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Consumo de drogas: "No creo que nuestra tarea sea asustar, pero sí decir que se puede reducir el riesgo y daño que puede generar el consumo de sustancias"

Este 26 y 27 de septiembre, nuestro campus acoge la II Conferencia ISSUP Perú, que reúne a profesionales y tomadores de decisiones en prevención y reducción de daños de consumo de drogas. «La prohibición y el asustar a la gente no funcionan», dice con naturalidad la Dra. Cecilia Chau, con quien conversamos sobre las particularidades del consumo de drogas en la etapa universitaria, las políticas públicas al respecto, y la encuesta que aplicaremos desde el 1 de octubre a estudiantes de la PUCP para conocer data real y actualizada.

  • Cecilia Chau
    Profesora del Departamento de Psicología y directora de la Maestría en Adicciones y Conductas Adictivas de la PUCP
  • Entrevista:
    Israel Guzmán
  • Fotos:
    Jorge Cerdán

¿Qué es una adicción?

Una adicción es una problemática en la que hay una dependencia de sustancias psicoactivas o drogas pues la persona no puede regular su consumo. El sistema de recompensa del cerebro va a depender de esa sustancia y además se forman asociaciones -«fumo con café», «fumo con alcohol»- que son muy difíciles de romper como patrón. También hay repercusiones a nivel social porque afecta la dinámica familiar y puede poner en riesgo su vida.

En los jóvenes no hablamos tanto de una adicción sino de consumo problemático o riesgoso. La prevalencia del alcoholismo o tabaquismo -como adicción- no es tan alta, sino que el uso y el consumo preocupan.

La droga de uso más común es probablemente el alcohol, que es legal.

Y se habla de consumo problemático o riesgoso porque su consumo está normalizado. El asunto viene cuando el joven, empezando en los universitarios, se excede en los fines de semana. Por ejemplo, en el caso de las mujeres, que metabolizan el alcohol mucho más rápido que los hombres, se define como binge drinking el tomar más de cuatro tragos en dos horas; en los hombres, cinco. Y esto genera mayor riesgo de que la persona pueda tener una conducta sexual no cuidadosa, accidentes y entrar a un estado de embriaguez.

Se sabe que la prohibición y el asustar a la gente como en los años 80 no funcionan. Incluso las imágenes en las cajetillas de cigarrillos no tienen ningún efecto".

¿Qué tipos de consumos identifican?

En las drogas hablamos de consumo experimental, quienes prueban solo una vez; circunstancial, cuando alguien vapea solo el fin de semana o fuma marihuana solo en conciertos; y consumo de riesgo, cuando ya existe una repetición, frecuencia y cantidad. Perder el control de cuánto se consume es un indicador de un consumo problemático que genera más riesgos de llegar a una adicción.

Sabemos que, en los jóvenes, hay consumo de alcohol, tabaco, marihuana, energizantes y tranquilizantes sin receta médica; y de cocaína e inhalantes en menor grado. El fentanilo, felizmente, acá no ha entrado. Y los tranquilizantes y los estimulantes también preocupan porque se usan para estudiar y no dormir -medicamentos para el déficit de atención, como Ritalin y Concerta-, que se venden en épocas de exámenes entre los mismos estudiantes. No es una dependencia, pero sí se usan estimulantes externos y esta no es una conducta saludable. Quienes promovemos la salud impulsamos el uso de otros recursos para manejar el estrés y mantener un estilo de vida más equilibrado.

Más que decirte 'no lo hagas', ahora se trabaja en fortalecer a la persona para que sea capaz de tomar decisiones informadas. Toma tu decisión e infórmate porque eres una persona adulta".

En tanto el discurso prohibicionista parece no ser muy efectivo, ¿cómo ha cambiado la forma de hablar sobre adicciones y consumo de sustancias con los jóvenes?

