Una tendencia recurrente cuando se plantean proyectos de desarrollo para artesanos es que se conciben desde un punto de vista urbano e industrial, como si la producción fuera en masa y no según las necesidades del artesano. Por ello, es necesario concebir herramientas de acuerdo con el estilo de vida del artesano, que no requieran de ningún servicio adicional, de lo contrario, tendrían que pagar más por ello.

Todo comienza por comprender la cultura económicamente sostenible de los artesanos. Ellos se sostienen gracias a que consumen o comercializan lo que producen. “Este proceso de construcción es también de cocreación porque depende de las experiencias de los artesanos”, indica el diseñador Carlos Ortega.

La escalera de desarrollo

Para comprender mejor estas nociones, sirve de ejemplo su ardua labor con la Escaladora de Proyectos Artesanales. Ese proceso es el trabajo con las comunidades de artesanos para desarrollar sus productos. Involucra diversos aspectos, desde los insumos o materia prima, la tecnología en máquinas y herramientas, incluso la comercialización. “Tratamos de concebir tecnología apropiada que les facilite ejecutar los procesos, de forma más rápida e eficiente”, añade.

Aparentemente la Escaladora de Proyectos Artesanales parece un proceso de incubación, pero en realidad trata de hacer este camino lo más compatible y auténtico para los artesanos. “Los artesanos mexicanos prefieren un «parto natural», espontáneo y progresivo, como una escalera. De ahí surge la idea de la escaladora de proyectos artesanales, que consiste en que los artesanos reconozcan la capacidad de reapropiación de su identidad para trabajar y organizarse”, señala el especialista.

Para tener un mayor alcance, Ortega y los artesanos mexicanos se unieron a “Impact Hub”, una red global de emprendedores. Sin embargo, él percibió que esta red tenía un esquema de trabajo muy occidental, lo cual no funcionaría. “Lo que he vivido en estos cinco años es que cada proyecto tiene un trasfondo muy personal y muy latino. Por ello, Impact Hub debía tropicalizar la experiencia”, explica.

Los artesanos además de necesitar apoyo técnico también requerían seguimiento y apoyo emocional para construir una economía mixta sin convertirse totalmente a una economía capitalista. “A los urbanos nos toca aprender y valorar con humildad lo que nuestros antepasados nos dejaron”, comenta el diseñador.

Además se estudian los aciertos y errores de cada artesano con indicadores que no necesariamente son los mismos que valoran los urbanos. El especialista explica que no importa tanto la cantidad de dinero que obtuvo cada artesano, sino si logró brindar sostenibilidad, alegría y satisfacción para sí mismo y su familia.

Al ritmo de la globalización

La globalización, además de abrir la puerta a los artesanos, también presenta algunas complicaciones éticas. Como el caso de las firmas de moda francesas que copiaron el diseño de las blusas tradicionales de Santa María Tlahuitoltepec, bordadas de forma tradicional. “La extracción y modificación de este material genético, para luego implementarlos en otra zona y con otro nombre para llevarse el crédito, no es ético. Sería apropiado si se reconoce la autoría y la herencia cultural”, opina Ortega.

No es la primera vez que elementos culturales de México son plagiados. Ni la imagen de la Virgen de Guadalupe se salva. Aunque estaba registrada ante el Vaticano como una imagen religiosa fue patentada en China. Caso contrario ocurrió con Amparo Serrano, diseñadora gráfica mexicana, que creó a la “Virgencita Plis”, en torno a la actualización de la virgen para la juventud. El personaje ha sido un gran éxito, al punto que ha logrado diseñar una imagen más fresca y divertida. “Son diferentes perspectivas hacia una misma obra, todas son válidas siempre y cuando seamos honestos”, indica el diseñador.

Aunque la industrialización y las transtecnologías parezcan avasalladoras, los diseñadores, artistas y artesanos tienen la misión de hacer a la tecnología más amigable y práctica. Por ello, el diseñador destaca la importancia del IV Encuentro entre artistas, artesanos y diseñadores 2015, actividad en la cual participó. “Quienes tuvimos una formación académica brindamos un aporte importante, pero la educación entre pares es mucho más valiosa, sobre todo cuando se comparten las experiencias, ver si funcionaron o no los métodos tradicionales o modernos”, concluye el especialista.