La escena musical peruana bajo la lupa
¿Existe una ‘música peruana’? Además del imponente rol que juega internet, nuevos circuitos, géneros y diversidad de públicos complejizan la relación entre música y sociedad en el país. Especialistas de distintas disciplinas analizan las principales características de la escena musical en el Perú actual.
Texto:
Jonathan DiezFotografía:
Víctor Idrogo
Este 2015, la industria musical en el Perú vive un momento interesante: crece, es dinámica y hay circuitos de conciertos para todos los gustos. Sin embargo, hablar precisamente de ‘música peruana’ podría ser un error de generalización, pues cada género está asociado a simbologías, círculos y conductas particulares. Por eso, para reflexionar sobre música, hay que entender este arte como un fenómeno que ref leja, a muchos niveles, las complejidades del entramado de nuestra sociedad.
¿De qué hablamos cuando nos referimos a ‘música peruana’? ¿Nos referimos a lo que creemos que es ‘popular’ porque pensamos que es ‘más peruano’? A diferencia de lo que pasa con la gastronomía – que, de cierta manera, ha unificado el concepto de ‘comida peruana’–, la música en el Perú ha sufrido diversos procesos e influencias del mundo, lo que hace difícil referirnos a ella como una idea unificada y totalizadora. Esta diversidad es la cualidad principal de lo que llamamos ‘música peruana’ en sus variantes de género y territorio. El espectro es amplio y va desde la movida metal, en Piura, hasta un Harawi ayacuchano cantado en época de fiesta.
Sobre la discusión, el Mg. José Ignacio López, docente del Departamento de Comunicaciones y en la Especialidad de Música de la Facultad de Artes Escénicas (Fares), opina que cada música peruana debe ser entendida de acuerdo con su contexto social específico. “No existe música fuera de contexto. La música solo existe y se desarrolla en un espacio que te da información de lo que está pasando. Cuando un peruano produce música, lo hace como un reflejo de lo que es como persona: su sociedad, barrio, familia, gente, lo que ha visto en televisión o escuchado en radio. Todo lo que le ha pasado, como persona, florece en este arte”, reflexiona el músico.
Según sostiene el Mg. Fred Rohner, docente del Departamento de Humanidades y especialista en música popular, hoy, en el 2015, seguimos sintiendo los efectos de las industrias culturales del siglo XX, que privilegiaron la finalidad lúdica y de entretenimiento de la música. “Esa cultura de entretenimiento fue la principal característica de la industria que dominó el siglo XX y presentaba a la música como un adorno, sin caer en su importancia real. Pero es mucho más complejo que eso».
“En términos de representación, el fenómeno musical es un elemento cultural muy fuerte. Cuando indagamos en grupos, vemos que, según la música que escuche, la gente adopta otra manera de vestir, una estética, una cosmovisión. La gente no solo escucha metal, sino que se vuelve metalera. Pasa también en diversos ámbitos, con músicas más regionales y tradicionales. El fenómeno musical articula la vida social, da sentido de pertenencia a muchas personas”, comenta el literato. Según el especialista, es necesario redefinir el lugar de la música en la sociedad, darle la importancia académica que merece, a partir de su relación con una época específica.
En la red
Está claro que la revolución más fuerte que vive hoy la música se da en internet, la red por excelencia de la industria cultural del siglo XXI, que masifica, a una velocidad casi a tiempo real, la producción y distribución de música. “A inicios del siglo pasado, el disco medía 10 pulgadas y alcanzaba para tres minutos de canción; por eso, los músicos creaban obligatoriamente canciones en ese formato breve. Internet ha unificado procesos, hoy no solo se hace música con relativa facilidad sino, que, además, se puede compartir inmediatamente en la red”, explica el profesor Rohner.
Y de esta idea se desprende otra muy arraigada en nuestra época: internet es el espacio donde la g lobalización musical se ve con mayor claridad. “Antes, si eras un músico de una comunidad campesina, hacer un disco era casi una utopía. Hoy, con un poco de esfuerzo, puedes lograr un material de nivel y solo basta una cosa para entrar en la globalización musical: poner tu música en internet”, agrega el experto.
