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Comunidad PUCP

Jaguardianes: la diseñadora PUCP Angie Valdera creó un juego interactivo sobre educación ambiental

Jaguardianes busca acercar, de manera didáctica y visual, la educación ambiental a niños y adolescentes. Este proyecto fue la tesis de Licenciatura en la carrera de Diseño Gráfico de Angie Valdera y fue ganador del Concurso Emprendedores por la Naturaleza de Profonanpe, que reconoce y promueve emprendimientos que trabajan con áreas naturales protegidas.

  • Texto:
    Jacqueline Palacios

El pasado mes de mayo, la organización ambiental Profonanpe anunció los ganadores del Concurso Emprendedores por la Naturaleza 2023. Angie Valdera, licenciada en Diseño Gráfico por la PUCP con su tesis centrada en educación ambiental Jaguardianes, había postulado, pero no tenía muchas esperanzas de ganar. Cuando le dieron la noticia de que su proyecto era uno de los 21 seleccionados, simplemente no lo podía creer. 

Jaguardianes es un juego interactivo diseñado por Angie, que busca concientizar sobre la situación de la Amazonía. Con el apoyo de Nature Explorers, Angie postuló al fondo de Profonanpe, con el fin de expandir la propuesta de su tesis. Ahora que el proyecto ha quedado seleccionado, va a poder trabajar en la Reserva Nacional de Tambopata, una de las 17 áreas naturales protegidas de nuestro país. Y así contribuir a la conservación del jaguar al 2038.

De una tesis a la práctica

Jaguardianes fue la tesis para optar por el título de licenciada en Diseño Gráfico que presentó Angie. El proyecto se remonta al año 2018, cuando visitó Madre de Dios para un trabajo de campo. Allí amplió su interés ya existente por la educación ambiental y, a su vez, por hacer su tesis relacionada con el medio ambiente. «Siento que parte de mi visión y mi misión como persona es hacer que más personas puedan conectar con la naturaleza y, sobre todo, con nuestra Amazonía», destaca la diseñadora.

Conoció el trabajo del Centro Amazónico de Educación e Investigación Medioambiental (Aceer), una de las organizaciones dedicadas a la educación ambiental en Puerto Maldonado, capital de Madre de Dios. Decidió contactarlos el 2019, durante su último año de carrera. A partir de ahí empezó a trabajar junto a «Selvas tropicales», proyecto que estaba basado en un libro que la misma organización había hecho y producido, pero que no tenía mucho éxito con su público objetivo: niños y adolescentes en etapa escolar. 

Tras evidenciar el problema de comunicación con este libro, decidió viajar constantemente a la zona. “Por mi formación, trabajando con ellos [adolescentes y niños], sé que son mucho más visuales. Ahí empezó la propuesta de transformar el proyecto que ellos tenían en una experiencia que, al final, terminó siendo un juego, que fue Jaguardianes”, cuenta sobre el proyecto.

Educación ambiental que conjuga lo visual y lo lúdico

Durante el periodo en el que Angie estuvo en Madre de Dios, pudo observar el valor que los estudiantes daban a las clases. Notó que el factor lúdico era algo muy presente. “Veía que los profesores que tenían más éxito eran los que comunicaban de una manera diferente sus procesos. Asimismo, los estudiantes esperaban mucho el juego, como la hora del recreo”, comenta.  

Otro factor que pudo observar fue el conocimiento de la selva por los niños y adolescentes de la zona. La conocían hasta cierto punto y, especialmente, por sus padres y abuelos que se dedicaban al campo. Sin embargo, no tenían conocimientos de educación ambiental en la parte biológica ni científica.  

“Sus tiempos libres siempre los aprovechaban para interactuar con la naturaleza. Además, construían sus vínculos con el juego. Yo quería enseñarles sobre la naturaleza y ellos lo que más valoraban era estar en contacto con ella, entonces de todas maneras tenía que sacarlos hacia allá. Ahí fue donde vi que un juego de aventura dentro del bosque tiene esos tres componentes que ellos valoran fuera del aula de clases. Jaguardianes representa la reafirmación de mi propósito de seguir contribuyendo a que más personas conecten con su contexto, con la selva, con las especies que la habitan”, afirma Angie. 

Darle valor a la naturaleza también implicaba pensar en la identidad visual. Fue por eso que escogió al jaguar como nombre. “En Madre de Dios, hay un conflicto bien grande con el jaguar y el ser humano por distintas razones: ganadería, caza furtiva, etc. Además veía muchos proyectos de educación ambiental en donde no trataban de resolver ese conflicto. Entonces, vi importante volverlo protagonista”, comenta. 

Para ella, ese protagonista se debía alejar de toda la estructura jerárquica que los estudiantes solían tener, no podía ser el profesor o sus padres. Debía ser un ser vivo que vive en el mismo territorio que ellos. Para Angie, los jaguardianes son estos estudiantes que tienen al jaguar como guía. “Quiero que se vean como guardianes de las selvas tropicales, tal como él lo es”, concluye. 

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