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Noticia

Informe PuntoEdu: Frecuencia sísmica

Un absurdo pronóstico de terremoto en el país desencadenó un debate en torno a la prevención y gestión de desastres naturales. Lima corre el riesgo de padecer un fuerte sismo, pero una pregunta sigue en pie: ¿qué se está haciendo para mitigar sus efectos? Especialistas de la PUCP exponen sus argumentos.

  • Texto:
    Carlos Franco

El anunciado terremoto de las ufólogas rusas, que sacudiría la costa oeste del país el pasado viernes 21 de septiembre, pasó de noticia a infundio con la misma rapidez con la que ocurren estos desastres naturales. El absurdo pronóstico desató la burla en las redes sociales, pero dejó en agenda un tema clave: el de la prevención y gestión de riesgos ante eventuales sismos y tsunamis.

¿Lima está preparada para afrontar un terremoto de 8 o 9 grados de magnitud en la escala de Richter? ¿Cuál es el estado de las edificaciones capitalinas? Uno de los principales problemas es, justamente, la gran cantidad de construcciones informales que domina la capital y su periferia. Según el Colegio de Ingenieros del Perú, el 80% de las viviendas en San Juan de Lurigancho, San Martín de Porres, Comas y Villa El Salvador fueron levantadas sobre suelos inadecuados y sin supervisión técnica necesaria. La mayoría de estas edificaciones se vendrían abajo luego de un terremoto, pero la informalidad en construcción también aqueja a otros distritos, como Ate Vitarte, La Molina y el Rímac.

La situación es preocupante, puesto que Lima concentra casi la tercera parte de la población total del país. Si ocurriera un terremoto como el que azotó Chile en el 2010, los muertos se contabilizarían en decenas de miles. El ingeniero civil Manuel Olcese, docente del Departamento de Ingeniería, sostiene que vivimos en una situación de riesgo latente. Él afirma que en la periferia limeña no hay ningún tipo de control en las construcciones por parte de las autoridades municipales y regionales. “No se exigen estudios ni se fijan planos. El riesgo de colapso en esas zonas es altísimo”, refiere.

Al problema de las malas construcciones se le suma el de la precariedad de las viviendas. En el 2011, el Instituto Nacional de Defensa Civil (INDECI) contabilizó que en Lima y el Callao existen 113 mil casas con altísimos niveles de vulnerabilidad. Estas viviendas, según dicha entidad, están hechas de adobe, quincha y madera, por lo que no resistirían los embates propios de un sismo de 8 grados de magnitud. “No debería haber ningún tipo de edificación que se construya sin que haya pasado por una revisión técnica”, exige Olcese. Y añade: “Hay que tener en cuenta que el derrumbe de estas casas no solo afectará a sus propietarios, sino también a los vecinos, a la gente que está afuera. Por eso, los estudios de suelo son tan importantes”.

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