Crisis alimentaria: ¿cómo sobrevivir a los desafíos globales?
El impacto de eventos globales, como la pandemia y la guerra entre Rusia y Ucrania, ha traído como consecuencia la amenaza de una crisis alimentaria en el mundo. En este informe, diversos especialistas nos comentan cómo afectará al Perú y qué caminos se deben explorar para atenuar esa crisis.
Texto:
Daggiana Gómez RoncalFotos:
Andina
La incertidumbre ha invadido a millones de familias peruanas al enterarse de que la seguridad alimentaria mundial podría estar en riesgo ante los últimos desafíos internacionales que hemos tenido que hacer frente. Luego de ver el impacto que tiene la guerra entre Rusia y Ucrania, surgió el cuestionamiento ¿cómo se alimentará el mundo y el Perú en el futuro? Conversamos con profesionales de diversas áreas sobre el tema y esto fue lo que nos dijeron.
Después de la pandemia que afectó a la economía a nivel global, el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania vuelve a ponernos en aprietos. Y es que Rusia es el primer exportador mundial de fertilizantes y, ante la escasez del mismo, los cultivos peruanos y de todo el mundo peligran. Los alimentos y los costos de producción se encarecen.
Así, las personas que viven de actividades económicas como la agricultura y la ganadería temen lo peor. A esto le sumamos el hecho de que podría darse un desabastecimiento de alimentos y, con ello, los efectos de la malnutrición (anemia, desnutrición crónica) podrían acentuarse. Según el Instituto Nacional de Salud, el 40.1% de niños de 6 a 35 meses tiene anemia en el Perú, este es uno de los principales problemas de salud pública que afecta a nuestro país.
A partir de la información recogida en la Encuesta Nacional de Hogares (Enaho), se sabe que, en el año 2021, la pobreza monetaria afectó al 25.9% de la población peruana. Si bien esta cifra causa preocupación, hay que tener en cuenta que no es equivalente a la cifra de peruanos en inseguridad alimentaria que, según indicadores de los últimos años, siempre ha sido mayor.
¿Qué es la seguridad alimentaria?
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) considera seguridad alimentaria como la disponibilidad de alimentos suficientes para satisfacer las necesidades de consumo de la población de un país en todo momento, aun en condiciones adversas. ¿Cómo medirla? Las Encuestas Nacional de Hogares cuentan con un módulo más o menos estandarizado que nos permite construir, de manera indirecta, el consumo de calorías y proteínas per cápita por hogar.
Crisis alimentaria más allá de la guerra
Para el Mag. Jose Luis Chicoma, exministro de la Producción y experto en desarrollo sostenible, la crisis alimentaria puede detectarse en tres dimensiones o momentos: 1) la pandemia que afectó la producción de alimentos y la demanda de los mismos; 2) el incremento del precio de los alimentos, ahora que la inflación bordea ya el 14% sumada a la escasez de fertilizantes que afecta a los agricultores familiares; y 3) la más importante para él, la crisis alimentaria a largo plazo, generada por varios factores estructurales.
73%
de las unidades agropecuarias es de subsistencia.
La atención prioritaria y la apuesta que ha hecho el Estado por la agricultura de exportación se refleja en mayor inversión en infraestructura de riego, acuerdos comerciales y tratados tributarios preferenciales. Sin embargo, esto ha debido venir acompañado de un similar impulso a la agricultura familiar, que es la más vulnerable a pesar de que es la que alimenta a más peruanos”.
«Siempre va a haber problemas, porque no se atiende de la manera correcta a los agricultores familiares. El 73% de las unidades agropecuarias es de subsistencia, es decir, 3/4 partes es agricultura familiar. Esta es la que tiene mayores problemas de productividad, de acceso a mercados y de comercialización”, comenta Chicoma. El exministro de Produce será keynote speaker de la conferencia LCA of Foods 2022, organizada por la PUCP el próximo octubre, donde hablará sobre la relación entre la crisis alimentaria de corto plazo y los problemas estructurales de sostenibilidad de los sistemas alimentarios.
Por su parte, el Dr. Manuel Glave, profesor del Departamento de Economía, considera que a nivel mundial ya había una tendencia de ir reduciendo la inseguridad alimentaria de manera sistemática, por más de 20 años, y el Perú no era la excepción. De hecho, se registró un boom de crecimiento económico que no solo redujo la pobreza monetaria, sino también la inseguridad alimentaria. Sin embargo, factores como El Niño Costero del 2017 y la pandemia afectaron estas tendencias.
La pandemia más la guerra de Rusia con Ucrania nos ponen contra las cuerdas. Uno de cada siete hogares no tiene los suficientes alimentos".
“La campaña agrícola 2016-2017 y la de 2017-2018 sufrieron las consecuencias de El Niño Costero. La pandemia fue también un golpe duro. Hubo un proceso de migración de retorno al campo porque no había mecanismos para lograr la seguridad alimentaria en las ciudades. Del 2019 al 2020, el porcentaje de hogares en pobreza pasó del 20% al 30% y bajó del 30% al 25% del 2020 al 2021. La pandemia más la guerra de Rusia con Ucrania nos ponen contra las cuerdas. Desde la universidad o los centros de investigación, consideramos que habríamos pasado de un 10% a 15% de los hogares en el Perú en inseguridad alimentaria. Eso quiere decir que uno de cada siete hogares no tiene los suficientes alimentos”, precisa Glave.
