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Cultura

Ar-torito: un 'transformer' peruano con talento PUCP

Rafael Lanfranco (egresado de Derecho) y Edi Mérida (exalumno de Arte y Diseño) son los creadores de Ar-torito, un robot de una serie de mecamorfos que vienen trabajando a escala gigante. Actualmente, está expuesto para el público en general en Monumental Callao.

  • Texto:
    Daggiana Gómez
  • Fotos:
    Héctor Jara / Archivo personal

La saga de Transformers ha causado sensación en el país desde que escenas de la última película se rodaron en el Cuzco. Así, un egresado y un exalumno PUCP han creado a un ‘transformer’ peruano. Aunque muchos lo conocen como el ‘transformer cholo’, Ar-torito es en realidad un mecamorfo, un robot diseñado por Rafael Lafranco y llevado a escala gigante por el artista plástico Edi Mérida, ambos egresados de nuestra Universidad.

Ar-torito es el primer personaje de una serie de esculturas que ambos están trabajando. En su infraestructura, encontraremos el mototaxi modelo torito. Este mecamorfo es uno de los personajes del universo construido por Rafael Lanfranco: «El Imaquimario de Yute y Tocuyo», una historia cuyos personajes son robots que buscan entender cuál es su propósito en un Perú postapocalíptico, lleno de chatarra. Esta historia ha sido plasmada no solo en una escultura, Rafael ha escrito también una novela del tema.

Ar-torito es el primer mecaformo peruano construido a escala gigante. Está hecho con partes de un mototaxi. Mide 5 metros de alto y pesa más de 1 tonelada. Actualmente, se exhibe en Callao Monumental.
Diseños hechos por el artista gráfico Rafael Lanfranco. El primero, es Retro-Orión; y el segundo, un mecamorfo diseñado a partir de un volquete. Ambos serán llevados a escala gigante.
A la izquierda: primera escultura de Ar-torito en tamaño pequeño. A la derecha: impresión en resina y pintura de Ar-torito
A la izquierda: impresión en resina y pintura del mecamorfo O-Micron. A la derecha: el primer "arqueobot" hecho a partir de un cántaro prehispánico

“Siempre pensamos que debía hacerse una serie de esculturas. Hemos pensado en hacer 4 en un primer momento y nos encantaría que estas piezas puedan rotar, viajar por todo el Perú. Esta obra no es elitista, no es para una galería, es para que esté en las calles y que la gente de a pie pueda consumir arte”, precisa Rafael. 

Lanfranco, creador narrativo y gráfico de los personajes, cree que donde algunos ven solo desorden urbano, otros ven una posibilidad para reconstruirlo todo y así crear.  

Somos un país caótico, y el caos tiene, por un lado, el desorden y, por otro, la posibilidad infinita de reinvención. Esta es una propuesta de reinvención que se nutre incluso de lo que más nos molesta: el tráfico. Esa es la esencia de «El Imaquinario de Yute y Tocuyo», afirmó.

«Somos un país caótico, y el caos tiene, por un lado, el desorden y, por otro, la posibilidad infinita de reinvención. Esta es una propuesta de reinvención que se nutre incluso de lo que más nos molesta: el tráfico»

Rafael Lanfranco, egresado de Derecho PUCP

«El arte tiene muchas posibilidades, puedes salir del taller, no puedes estar de espalda a la realidad, no puedes solo producir cosas en función de que se vendan o de que llamen la atención»

Edi Mérida, exalumno de la Facultad de Arte y Diseño PUCP

El Imaquinario de Yute y Tocuyo

Estos personajes nacieron hace más de 6 años. Rafael Lanfranco cuenta que al ver las combis, los mototaxis, volquetes, todos los vehículos de nuestra fauna de tráfico, empezó a imaginar. Luego, pensaba en los Transformers originales y notó que, al interior de ellos, los americanos muestran un vehículo de alta gama, de última generación. En ese momento, Rafael se preguntó: «¿Cómo sería esto a la peruana o en un país de una economía emergente?». En ese momento imaginó mototaxis de los que parecen naves espaciales y empezó a diseñarlos.

“En el año 2016, hice una muestra que me ayudó a profundizar y a construir narrativas, exhibieron esculturas, pintura y ahí fue que la historia empezó a armarse. Soy un consumidor de ciencia ficción, Star Wars y todo el pop culture, anime; me encanta la estética. Creé una fantasía diesel-punk-postapocalíptica perucha”, comenta Rafael Lanfranco.

