Alice Munro, el Nobel y la reivindicación del cuento como género
El escritor Alonso Cueto habla sobre la obra de la decimotercera mujer en recibir un Nobel de Literatura y la primera canadiense en llevarse este importante galardón.
Texto:
Eduardo AlcántaraFotografía:
Yanina Patricio
La distinción recayó en ella por ser «una maestra del relato breve contemporáneo», según explicaron los miembros de la Academia Sueca, y por reivindicar el cuento, un género que se ha mantenido a la sombra de la novela, y que ella “ha cultivado casi a la perfección».
El escritor Alonso Cueto, profesor del Departamento de Humanidades de la PUCP, también cree que el premio a Munro es bien merecido y que ha saldado una deuda con el relato corto.
“Alice Munro es una gran escritora y una excelente artista del cuento. Creemos hoy en día que el cuento es una palabra que no está bien vista por los editores. Un editor me dijo alguna vez que una novela mala vende más que un cuento bueno. Esta es una reivindicación del cuento, donde es el género más adecuado para mostrar el silencio y la cotidianidad”, señala el autor de “El vuelo de la ceniza”.
“El cuento es un género especial para mostrar en dos o tres episodios toda la vida de una persona. La novela te muestra la vida de un personaje en su evolución. Alice siempre dijo que veía la vida de las personas a fogonazos”, agrega.
El lenguaje del silencio
En Canadá, Estados Unidos, Gran Bretaña y en algunos países de América Latina, las obras de Alice Munro forman parte hace mucho de la lista de best sellers. Comenzó a dedicarse de lleno a la escritura a los 40 años, a fines de los años 60, luego de haber criado a sus tres hijos.
Sus historias son sobre gente sencilla, colocadas en situaciones rutinarias, a las que suceden hechos excepcionales, todo ello en lenguaje simple y cotidiano.
Munro explora todo aquello que no ha sido expresado, lo que piensan y sienten sus personajes, y analiza lo que ellos ocultan: su intimidad y su silencio. Además, el universo femenino es su favorito.
“Las mujeres tienen un mundo interior más rico y complejo que los hombres y por eso los personajes femeninos de Munro son tan interesantes”, señala Cueto, destacando obras como “Las lunas de Júpiter”, “Demasiada felicidad” y “Odio, amistad, noviazgo, amor, matrimonio”.
“Lo que hay en Munro es una observación de todos los sistemas de compensaciones y de intercambios humanos. Es una observadora de las relaciones humanas dentro de la soledad. Es una gran heredera de Antón Chéjov, y está muy influenciada por la literatura nacida al sur de Estados Unidos”, finaliza.
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