Por su parte, Karissa Becerra, directora del Programa de Gastronomía de la PUCP, considera que nuestro país vive en crisis alimentaria desde hace muchos años. Afirma que el tema de la guerra y la escasez son factores coyunturales que solo han acelerado las consecuencias. Becerra plantea que, desde la gastronomía, se tiene que hacer esfuerzos para enfrentar esta crisis.
El cambio de paradigma no puede terminar dañando a los más vulnerables. Hay que enfocarnos en la educación alimentaria y cambiar la idea de lo que es una buena alimentación".
“Los factores coyunturales han acelerado las consecuencias que iba a tener este sistema alimentario tan desigual e injusto, que mira hacia afuera y no hacia dentro, que no prioriza y que no garantiza lo básico. El cambio de paradigma no puede terminar dañando a los más vulnerables. Hay que enfocarnos en la educación alimentaria y cambiar la idea de lo que es una buena alimentación. Tenemos que adecuarnos y trabajar con lo que tenemos, pero hay que estar pendientes de las personas que van a estar en una situación sumamente grave y que no van a poder ni siquiera tomar esa decisión”, precisa Becerra.
Replantear prioridades
Para los especialistas, en este momento es clave prestar atención a las poblaciones vulnerables. Dentro de este grupo, encontramos a los agricultores familiares. ¿Por qué es importante resolver los problemas de la pequeña agricultura? Según un último estudio del Centro Peruano de Estudios Sociales (Cepes), el 57% de los alimentos que consumimos los peruanos provienen de la agricultura familiar.
Además de poner en riesgo la alimentación, peligran los puestos de trabajo. José Luis Chicoma precisa que tres millones de personas son empleadas por la agricultura familiar, esto es el 83% de los trabajadores agrícolas.
“La atención prioritaria y la apuesta que ha hecho el Estado por la agricultura de exportación se refleja en mayor inversión en infraestructura de riego, acuerdos comerciales y tratados tributarios preferenciales. Sin embargo, esto ha debido venir acompañado de un similar impulso a la agricultura familiar, que tiene serios problemas y es la más vulnerable a pesar de que es la que alimenta a más peruanos”, precisa Chicoma.
Estos agricultores tienen muchos problemas de productividad, acceso a servicios de extensionismo, capacitación, asistencia técnica, créditos e infraestructura de riego. Cuentan con bajísimos índices de acceso a herramientas que podrían mejorar su productividad, lo que no les permite abastecer a la población al ritmo que crece la demanda.
Por ello, el exministro de Produce ve en esta crisis una gran oportunidad para apoyar en la modernización de los mercados de abasto -existen al menos 2,600 en el país- en infraestructura, logística, etc., ya que estos mercados tradicionales alimentan a 7 de cada 10 peruanos. Hay una clara necesidad de trabajar en conjunto para visibilizar que son una de las principales vías para comercializar productos de la agricultura familiar.
¿Cómo enfrenta la crisis el gobierno de turno?
El gobierno ha anunciado ciertas medidas para combatir esta crisis. Entre ellas, la entrega de un bono alimentario por tres meses, esto significa S/ 400 millones por mes, y la formación de una comisión de alto nivel para enfrentar la crisis alimentaria.
Según la disposición, esta comisión de naturaleza temporal y multisectorial está presidida por el jefe del Gabinete de Ministros y será integrada por los ministros de Desarrollo Agrario y Riego, Producción, Desarrollo e Inclusión Social, Comercio Exterior y Turismo, Salud, Transportes y Comunicaciones, y de Justicia y Derechos Humanos. Lo que ha llamado la atención de muchos peruanos es la demora en la composición de esta comisión interministerial y la ausencia de un sector importante.
“Esta comisión no ha incluido a un actor fundamental que es el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF). El aumento en los precios globales va a beneficiar al Perú con más ingresos por la agroexportación. Se tiene que aprovechar dichos ingresos para contrarrestar la crisis alimentaria. El MEF ha mostrado mucha timidez en realizar las acciones necesarias para facilitar la compra de úrea. Y el tema de los bonos alimentarios es totalmente insuficiente. La FAO ya lo dijo, 15.5 millones de personas, casi la mitad de la población, está en inseguridad alimentaria moderada o grave. De la grave, estamos hablando de 7.7 o 7.8 millones de personas que necesitan un bono alimentario inmediato y suficiente. El Estado ha anunciado un bono que solo alcanzaría a 2.2 millones de personas”, expresa preocupado Chicoma.