Sí, ya se sabe que la prohibición y el asustar a la gente como en los años 80 no funcionan. Incluso las imágenes en las cajetillas de cigarrillos no tienen ningún efecto. En prevención, la percepción de riesgo de las drogas ilícitas ha cambiado mucho, sobre todo con la marihuana. El joven ya no ve como algo peligroso el consumo de marihuana: no se cuestiona si genera adicción e incluso se ha legalizado su consumo en otros países.

Se trabaja prevención con los escolares, con un currículum en aulas para fortalecer la asertividad, la capacidad para decir que no y resistir la presión social o trabajar la autoestima, para hablar incluso de sustancias psicoactivas y fortalecer los factores protectores. En general, más que decirte ‘no lo hagas’, ahora se trabaja en fortalecer a la persona para que sea capaz de tomar decisiones informadas. Toma tu decisión e infórmate porque eres una persona adulta.

En el mundo parece que sí está cambiando la forma de abordar el consumo de sustancias. Naciones Unidas habló este 2024 sobre reducción de daños como una forma de abordar el consumo y a las personas involucradas. ¿Cómo va el Perú en ese sentido? ¿Hay algún cambio o debate en torno a las políticas públicas?

Lo que más se ha trabajado es en la escuela. Primero, la postergación de la edad de inicio es una política importante. Lo segundo es que sí existen, por parte de Devida, programas psicoeducativos a nivel de la escuela que se tiene que hacer en la hora de tutoría que trabajan el enfoque de reducción de daños. Se les dice qué puede pasar pero también se fortalecen las habilidades socioemocionales. Con universitarios, lamentablemente, no. La mirada de la política pública es reducción de la demanda y del daño.

Dentro de la Universidad faltan más espacios para dialogar sobre las drogas y las sustancias psicoactivas".

Sobre el alcohol y cigarrillos suele haber más información, pero sobre las drogas ilegales hay menos información o es menos confiable.

Eso también es un tema. Yo creo que dentro de la Universidad faltan más espacios para dialogar sobre las drogas y las sustancias psicoactivas. Generalmente, cuando hemos hecho charlas sobre la marihuana, los alumnos lo entienden mal. Vienen defensores de la legalización o gente que ataca a las personas que estamos diciendo “estos son los efectos, tú decides”. No estamos diciendo “no lo hagas”.

A diferencia de los escolares, en los universitarios hay una política establecida por DeVida pero no se ha ejecutado ninguna programa de prevención. En nuestra Universidad, existe PUCP Saludable, que trata de promover un estilo de vida sana de manera integral: come sano, duerme, no uses drogas -especialmente las ilícitas-.

Muchas veces es justo en la etapa universitaria, estando aún en desarrollo, cuando se consume más alcohol o les pueden ofrecer otras sustancias. ¿Qué hay que tener en cuenta a esta edad?

Les van a ofrecer otras sustancias. Muchas veces, la etapa universitaria es el período en que inicia el consumo de drogas ilícitas. Y si yo soy un consumidor habitual de una sustancia, desarrollo una percepción de control o una creencia de que hay algo fuera de mí que me puede aliviar y bajar el estrés. Es un afrontamiento evitativo que limita la capacidad de afrontar problemas. Por eso, al más joven hay que darle más recursos para que pueda manejar su vida académica y estrés sin caer en conductas de riesgo.

Por otro lado, a nivel cerebral, el lóbulo prefrontal maneja las emociones y se termina de desarrollar en la adolescencia tardía, que corresponde a los adolescentes que están aquí. En términos de la personalidad, los locus de control y los estilos de afrontamiento pueden verse afectados porque la personalidad no termina de desarrollarse hasta los 30 años.

Al más joven hay que darle más recursos para que pueda manejar su vida académica y estrés sin caer en conductas de riesgo".

Algunos grupos que brindan información a jóvenes -como Soma en Perú o Échele Cabeza en Colombia- hablan no solo de la reducción de riesgos sino también de gestión del placer. ¿Cómo se ve este enfoque desde la academia?