A la vez, desde hace unos 15 años, el contexto real en el que se desarrolla la música peruana es dinámico: hay disqueras independientes, medianas empresas que han creado circuitos de difusión y distribución frente a la visceral piratería en la que vivimos hace décadas. Se ha diversificado la oferta, han disminuido los precios, hay nuevos nichos de mercado. Si bien internet es la gran fuente de difusión de música peruana, el desarrollo en radio y televisión continúa siendo desigual debido, principalmente, a las diferencias de modelo de negocio y características de los consumidores de cada tipo de música. “Los acontecimientos sociales se manifiestan a través de bandas o solistas que hacen música en este sistema industrializado disperso. El fenómeno cumbia de los ochenta demostró que sí se pueden crear sistemas alternativos en el país que sean atractivos económicamente. Pero la radio sigue siendo el ejemplo de cómo solo lo rentable y pop en el Perú puede entrar al sistema y estacionarse allí por años”, comenta el profesor López.
Y es verdad: vemos aún una gran tendencia de la radio a apostar por música en función de su rentabilidad, una característica clave de la industria musical globalizada. Es decir, la radio peruana responde a las influencias de los circuitos internacionales de música hace décadas. “Justo por estas razones es que es difícil hablar de una peruanidad musical. Los medios de difusión de masas han homogenizado características en torno a los géneros. Si en la televisión hay ahora buenas iniciativas de programas de rock, en la radio abunda el pop de hace veinte o treinta años. Todavía vemos de madrugada, en la TV, programas de música andina y solo allí encuentran un espacio. Por eso, internet es la gran opción de nuestros tiempos”, complementa, por su parte, el profesor Rohner.
Símbolos musicales
Entonces, al estar la música tan presente en la formación de símbolos de los peruanos, el profesor Rohner da principal relevancia de este arte en la articulación de la vida social. “Es el símbolo abstracto por excelencia”, dice y opina que, por esa razón, por esa carga tan fuerte de representaciones que concluyen en la música, esta determina ideas y emociones. “Toda nuestra vida está atravesada por una musicalidad. Incluye tus círculos más cercanos y estables, circuitos armados por años donde nos sentimos cómodos, donde pertenecemos a alguna colectividad”, reflexiona el docente.
Asimismo, la Dra. Luzmila Mendívil, docente del Departamento de Educación, se suma al debate y comenta que la música es el primer arte que vivencia un ser humano, pues ya, desde el cuarto mes de embarazo, cuando se desarrolla el aparato auditivo, nos enriquecemos con sonidos, voces y música. “Incluso, antes de nacer, el niño ya tiene historia musical. Nacemos con una historia musical y, por eso, somos tan sensibles a los efectos de este arte”, comenta la también directora del Centro de Investigaciones y Servicios Educativos (CISE).
“La identificación es uno de los primeros factores psicológicos que moviliza la música, pues uno no está al margen del cantante o del tipo de contenido de la música. Y así vamos definiendo identidades diferentes en el tiempo, en función de nuestros gustos e historia. El lenguaje es identidad y la música es un tipo de lenguaje muy especial que no se racionaliza”, argumenta la docente.
Mendívil se pregunta: “¿Qué concepto de mujer interiorizamos cuando bailamos reguetón? ¿Qué identidades manejamos o qué roles asumimos cuando bailamos “Casa sola”? La música nos lleva a lo pulsional, al movimiento y eso, de cierta manera, es peligroso también, por eso, se necesita actitud crítica y reflexiva ante lo que escuchamos porque admitimos ideologías y formas más complejas de pensamiento”. Desde este punto de vista, la profesora da una vital importancia al rol del oyente en la cadena de la música.
De acuerdo con su experiencia, la especialista dice que, desde la música, se puede ver una característica central de la sociedad peruana: el arraigo en el pasado. “A nivel de identidad, veo hace años el desarrollo de radios como Felicidad o La Inolvidable. Siempre reflexiono sobre estas radios y su vigencia demuestra que, como colectivo, miramos mucho el pasado. Hay algo que, desde la música, podemos ver en la identidad peruana: una especie de regocijo del pasado, rememoramos lo anterior, nos anclamos en lo que pasó y eso nos hace perder, de alguna manera, perspectiva de presente y futuro”, reflexiona. Y es que, de cierta forma, lo vintage está de moda.
Este análisis de los arraigos musicales de la sociedad peruana podría dar pie a diferentes investigaciones sobre la relación del país con distintos procesos sociales. “No conozco sociedad sin música”, comenta el profesor Rohner. Y es cierto, pues todas las culturas del país están cargadas con identidades –tanto colectivas como individuales– que incluyen estéticas, simbologías y nuevos significados dados por la música. Entender la diversidad de esta expresión cultural tan importante es el primer paso para pensar políticas culturales y ver este arte como agente de desarrollo. Lástima que, para que eso ocurra, todavía falten algunos (o muchos) años.
Lee también: Raúl Renato Romero: «La música no es un lenguaje universal»
Deja un comentario