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Noticia

El Grupo Centro Tierra e integrantes del Estudio Terra de Chile construyeron un módulo habitable sostenible y antisísmico

Durante el mes de marzo, el Grupo de Investigación del Centro Tierra contó con la colaboración de Andrés Flores y David Martínez, del Estudio Terra de Chile, y de alumnos de nuestra Universidad, así como de otras casas de estudio, para desarrollar un sistema que permitirá construir viviendas sostenibles, antisísmicas, económicas y confortables.

  • Texto:
    Oscar García Meza
  • Fotografía:
    Tatiana Gamarra

Desde el 2018, el Grupo de Investigación del Centro Tierra (CTIERRA-PUCP) viene desarrollando el proyecto “Sistema constructivo con estructura de madera y cerramiento de tierra alivianada”. Este busca proponer un nuevo tipo de edificación que sea sostenible, antisísmica, térmicamente confortable y económica.

La investigación, financiada por Sencico a través de Fondecyt, tiene como uno de sus objetivos paliar el déficit de viviendas que existe en nuestro país. “La idea es entrar en el mercado y, sobre todo, que la personas que trabajan en construcción lo acepten, porque es un sistema fácil que compite con las técnicas modernas y los materiales como el cemento y ladrillo”, señala una de las investigadoras, la Mag. Giuseppina Meli.

Procesos de construcción

El proyecto ha pasado por diferentes etapas. Primero se realizó la investigación del estado del arte y, posteriormente, plasmaron en un prototipo las primeras ideas del sistema constructivo. “Después, empezamos con los ensayos. Encontramos el apoyo del Laboratorio de mecánica de suelos, que hizo el análisis del suelo; del Laboratorio de energía, que realizó un ensayo para ver la capacidad de aislamiento del muro; y del Laboratorio de estructuras antisísmicas, donde hicimos una simulación de sismo”, señala la Mag. Silvia Onnis, investigadora del proyecto y docente del Dpto. de Arquitectura. Posteriormente, los ingenieros Urbano Tejada y Julio Vargas ayudaron a pensar en nuevas mejoras para el sistema con el fin de garantizar la resistencia frente a los sismos.

En el verano de este año, el proyecto pasó de la parte teórica y de ensayos a edificar un módulo habitable. “Hicimos un estudio del proceso constructivo y una suerte de validación final, a fin de que el módulo pueda ir a los ministerios, ser propuesto para un programa de vivienda y replicarse”, señala el Dr. Martín Wieser, coordinador del proyecto. 

En el verano de este año, los investigadores del proyecto edificaron un módulo habitable que se culminó días antes del inicio del aislamiento social obligatorio. 

Colaboración internacional

A los investigadores mencionados se les unieron alrededor de diez alumnos, provenientes tanto de nuestra Universidad como de otras casas de estudios. Asimismo, a inicios de marzo, el arquitecto Andrés Flores y el ingeniero en edificación David Martínez, miembros del Estudio Terra de Chile, vinieron dos semanas a nuestro campus a fin de aportar su conocimiento y experiencia. “Después de dos años de investigación de este sistema, se les planteó la oportunidad de construir algo real. Esto dará pie a que trascienda las aulas, pues se demostrará que el prototipo funciona, y tiene gran facilidad y rapidez de construcción”, menciona Martínez.

Esta colaboración surgió porque ellos conocieron a nuestra docente Silvia Onnis en el Seminario Iberoamericano de Arquitectura y Construcción con Tierra (Siacot), y fueron invitados a venir a colaborar. “Valoraron la experiencia que tenemos en los materiales de tierra y madera”, señala Flores en alusión a los más de diez años de su estudio. 

La filosofía del Estudio Terra y la del proyecto “Sistema constructivo con estructura de madera y cerramiento de tierra alivianada” presentan muchas coincidencias. En ambos casos, se opta por materiales naturales que se encuentran presentes en la localidad. “Se ha comprobado que la madera es mejor que el hormigón en las construcciones antisísmicas, pues es flexible. Por su parte, el barro es el complemento que se encarga de regular la humedad y la temperatura”, menciona Martínez. “La tierra alivianada tiene una buena capacidad aislante. No solo se fabrica con elementos totalmente naturales – tierra y paja-, sino también con otros muy económicos, renovables y biodegradables”, añade Wieser.

Encuentro social y académico

Los días de construcción resultaron muy enriquecedores para nuestros alumnos de Arquitectura. Entre ellos Kevin Rodríguez, asistente de investigación, quien comenta: “Me gustó la experiencia porque me cambió la percepción que tenía de materiales como el adobe o la quincha, sobre los cuales hoy en día se está redescubriendo que tienen propiedades que superan al concreto”. 

Por su parte, a la alumna Milene Pereyra le hizo reflexionar sobre cómo este sistema puede aportar a la economía de la gente. “No solo generas buena arquitectura, sino también empresa. Por ejemplo, una familia puede estar encargada de hacer los cortes de madera y otra de las piezas de tierra alivianada”, explica.

El modulo habitable se culminó días antes del inicio del aislamiento social obligatorio. “Se generó un encuentro social y académico muy interesante, donde compartimos entre todos y cada uno tenía algo que aportar”, comenta Flores sobre la experiencia. Por último, el coordinador del proyecto menciona que, una vez que la obra esté terminada -es decir, con puertas, ventanas y acabados- y lista para ser habitada, existe el compromiso de monitorearla por lo menos durante un año.

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