El placer y el bienestar están pautados pues cada uno decide la propia experiencia de goce. Pero creo que sí se podría trabajar de modo preventivo el manejo y uso del tiempo libre. Nosotros hicimos un estudio en Estudios Generales de Ciencias sobre el juego problemático en línea, a nivel patológico. Y encontramos, por ejemplo, que el uso de tiempo libre era un predictor del juego patológico. No se refiere a una cantidad de horas determinada sino que es un constructo a partir de lo que se hace en el tiempo libre: si lo utilizas para ir al teatro, al cine, estar con amigos o si no se aprovecha con algo para ti.

Es cierto que hay una mirada que dice que cada quien puede hacer lo que quiera mientras no dañe a otra persona. Sin embargo, desde la mirada de la reducción del daño, nosotros promovemos que los estudiantes no entren en conductas de riesgo. Lo ideal sería que se posponga la edad de inicio de cualquier droga, pero no podemos negar que se consumen y se van a consumir. Yo orientaría nuestra perspectiva por la del bienestar psicológico. Las drogas te dan algo que tú puedes promover desde otros ámbitos: emociones positivas con el buen uso de tiempo libre o generar oxitocinas si te juntas con tus amigos. No creo que nuestra tarea sea asustar, pero sí decir que se puede reducir el riesgo y daño que puede generar el consumo de sustancias. Hay que conocer los efectos y también fortalecer a la persona para comunicar su elección: que pueda decir “no, yo paso”.

No creo que nuestra tarea sea asustar, pero sí decir que se puede reducir el riesgo y daño que puede generar el consumo de sustancias".

Usted dirige una maestría que no solo estudia adicciones sino también las conductas adictivas. ¿Cómo ha cambiado en los últimos años nuestra relación con la tecnología y, en particular, con los teléfonos y redes sociales?

Tremendamente. En los últimos años se estudia el binge watching de los streamings: el consumo excesivo de series y películas. En general, en los últimos 20 años ya se habla de adicciones comportamentales. Con la introducción de los smartphones hay personas que pueden pasar horas en Facebook, Instagram o Tik Tok. Y son los nuevos retos. ¿Cómo le dices a una persona que no use su celular cuando es una herramienta de trabajo y socialización? También están las apuestas, que tienen anuncios en todos lados y que involucran a adolescentes y jóvenes.

Si bien el consumo de pornografía o uso de redes sociales no están tipificados en los manuales de diagnósticos clínicos, hay teóricos que sí utilizan el modelo de Griffith para medir indicadores como la imposibilidad de detenerse o no controlar las horas en esa actividad. Esas son las nuevas adicciones y nuevos retos que tenemos. El celular es una extensión y es parte de los jóvenes, pero es importante decir que puede generar una adicción, pues muchos no son conscientes de ello. Y en la encuesta que vamos a tomar lo vamos a evaluar: el uso de internet y redes sociales.

Si llegan a tu aula, participa en la encuesta a estudiantes PUCP

Desde el miércoles 1 de octubre, aplicaremos una encuesta a una muestra representativa de estudiantes PUCP para recoger data sobre conductas de posible riesgo en los adolescentes universitarios. «La última encuesta universitaria se hizo en 2016 y no sabemos con precisión qué ha pasado durante la pandemia», señala la Dra. Chau: «Necesitamos conocer data para tomar acciones basadas en evidencias. No podemos hacer buena prevención o promoción del bienestar si no tenemos data».

Así, el estudio probabilístico espera alcanzar la participación de aproximadamente 1,800 estudiantes que serán encuestados en los salones -previa coordinación con los docentes- para completar el cuestionario desde dispositivos móviles.

Las preguntas abarcan consumo de tabaco, alcohol y otras sustancias, juego patológico, uso de redes sociales y conocimiento de una política de prevención en la Universidad.

Si estás en uno de los salones seleccionados, por favor, responde con honestidad.

Congreso ISSUP en la PUCP

El 26 y 27 de septiembre se viene desarrollando en la PUCP la II Conferencia Anual organizada por ISSUP Perú, en donde expertos, profesionales y especialistas en prevención y tratamiento del uso de sustancias se reunirán para compartir conocimientos, experiencias y las mejores prácticas.

Revive acá la inauguración:

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