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Noticia

De House of Cards a la política cotidiana

Iván Lanegra, abogado y docente del Departamento de Ciencias Sociales de la PUCP participó en el conversatorio “House of Cards: Un análisis desde el Derecho y Ciencia Política”, organizado la semana pasada por la Asociación Civil Politai y Thémis. El defensor adjunto para el Medio Ambiente, Servicios Públicos y Pueblos Indígenas de la Defensoría del Pueblo conversa sobre la serie de la cadena Netflix que desnuda los dramas y tragedias de la política estadounidense contemporánea.

  • Texto:
    Luis Yáñez
  • Fotografía:
    Roberto Rojas

“El dinero es como la mansión en Sarasota que comienza a derrumbarse diez años después.
El poder es como el antiguo edificio de piedra que sigue en pie por siglos.
No puedo respetar aquel que no sepa reconocer la diferencia”.
(Frank Underwood)

Cínico, frío, calculador, inescrupuloso. Frank Underwood, el personaje principal de la aclamada serie norteamericana House of Cards, es el último de los antihéroes televisivos que lleva a emociones extremas, menos a la indiferencia. Cuando Garrett Walker, flamante presidente de los Estados Unidos, incumple su promesa de nombrarlo Secretario de Estado, el coordinador de la bancada mayoritaria en la Cámara de Representantes  del Congreso de EE.UU. empieza a tramar una meticulosa venganza contra aquellos que le negaron el poder ofrecido.

¿Pero cómo una serie de ficción puede ser analizada desde la ciencia política o el derecho? Para Iván Lanegra, Underwood es el arquetipo del político que emplea todas las herramientas que están a su disposición para conseguir los resultados que desea, dejando de lado barreras éticas y jurídicas, e inclusive, llega a operar de manera ilegal o delictiva. Para Frank, el poder tiene un valor que llega a ser más importante que el dinero.

“La forma de hacer política que tiene Frank queda resumida en un gesto: golpear con sus nudillos cada vez que toca una mesa de madera. Él dice que eso lo prepara para pegar y que es una forma de llamar a la suerte, lo que me recuerda a una vieja frase de Maquiavelo: la política requiere de virtud y fortuna”.

Sin embargo, el exviceministro no considera a Underwood como un personaje maquiavélico, como suele ser descrito por su accionar. “Maquiavelo pensaba que no era posible un príncipe que no tenga en el fondo, como objetivo final, la salvación de la ciudad y el bienestar de la república. Y Frank no piensa en ello, sino en lograr la mayor acumulación de poder posible”.

Cuestión de estrategia

“Para los que estamos trepando a la cima de la cadena alimenticia,
no puede haber misericordia.

Existe una sola regla: cazar o ser cazado” (F.U.)

Uno de los elementos más atractivos de House of Cards radica en observar cómo, capítulo a capítulo, se despliegan las estrategias de los actores políticos y con qué habilidad reaccionan ante las jugadas de cada uno de ellos. En un momento pueden relacionarse como rivales que deben anular a toda costa y en otro, como aliados temporales cuya unión se mantiene mientras resulte beneficiosa para ambos y que se disolverá apenas cambien las condiciones.

“La serie establece la política como un juego en el cual los actores no son solo seres racionales y calculadores, sino también seres emocionales. Se juega con sus orgullos, con sus pasiones, con sus debilidades a fin de conseguir lo que uno quiere”, apunta el docente.

Esto queda explícitamente manifiesto con el personaje de Peter Russo, congresista de Pensilvania con problemas de alcoholismo y consumo de drogas. Underwood saca provecho de sus debilidades, lo ayuda a rehabilitarse y cuando resulta prescindible para sus fines, se deshace de él sin remordimientos.

“Los actores políticos de la serie no necesariamente carecen de valores pero entienden que la política tiene reglas propias y que deben operar en virtud a ellas si es que quieren sobrevivir en ese mundo”, especifica el defensor adjunto. Y aclara: “En la política norteamericana hay mucha gente preparada, muchos “Underwoods” caminando por ahí. Es una trama más difícil y compleja”.

Vicisitudes de la política contemporánea

“A un paso de la presidencia y ni un solo voto a mi nombre.
La democracia está sobreestimada” (F.U.)

Lanegra señala que, comparar la realidad de la política peruana con aquella representada en House of Cards, puede resultar chocante. “En la serie vemos corrupción y actos reñidos con la ley, pero también vemos a instituciones funcionando.  Hay partidos políticos disciplinados que siguen procedimientos, hay lobbies formales y organizados, hay ONG con capacidad de presión, hay sindicatos, hay reglas. Y dentro de este marco, todos estos actores políticos tienen que vivir y sobrevivir”.

Además, la serie nos permite reflexionar acerca de la relación entre la ciudadanía y los políticos: “La democracia contemporánea tiene muchas dificultades para establecer una conexión directa entre los ciudadanos y el gobierno. La capacidad de un ciudadano común de conocer a fondo lo que ocurre con sus representantes es muy limitada”.

Esta restricción informativa –dice el especialista- favorece a los políticos, sobre todo en época electoral, ya que solo necesitarán construir una imagen de proactividad y eficiencia que cale en la mente de los electores (y que usualmente no es real) para contar con su voto y permanecer vigentes en este espacio.

Iván Lanegra fue uno de los ponentes invitados del conversatorio “House of Cards: Un análisis desde el Derecho y Ciencia Política”, organizado la semana pasada por la Asociación Civil Politai y Thémis. El especialista considera que estos espacios resultan oportunos para debatir acerca de los problemas más desafiantes de nuestra sociedad, a partir de obras de ficción. “El poder sin duda va a seguir siendo muy atractivo como tema de discusión”.

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