Los mecamorfos muestran la capacidad de reinvención y de resiliencia, de creatividad e ingenio que hay en el Perú. Rafael estudió Derecho en la PUCP, pero recuerda que pasaba más tiempo en la Facultad de Arte, donde Edi Mérida estudió Artes Plásticas. Luego de varios años, sus caminos volvieron a cruzarse y, después de hablar de la vida universitaria, Rafael recordó haber visto las esculturas de Edi en las aulas de la PUCP.

A comienzos del 2020, Edi contactó a Rafael para realizar un proyecto que venía trabajando con la marca de cerveza Cusqueña e hicieron la escultura “Abrazo imposible”, que se produjo en Calca, se expuso en la plaza de San Blas y ahora está en el Mirador de Taray. Luego de haber hecho un gran trabajo juntos, se preguntaron qué esperaban para ejecutar el proyecto de los mecamorfos. 

Lo imaginaron, lo soñaron y lo hicieron 

“Cuando lo vi en el papel, le dije a Rafa que esto debía medir medir 10 metros y él me dijo que estaba loco. Se preguntó a qué equivalía 10 metros, le pedí que se imaginara una casa de 3 pisos y pensó que no estaba a nuestro alcance. Entonces, decidimos hacer algo más pequeño para hacer animaciones con la impresión de los modelos en 3D”, recuerda Edi, quien es un reconocido artista plástico cuzqueño que hizo posible llevar estos personajes a escala gigante, pues antes Rafael solo había trabajado esculturas hasta de 80 centímetros.

Rafael consiguió un mototaxi en Lima y se internaron en el taller de la familia de Edi en Calca. Al ver lo que armaban, los vecinos empezaron a soñar, especialmente cuando se enteraron de que Cuzco y su ciudadela inca iban a ser escenografía de la película Transformers. El despertar de las bestias.

Ya Ar-torito iba cobrando forma cuando Edi Mérida fue contratado para participar en el rodaje. A lo largo de 4 meses, el artista trabajó en la construcción de sets, en la producción de las escenografías, dummies (maqueta a escala natural de la propuesta de un producto), entre otros. Trabajo que le permitió acercarse más al mundo de los autobots.

“No me considero un artista de galería, me considero un artista abierto a todas las posibilidades, a trabajar en equipo. Incluso, he trabajado buena parte de mi vida en publicidad, he hecho pintura, graffiti, escultura, de todo. Muchos artistas nos dicen ‘Mira, tengo una maqueta y no sé cómo producir esto a gran escala’. Cuando estudiaba arte, no tenía esta perspectiva. Antes de salir de la facultad hacía otras cosas, trabajaba, aprendía de otros campos y, al mismo tiempo, absorbía los conocimientos en términos de estética, la teoría de los colores, toda la base que tenemos. El arte tiene muchas posibilidades, puedes salir del taller, no puedes estar de espalda a la realidad, no puedes solo producir cosas en función de que se vendan o de que llamen la atención”, considera Edi.  

Durante la pandemia «El Imaqunario de Yute y Tocuyo» fue tomando forma y Rafael empezó a escribir esta historia. En el mes de abril, los peruanos podremos disfrutar de este mundo a través de su novela, que será publicada por la editorial Planeta. 

Un homenaje a los peruanos 

Ellos tenían la ilusión de terminar a Ar-torito para la celebración del bicentenario, pero, debido a la pandemia, los tiempos cambiaron, aunque después de unos meses lograron su objetivo: rendir homenaje al emprendedor peruano. Con el apoyo de la empresa privada, la escultura de 5 metros de altura y que pesa más de una tonelada se exhibió durante un mes en el centro comercial Megaplaza. Desde el 16 de enero, los robots permanecen en el primer piso de la Casa Ronald, en Callao Monumental, donde las piezas continúan esperando nuestra visita. 

“Un auspicio de Cálidda nos apoyó con el traslado y costos de la muestra. A raíz de esta colaboración, se creó una subespecie de mecamorfos que se llaman los «arqueobots», robots inspirados en los restos de cerámica precolombina. Intervenimos el cántaro, le imprimimos partes en 3D. Tiene brazos como la serpiente bicéfala y patas de robot”, afirma Rafael.

Como vemos, Ar-torito es solo uno de la serie de mecamorfos que tienen en mente y en papel, como el antagonista de Ar-torito que cobrará vida pronto. Se trata de Retro-Orión, un robot construido a partir de una combi. También tienen en la lista de espera al volquete, a un tico y hasta al Huáscar, que será la fusión de la embarcación con una nave espacial, como el Halcón milenario de Star Wars. Aún no saben dónde serán expuestos, pero les encantaría regresar acompañados de estos robots a su alma máter: la PUCP.

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