En una sala, se encuentran un demandante y un demandado, cada uno representado por un abogado ante un juez. Quien logra persuadir al juzgado, gana el caso. Esta es una escena representada infinitas veces en películas que se materializa en el cotidiano de los abogados. Por eso, incorporar el desarrollo de habilidades blandas y de comunicación oral entre los estudiantes de Derecho es sustancial.  La simulación de una corte es un escenario que puede resultar provechoso para este fin. El teatro abre esa posibilidad dentro de la comunidad conformada por docentes, alumnos y egresados de la Facultad de Derecho PUCP.

“Algunos abogados, naturalmente, tienen una actividad bastante escénica. Los que litigan, sobre todo, tienen ese potencial. Todos estos años de experiencia litigando les ha ayudado a desarrollar algunos mecanismos como colocar la mirada, el cuerpo, la voz”, cuenta Malcolm Malca, docente y también coordinador de la comisión Arte y Derecho de la Facultad de Derecho PUCP.

Entonces, no es sorprendente la acogida que tienen los castings de esta comisión entre la comunidad. Reconocidos abogados han formado parte de sus montajes que comenzaron como una iniciativa pro – fondos para la participación de los estudiantes en una competencia internacional de arbitraje y derecho mercantil en Madrid, España. A lo largo de los años, la motivación sigue siendo la misma, pero el proyecto adquiere nuevos matices. “La experiencia se ha ido volviendo cada vez más profesional”, indica Malca.

Javier Ruiz, estudiante de Derecho de la PUCP, se involucró por primera vez en esta iniciativa dentro de la subcomisión de música. Ahora forma parte del elenco de la obra El Monstruo de Armendáriz, la última producción de la comisión. Para él, estos espacios son de gran importancia en el desenvolvimiento de estudiantes cuyas capacidades pueden verse opacadas por su inseguridad o timidez.

Más allá de los códigos, las lecturas y las clases están el manejo del cuerpo. La postura, la voz y la persuasión son elementos imprescindibles en la formación de un estudiante de derecho. “Creo que un abogado tiene que tener un poco de actor siempre”, señala Javier y aclara: “no por el hecho de mentir o de fingir, sino porque la forma en la que cuentas tu caso puede ser más importante incluso que tus argumentos. Ese es el rol de un abogado, contar una historia, convencer a los demás, ser convincente”. Esto es parte, según él, de lo que ha podido aprender durante los ensayos.

Monstruo de Armendáriz

A partir del año pasado, Arte y Derecho propone crear dramaturgia basada en casos reales del contexto jurídico nacional. La primera experiencia  de este tipo fue Ciriaco de Urtecho: litigante por amor, escrita por Gino Luque y Roberto Ángeles.

El último caso de pena de muerte en el Perú ha inspirado la puesta en escena más reciente del colectivo. En 1954, un ciudadano afroperuano fue acusado de violar y asesinar a un niño de tres años. Una moneda de 20 céntimos, la única prueba de su supuesta culpabilidad, justificó su condena a la ejecución. La historia de Jorge Villanueva Torres, el “Monstruo de Armendáriz”, invita a reflexionar entorno a temas como el acceso a la justicia, la discriminación racial y la violación de Derechos Humanos.

Doce hombres en pugna, El Juicio de Nuremberg, Ciriaco de Urtecho son las tres obras anteriores que la comisión ha presentado como parte de su programa en teatro. Las cuatro puestas en escena tienen en común el objetivo de dialogar desde el derecho sobre diversas temáticas que nos atraviesan como sociedad y fomentar entre la comunidad un vínculo con las artes.

EL DATO:
El monstruo de Armendáriz, en una corta temporada del 23 al 27 de marzo a las 8:00 p.m. (domingo 26 en doble función a las 5 p.m. y 8 p.m.) en el Auditorio LUM (Bajada San Martín 151, Miraflores). Las entradas están a la venta únicamente en Teleticket de Wong y Metro. Los fondos recaudados serán utilizados para costear la participación de alumnos de Derecho en el MOOT Madrid 2017 (IX competición internacional de arbitraje).