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Noticia

Informe PuntoEdu sobre los dos primeros meses del gobierno de Trump

Las acciones de un país tan influyente como los Estados Unidos pueden influir directamente a otros países en aspectos tan importantes como el económico. ¿Cómo afecta la era Trump a América Latina y al mundo? Especialistas esbozan algunas respuestas a dos meses de que Trump asumiera el poder.

  • Texto:
    Katherine Subirana
  • Fotografía:
    Gabriel Alayza

¿Qué sería del mundo si Trump lograra cumplir sus promesas de campaña? El politólogo Steven Levitsky, docente de la Universidad de Harvard, considera que si bien Donald Trump tendrá que hacer algo para cumplir algunas de sus promesas de campaña, será complicado, pues “el populista que promete bien cumple mal”.

Levitsky cree que va a ser muy difícil para Trump llenar las expectativas de sus votantes. “El votante trumpista es el votante duramente republicano. Quienes más lo quieren son de tipo blancos, cristianos, rurales, de bajo nivel educativo, hombres y mayores de 60 años. Y son ellos los que esperan que Trump cumpla su promesa de volver a los años 50, pero esto no sucederá. No volverán los trabajos industriales, ni los blancos volverán a ser la raza dominante”, explica.

El tema racial es crucial para Levitsky en el caso de los votantes de Trump. “Los blancos rurales perciben que están perdiendo hegemonía en el país donde han sido raza dominante por más de dos siglos. Se trata de personas cuya situación es precaria o que no gozan de éxito. Es muy distinta la postura de blancos exitosos, que viven en las ciudades, son cosmopolitas y están acostumbrados a convivir o tratar con gente de otras razas. Esto es el reflejo de que la situación de lo que podríamos llamar ‘los Estados Unidos profundo’ está muy mal”, refiere.

Trump vs. los medios de comunicación

Desde su llegada a la Casa Blanca, los medios de comunicación se han convertido en el nuevo rival del presidente Trump, en reemplazo de Hillary Clinton. “Los medios deben mantener la boca cerrada, son el partido de oposición”, dijo Steve Bannon, consejero de Donald Trump, a pocos días de haber llegado al poder.

Esta declaración no hace otra cosa que alimentar la guerra. El 17 de febrero, el escenario se volvió a calentar cuando el presidente escribió en Twitter: “Los medios con NOTICIAS FALSAS (el fallido The New York Times, NBC, ABC, CBS, CNN) no son mis enemigos, son enemigos del pueblo estadounidense”.

Si bien la relación ha sido tensa desde la campaña presidencial, esta se ha vuelto más compleja al llegar Trump al poder. El presidente se considera una víctima de los medios y señala que estos no quieren contar la ver dad. Sin embargo, queda para el análisis el contexto en el que Trump soltó esta frase: se trata de su toma de mando, cuando las tomas aéreas de diversas fuentes demostraron que la asistencia de personas a este evento fue muchísimo menor que a la toma de mando de Barack Obama. Esto fue lo que reportaron diversos medios, a lo que el presidente respondió llamándolos mentirosos. ¿A qué llama Trump mentir en estas circunstancias? Queda la duda.

Debate migratorio

¿Cuáles podrían ser las consecuencias si se llegan a aplicar las políticas migratorias por las que apuesta Trump? “Trump propone, para empezar, terminar con las ciudades santuario (tolerantes con los migrantes) por la vía de recortes presupuestales y aplicar tolerancia cero a los migrantes (lo que incluiría contratar a 5,000 nuevos oficiales de la patrulla fronteriza y triplicar el número de funcionarios del servicio de Inmigración y Control de Aduanas)”, explica el Mg. Rafael Roncagliolo, exministro de Relaciones Exteriores y docente de la PUCP.

Es posible y probable que estas medidas sigan teniendo cuestionamientos judiciales e incluso parlamentarios, sin embargo, un efecto inmediato que ya se está produciendo tiene que ver con la inseguridad, en detrimento de la calidad de vida, y paranoia, que se están produciendo entre los migrantes. “En un país que se formó por la migración, se expande ahora una xenofobia que afecta también a otras partes del globo, singularmente a Europa. Es como dar un gran salto hacia atrás en la libre circulación de personas, bienes y servicios”, dice Roncagliolo.

Levitsky añade que dichas políticas van en contra de siglos de tradición estadounidense y enfoca el problema migratorio en otro ángulo: el problema centroamericano. “Primero, es bueno decir que el partido republicano ha perdido el voto latino, por lo menos, de las dos próximas generaciones. Si se llegaran a aplicar las políticas migratorias propuestas en campaña, los ciudadanos que volverían a Centroamérica serían devueltos a países agresivos, donde la violencia crecería. El flujo migratorio de estos países es muy alto y su afectación sería mucho mayor”, explica.

“Su política en Medio Oriente y su cercanía con Rusia pueden ser preocupantes para el contexto y la estabilidad internacional. En particular, su política migratoria respecto a países del Medio Oriente y su retórica en distintas ocasiones, así como su apoyo a la estrategia de Rusia en Siria (que dice estar tratando de derrotar al Estado Islámico, pero la mayor parte de muertos en la recaptura de Alepo fueron civiles y rebeldes no yihadistas), alimentan la retórica terrorista y permite construir una narrativa que siga apelando a nuevos reclutas”, analiza la Mg. Gabriela Camacho, docente del Departamento de Ciencias Sociales.

Corazón latinoamericano

“Hace mucho tiempo que Estados Unidos no tiene a América Latina entre sus prioridades”, dice Camacho. “Las acciones de Trump respecto a México y sus desafortunadas declaraciones en más de una ocasión respecto de los latinos, definitivamente, han hecho que las relaciones de Estados Unidos con la región empezaran con el pie izquierdo. Por lo pronto, incluso gobiernos más de derecha y afines van a preferir guardar una modesta distancia del gobierno de Estados Unidos y sus acciones respecto a América Latina”, considera.

