La XII Competición Internacional de Arbitraje y Derecho Mercantil se llevó a cabo del 20 al 24 de abril de este año. Debido a la actual crisis sanitaria por coronavirus (COVID-19), el MOOT Madrid fue organizado, por primera vez, para realizarse de manera virtual. Los estudiantes de último año de la Facultad de Derecho Jimena de la Villa, Arantxa de la Flor, Jean Paul Pinto, Christian Basaldúa, Uber López y Rodrigo Vega obtuvieron el premio al mejor equipo en la fase oral.

Esta competencia es organizada por la Universidad Carlos III de Madrid y la Comisión de Naciones Unidas para el Derecho Mercantil Internacional. Es una simulación completa de un arbitraje comercial internacional. Durante el transcurso de la competencia, los alumnos reciben nueva información a la cual se deberán adaptar inmediatamente.

La experiencia del MOOT Madrid

El Moot Madrid abarca una gran parte procesal que permite que el estudiante profundice en temas de arbitraje y utilizar normativas, como el Reglamento de la Corte de Arbitraje de Madrid, Ley Modelo de Arbitraje Comercial Internacional de la CNUDMI, Reglas IBA, Convención de Nueva York sobre reconocimiento y ejecución de sentencias arbitrales.

Como cuenta Jean Paul Pinto, uno de los miembros del equipo, participar en esta competencia requiere mucho trabajo de investigación. “Es un trabajo constante. Nos reuníamos dos veces por semana para tratar de buscar soluciones a los problemas jurídicos que plantea el caso. Teníamos que investigar, para cada caso en particular, temas como causas que corroen fierro o las obligaciones de un constructor en determinado tipo de rubro”, nos cuenta.

Preparados para debatir

El entrenamiento para esta competencia se inició en el 2019, cuando llevaron el curso Seminario de Integración en Estrategia Procesal y Litigación Oral, dictado por el Mag. Alfredo Bullard, abogado especializado en análisis económico, y Malcolm Malca, director de teatro especializado en comunicación persuasiva para profesionales en derecho y otros oficios.

“El curso se viene dictando desde hace 8 años y busca que los alumnos puedan simular un arbitraje comercial con una preparación centrada en la persuasión. Así, en clases, vemos cómo organizar la teoría de un caso, e historias atractivas y sofisticadas amparada en el derecho”, indica Bullard.

“Es importante que el debate sea una discusión de hechos que permita a los árbitros entender qué es lo que pasó y por qué los abogados que representan a una parte tienen razón en lo que están pidiendo. Esto se complementa con un trabajo que viene desde las artes escénicas, enfocado en persuadir”, complementa el docente Malca.

La interdisciplinariedad que caracteriza al curso es una particularidad que también rescatan los alumnos. “Me llevo la importancia de la oratoria y la imagen. No basta con tener buenos argumentos, necesitas tener una buena comunicación. El curso y la competencia te permiten afinar tus destrezas legales con herramientas de comunicación”, destaca Rodrigo Vega.

El objetivo que tienen los abogados en esta competencia es que el tribunal falle a su favor. Sin embargo, los docentes destacan que, para lograr los resultados deseados, hay tres objetivos: hacer las cosas bien, aprender y disfrutar. “Es algo que los entrenadores nos repetían constantemente y que, al principio, creímos que lo decían para que nos sintiéramos bien, pero tenían razón en ello. Si estás logrando eso, entonces deberías sentirte satisfecho con el trabajo que estás haciendo”, cuenta Arantxa de la Flor.

Los desafíos de la pandemia

Ya habían pasado a octavos de final, tras la competencia en Paraguay, cuando la noticia de la emergencia sanitaria llegó al Perú. Muchos eventos se estaban cancelando, sin embargo, los organizadores del MOOT optaron por hacer una versión virtual del debate internacional. Ante esta noticia, el equipo decidió continuar con su participación. “El nivel de adaptación me ha sorprendido muchísimo. Tenía miedo de que los ánimos cayeran, pero ocurrió todo lo contario. Nos pusimos la camiseta y seguimos con este proceso”, cuenta Jimena de la Villa.

Así, los seis estudiantes formaron parte de la primera generación entrenada a distancia para el MOOT Madrid. “Fue un proceso muy divertido porque trabajamos en la producción de minisets en cada una de las casas de los chicos. Tuvimos en cuenta el encuadre, fondo, juegos de luces, back up en conexiones inalámbricas y herramientas de comunicación, como el close up”, indica el docente Malcolm.

Pese a las adversidades del contexto, lograron obtener el primer puesto en esta competencia internacional de debate. “Lo único que lamento es no haber podido estar frente a frente para abrazarnos. Fue un golpe para el equipo, pero supimos adaptarnos a esta experiencia”, finaliza Christian Basaldúa.