Especialistas de nuestra Universidad comentan la encíclica Laudato si´
Tres especialistas un teólogo, un filósofo y un abogado analizan desde distintos ángulos la carta encíclica del papa Francisco.
Dr. Carlos Castillo, Pbro.
Docente del Departamento de Teología
Francisco relanza el tema de una planetaria “conversación” que los humanos hemos de entablar para enfrentar las bases aniquiladoras de un paradigma globalizado dominador y tecnocrático, que utiliza la naturaleza y las personas sin consideración del valor que tienen en si mismas. Se trata de cambiar radicalmente la relación dominadora que mantenemos hacia la creación y los pobres, abriéndonos todos a una relación solidaria nueva que supere la indiferencia, la resignación cómoda, y la confianza ciega en un progreso que niega o minimiza la gravedad de la crisis ecológica, encarcelada en intereses financieros gigantescos que desvían, absorben y encausan todo intento incluso positivo para la humanidad. Sosteniendo una mirada amplia y profunda de la compleja realidad, y con el aporte de la visión cristiana del ser humano integral, contra todo reduccionismo, Francisco no hace una mera repetición doctrinal, sino que reconsidera el pensamiento cristiano desde desafío destructivo extremo en que estamos, iluminando la situación con una concreción, sencillez y claridad que permite imaginar, iniciativas, soluciones y compromisos, propiciando una cultura alternativa al servicio de esta “casa común”, solidaria, sana y bella, con humanos que “pueden sobreponerse, volver a optar por el bien y regenerarse, más allá de todos los condicionamientos mentales y sociales que les impongan”.
Dr. Augusto Castro
Director del INTE-PUCP
El 18 de junio del 2015 marcará una fecha importante para el mundo: el papa Francisco ha presentado la Carta Encíclica Laudate Sí que recoge y se inspira en las palabras de Francisco de Asís “Alabado seas, mi señor”. La alabanza de Francisco de Asís hacia Dios es por la creación, por la “hermana” tierra y por lo que ella significa para los seres humanos. Desde el inicio la Encíclica reconoce que los seres humanos somos tierra porque de ella estamos formados. El reconocimiento de este vínculo esencial que tenemos con la madre tierra, nuestra casa común como dice la Encíclica, tiene un significado fundamental para nuestro tiempo porque denuncia el uso irresponsable y el atropello que hemos hecho de la naturaleza al considerarnos sus propietarios y dueños, cuando en realidad, la debíamos cuidar y respetar. La Iglesia Católica con esta Carta Encíclica del papa Francisco coloca como prioridad de la agenda de los cristianos del mundo y de sus instituciones el tema del cuidado del ambiente y de la naturaleza. Para la PUCP es una reafirmación de las actividades realizadas en estos últimos años y la insistencia de mantener una clara línea de compromiso con los pobres, con el planeta y todos los seres vivos.
Mg. Alberto Ferrand
Docente del Departamento Académico de Derecho
La encíclica “Laudato Si´” se integra al magisterio de la Iglesia con reflexiones urgentes para todos los hombres y mujeres en el contexto apremiante de la degradación de la naturaleza. Abarca una diversidad de relaciones humanas y naturales, tan distintas como vinculadas, porque “…el ambiente humano y el ambiente natural se degradan juntos”, “…todo está conectado”.
Compendia lo avanzado por muchas organizaciones respecto a este desafío y lo señalado por conferencias episcopales de varios países de todos los continentes. Pondera los vínculos del ser humano en la naturaleza, atento a la experiencia de comunión universal recogida por la tradición judío-cristiana.
Es enfático en cuanto a que la afectación de la Casa Común daña sobre todo a los “descartables” de la sociedad y declara con claridad la opción preferencial de la Iglesia por los más pobres. Nos invita a “…escuchar tanto el clamor de la tierra como el clamor de los pobres”. Su lenguaje es duramente bíblico en relación a los intereses de los poderosos y asimismo frente a la inacción; con frecuencia impactante cuando se refiere a la “globalización de la indiferencia” y a la práctica de “cauterizar la conciencia”.
Termina –muy franciscanamente- con un llamado a la “conversión ecológica” frente a la hermana y madre Tierra, a la sobriedad en el uso de los bienes, a la humildad, al diálogo y al trabajo comprometido en redes comunitarias.
Mg. David Lobatón
Docente del Departamento Académico de Derecho
En una columna publicada en Puntoedu de marzo último comentamos el posicionamiento de la Iglesia Católica de América Latina en audiencia pública ante la CIDH en materia de industrias extractivas y derechos humanos en el continente, ad portas y como preludio de la Carta Encíclica sobre el cuidado del ambiente que el Papa Francisco difundiría. Esta encíclica ya ha sido dada a conocer y sin duda constituye la ratificación de una doctrina social de la Iglesia cada vez más preocupada por el grave deterioro del ambiente, el cambio climático, la destrucción de la biodiversidad, entre otros desastres ambientales.
Quiero destacar la feliz coincidencia de lo que la Iglesia de América Latina ya ha venido alertando y la reciente Encíclica Laudato Si´, en especial la reivindicación de los pueblos indígenas de nuestro continente como “quienes mejor cuidan” (párrafo 146 Encíclica) sus territorios ancestrales, su preocupación por la Amazonía y el agua potable, la necesidad de consulta previa a las poblaciones locales antes de iniciar un proyecto productivo (párrafo 183 Encíclica) y el reconocimiento del principio precautorio para evitar daños ambientales graves e irreversibles (párrafo 186 Encíclica).
Por ello, la Iglesia de América Latina ha exhortado a los Estados de todo el continente americano, a través de la CIDH, “a que asuman una co-responsabilidad internacional en el respeto de los derechos humanos de los pueblos indígenas y no indígenas, así como de la Naturaleza, lo cual supone, entre otros aspectos, la reparación integral a las víctimas y la restauración de la Naturaleza, en el caso de daños ambientales y graves violaciones de derechos por parte de las industrias extractivas.” (Párrafo 156 Informe presentado a CIDH).
Dr. Mauro Magatti
(Universidad Católica de Milán, Italia)
Francisco, ante un mundo confuso, manifiesta que la relación entre el poder y la acción y manipulación del ser humano y el ambiente, en que tiene lugar la vida, es el punto focal de la cuestión social de nuestra época. Laudato Sii no es una concesión a la moda de la época…Mas bien es la propuesta a todos de una clave de lectura para orientarnos en una época “apocalíptica”, que nos esforzamos duramente en descifrar, es decir, la extensión a todo el planeta de un modo de producción industrial y de la sociedad de consumo …que esta cambiando las condiciones mismas de nuestra vida personal y social, además de los equilibrios del ecosistema terrestre. La aceleración del proceso es tal que vuelve urgente una “conversión” de nuestro obrar para evitar el desastre. Una mirada ecológica, capaz de ponerse en relación y por ello en capacidad de salir de la autoreferencialidad y de recuperar el principio de responsabilidad finalmente puede salvar al hombre contemporáneo de la hybris suscitada por tanto acontecimientos acumulados, que lo engañan creyéndose patrón del mundo y de los secretos de la vida…Tenemos necesidad de un ser humano que no sea un superhombre. No será una superinteligencia la que nos hará salir de la crisis, sino una razón integral e integradora, que solo un hombre memorioso de su enraizamiento en la vida puede apreciar.
Lee y descarga la encíclica del Papa.
Foto: ONU
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