“En principio no parece haber políticas que afecten a Perú de la misma forma que a otros países de América Latina, en especial a México (ya vimos cómo su economía se desplomó) y a paí- ses de Centroamérica con fuertes flujos de migración hacia Estados Unidos”, añade Camacho, coincidiendo con Levitsky.

En ese sentido, es inevitable mencionar la posibilidad de construcción del tan mentado muro en la frontera con México. ¿Es realmente factible? Steven Levitsky considera que no, pero Gabriela Camacho cree que sí: “Hay suficientes muros en la historia y en la actualidad (pensemos en Israel) que confirman que es algo factible y ya hay ciertos tipos de barreras (alambres de púas, etc.) en 900 de los 3,000 kilómetros de frontera. Pero más allá de factible, si se construye, será extremadamente caro. Un cálculo del Washington Post al respecto pone el costo en hasta US$ 25 mil millones y si se llegara a construir, a pesar de las distintas fórmulas que Trump ha venido esbozando, todo parece indicar que Estados Unidos pagará por lo menos por la mayor parte”.

El muro aspira a cubrir los 3,142 kilómetros de la frontera, a un costo de US$ 21,600 millones, con 54 puertos para el cruce de personas y mercancías. “El gobierno de EE.UU. ha identificado hasta el momento solo US$ 20 millones para su construcción, pero hay más de 600 empresas interesadas en participar. No sé si será factible ni tampoco cuán efectivo resulte. Pero es un símbolo de regreso al aislamiento, después de cien años de indiscutible hegemonía mundial de los EE.UU. Y es una afrenta, después de la caída del muro de Berlín y cuando Israel se empeña también en su propio muro de segregación. Es tiempo para los puentes, no para los muros”, dice el profesor Roncagliolo.

Profundizando en el tema, Gabriela Camacho cree que un muro tendría serias implicancias no solo para la relación diplomática entre ambos países sino también para sus economías, pues se trata de un área de numerosos intercambios y una frontera que cerca de un millón de personas cruzan diariamente por motivos regulares (porque trabajan o hacen compras en la otra nación). “Un muro definitivamente afectaría esta clase de movimiento y, en general, la fluidez de la economía en la zona. Tendría también serias implicancias en la xenofobia, probablemente se incrementará en Estados Unidos y en México, y podría eventualmente llevar a un rompimiento de relaciones diplomáticas entre ambos países. Irónicamente, el propio secretario del Departamento de Seguridad Nacional (Homeland Security) considera que un muro, una barrera física, no es la forma más efectiva de atacar el problema de la inmigración ilegal”, añade.

¿Qué hacer con Trump?

El profesor Rafael Roncagliolo considera que lo más peligroso de Trump es que dure mucho tiempo en el poder. “Ojalá que los contrapesos del sistema americano, la gente en las calles y la resistencia internacional hagan de esta situación un fenó- meno pasajero. Ojalá se produzca la misma articulación entre reclamos internos y externos que permitió acabar con la aciaga guerra de Estados Unidos contra Vietnam. El mundo necesita contar con Estados Unidos”, dice. Veremos qué sucede.

Hollywood en pie de lucha

En la industria cinematográfica, las voces en contra de Donald Trump se levantaron antes de su elección como presidente de los Estados Unidos, y, tras ella, vino la temporada de premios y una tribuna contundente para que Hollywood se pronuncie si le provocaba hacerlo. Y sí que le provocó.La ceremonia del Óscar, realizada en febrero, por ejemplo. La Academia premió como mejor película extranjera a El viajante, del director iraní Asghar Farhadi, quien no asistió a la ceremonia como protesta. En su lugar, Farhadi envió a Anousheh Ansari, ingeniera iraní que trabaja en la NASA, a recibir el premio y con ella una emotiva carta en la que explica su ausencia “por respeto a la gente de mi país y las de otras seis naciones que les han faltado el respeto por la ley inhumana que prohíbe la entrada de inmigrantes a los EE.UU.”.

En otro momento, el mexicano Gael García dijo al entregar el Óscar al Mejor Diseño de Producción: “Como mexicano, como inmigrante, como trabajador, estoy en contra de cualquier muro”. El público aplaudió.

Sin embargo, insuperable fue el discurso que Meryl Streep lanzó en enero, en la ceremonia de los Globos de Oro, al recibir el premio Cecil B. de Mille por su trayectoria artística. La actriz planteó una fuerte posición frente a Trump sin mencionar su nombre. Dijo entonces: “Hubo una actuación este año que me impactó, metió sus ganchos en mi corazón. No porque fuera buena, no tenía nada de buena(…) Fue cuando la persona a la que se le pidió sentarse en el asiento más respetable en nuestro país imitó a un reportero discapacitado. Alguien a quien superaba en privilegio, poder y la capacidad de defenderse. Eso me rompió el corazón. Todavía no puedo sacármelo de la cabeza porque no era una película. Era la vida real. Y ese instinto de humillar, cuando está modelado por alguien en la plataforma pública, por alguien poderoso, se filtra dentro de la vida de todo el mundo, porque como que da permiso para que otra gente haga lo mismo. (…)Ok, esto me lleva a la prensa. Los fundadores de nuestro país usaron la constitución para proteger a la prensa y sus libertades. Solo quiero pedirle a la Hollywood Foreign Press y a todos los que pertenecemos a esta comunidad que se unan y me apoyen en el comité para proteger periodistas. Porque vamos a necesitar que sigan adelante y ellos van a necesitar que nosotros salvaguardemos la verdad”.

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