuga para volver a ser capturado en el 2014. “Es así como termina convirtiéndose en uno de los 10 criminales más buscados del mundo y ahora su fortuna se estima en más de mil millones de dólares según fuentes no oficiales. Aunque hubiera existido una atenuación de sus acciones, no habría perdido importancia dentro del negocio mexicano de la droga”, menciona Vizcarra.

El narcotráfico y el Estado

El cártel de Sinaloa maneja una red que incluye diversos países de América, Europa e incluso Oceanía. La investigadora menciona que la estructura del cártel hace muchos años que ya no representa al negocio del narcotráfico, el cual actualmente se maneja por contactos mundiales. “El cártel de Sinaloa no cuenta con una estructura bajo ciertos códigos con un mando a la cabeza, sino que tiene diversos brokers, que distribuyen el producto a diversas partes del mundo”, explica.

A diferencia de Perú, menciona Vizcarra, en México, los cárteles están en constante competencia entre ellos, por eso el alto uso de violencia, amenazas y un amplio sistema de corrupción. “Hay una constante búsqueda de demostrar quién tiene más recursos y poder territorial. La fuga de “El Chapo” demuestra que tiene recursos para corromper a funcionarios”. Por otro lado, la investigadora cree que este hecho dice mucho sobre la relación de la policía mexicana con el narcotráfico, cuya autoridad y legitimidad están más que resquebrajadas.

El narcotráfico, según menciona Vizcarra, hace muchos años que dejó de tener a grandes capos que, si bien tienen cierta influencia sobre el negocio o la forma en la que se hace el tráfico, las rutas, las modalidades de violencia, etc. -con o sin “El Chapo”-, desarticulen la estructura del tráfico. “Lo que han hecho las capturas, en los últimos 20 o 30 años, es atomizar el negocio de las drogas y volverlo cada vez más difícil de controlar. Cuando uno tenía grandes cárteles de estructura jerarquizada era más fácil saber quién controlaba tal o cual zona, ahora es más difícil, oculto y difuso”, señala.

La imagen del narco

En los últimos días, especialmente en Sinaloa, se han visto pedidos de misas en agradecimiento por el escape de “El Chapo”. Vizcarra explica que la figura de los narcotraficantes es mucho más común en México, lo que va acompañado de una producción cultural y religiosa. Incluso ya hay narcocorridos que hacen referencia a esta nueva fuga de «El Chapo».

A diferencia de Escobar, el famoso narcotraficante colombiano que tenía una relación cercana con las comunidades y una arraigada presencia local, “El Chapo” ha estado preso o prófugo desde hace más de una década, lo cual ha hecho que su presencia no haya tenido tanta visibilidad. Sin embargo, como menciona la investigadora, el narcotráfico genera circuitos de economía local y los pobladores se benefician de ella: “personas que no están necesariamente metidas en el negocio se benefician del movimiento económico, lo que genera simpatías entre la población”.

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