Además, para que esta comisión de emergencia tenga éxito, el Dr. Manuel Glave Testino considera que lo más importante es tener como punto de partida la identificación de aquellos sectores de la sociedad que en realidad van a sufrir consecuencias irreversibles. “Eso de ‘oportunidades para todos’ quedará solamente en el discurso, porque si la población infantil crece en situaciones de inseguridad alimentaria, claramente, se van a agudizar las desigualdades. Va a haber un sector de la población que va a quedar marginado en el futuro en los procesos de modernización”, afirma.
Asimismo, Glave considera necesario y urgente que el aparato público peruano plantee estrategias de intervención intersectorial. “Muchas investigaciones hechas en la Universidad demuestran que los problemas estratégicos del país deben abordarse de manera transversal. Esta crisis alimentaria no es un problema solo del sector agrícola, es un tema multidimensional. Incluye también áreas de economía, salud, educación, energía, programas sociales, entre otras” agrega.
Perú, país gastronómico
La profesora Mag. Karissa Becerra, quien también es fundadora de ‘La Revolución’ -asociación sin fines de lucro que tiene como objetivo educar en temas relacionados con la alimentación-, indica que el impacto que pueda sufrir la gastronomía como actividad económica es irrelevante frente a la crisis alimentaria que vive el mundo. “Nosotros no podemos tener una industria gastronómica tan boyante cuando tenemos a más de la mitad del país en inseguridad alimentaria. La alta gastronomía no puede representarnos cuando tenemos carencia de alimentos”, afirma.
Ante la falta de recursos para comprar alimentos en ciertos sectores y el encarecimiento de los costos de producción, considera que el Estado debe trabajar para garantizar la alimentación de los peruanos, pues no basta con entregar canastas que contengan productos por vencer o nada nutritivos. Cree que urge brindar a la población educación alimentaria basada en una tabla de alimentación.
Dependencia de la úrea
Los especialistas señalan una mala capacidad de gestión del Gobierno del presidente Pedro Castillo en la compra de fertilizantes que pone en peligro los sectores agrícolas y ganaderos. Para el Dr. Manuel Glave, pensar en abastecer y cubrir la demanda del mercado interno con abono natural es una utopía pues dependemos de la úrea importada.
“Necesitamos úrea y fosfato. Y si no hay en el mercado tradicional, hay que buscar el insumo externo. Con el ministro de Agricultura y Riego, Víctor Mayta, en los primeros meses de este gobierno, se estaba hablando de la posibilidad de tener convenios de importación con Venezuela, país que tiene la capacidad de producción de úrea y podríamos garantizar el abastecimiento de nuestra agricultura. Sin embargo, ese acuerdo no se ha concretado. No hay interés siquiera de buscar alternativas”, acota el economista.
De igual manera, opina Chicoma, quien afirma que los fertilizantes naturales pueden ser una opción paralela, pues aún es muy relevante la necesidad de la úrea importada. “No se puede decidir utilizar solo abonos orgánicos de la noche a la mañana. Para ello, habría que pasar dos procesos: el de adaptación de suelos, y el de adquisición de habilidades y asistencia técnica a los agricultores para poder tener los mismos rendimientos”, explica el especialista en sistemas alimentarios.
De no tomar las medidas correctivas, el panorama alimenticio continuará siendo desalentador. “La campaña agrícola 2022-2023 va a ser la campaña de menor tierra cultivada y de menor producción del siglo. La capacidad de importación de alimentos está en veremos. Así que en el año 2023 vamos a sufrir las consecuencias de esta crisis”, precisa Glave.
Desde su experiencia, Karissa Becerra advierte que, al no atender de la manera correcta la alimentación de millones de peruanos, pondremos en riesgo el futuro de nuestro país: “Urge entender por qué debemos invertir en la alimentación de la población. Esto tiene un impacto directo en nuestro PBI, en la capacidad de producir. Si yo tengo alrededor del 40% de niños menores de 5 años anémicos o con desnutrición crónica y le sumas un deficiente sistema educativo, estás condenado al país a una situación irreversible. Necesitas una infancia bien alimentada para garantizar el desarrollo físico y cognitivo”.
Más allá de la inestabilidad política que atraviesa nuestro país, es necesario trabajar en la gestión de políticas públicas que se habían sostenido a pesar de la crisis. El aparato público tiene que empezar por recuperar esa resiliencia, afirman los expertos.
Lee la columna de opinión de Silvana Vargas
Conferencia virtual: Estrategias frente a la crisis agroalimentaria – prioridades y recomendaciones
Como parte de la respuesta institucional de la PUCP frente a la crisis agroalimentaria, nuestra Universidad organizará una serie de espacios de diálogo en torno a este tema. El primero de ellos será este conversatorio virtual.
Conferencia magistral «Crisis alimentaria global hoy», a cargo de Julio Berdegué, Subdirector y Representante Regional América Latina y El Caribe, FAO.
Participan: Martín Tanaka, Director EGPP PUCP; Nicolás Terradas, Relaciones Internacionales; Alonso Segura, Economía; Silvana Vargas, Sociología/DARS; Karissa Becerra, Gastronomía; Nicolás Terradas, Relaciones Internacionales; Alonso Segura, Economía; Silvana Vargas, Sociología/DARS; y Eduardo Dargent, DARI.
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