Una alternativa para hacer más santa la semana más corta del año
Siempre he creído que uno debe de vivir cada situación o etapa de su vida con la opción más adecuada, sino la ideal. Y lo ideal para mí es vivir la Semana Santa con una buena opción espiritual, pero sin necesidad de aburrirse, pues creo que ser católico no significa ser monse sino todo lo contrario.
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Melissa Aponte
Entre todas las alternativas disponibles, una opción para celebrar la Semana Santa son los ejercicios espirituales al estilo de San Ignacio de Loyola, que son como un retiro espiritual. A diferencia de las experiencias de colegio o de los programas de confirmación, se hacen en completo silencio; con meditaciones y oraciones que te ayudan no solo a ordenar los afectos y reconocerte como verdadero hijo de Dios, sino que también te ayudan a llevar a cabo un balance personal y reconocer aquellos aspectos humanos que son justos y necesarios de mejorar (por tu bien y el de la gente que vive contigo).
Fuera del circuito turístico y de campamentos playeros, una alternativa poco considerada es celebrar la Semana Santa –porque sí, estos días son para celebrarlos– renovando el espíritu, y por qué no, el cuerpo también.
Otra opción es participar de unas jornadas de oración y estudio que te permitan ir en paralelo a las celebraciones de la iglesia universal, pero sin descuidar las obligaciones a las que estás sujeto si estudias o trabajas. De estas jornadas participo yo desde hace unos años, cuando descubrí que para irme de campamento, a la playa, de viaje o a echarme a dormir horas y horas tenía cualquier otro día del año, mientras que para vivir al máximo estos días santos sólo tenía esta oportunidad. Somos, en promedio, 70 chicas desde los 17 años hasta etecé; entre amauters, catequistas y profesionales en el camino de Dios; entre recién convertidas y algunas que ya llevamos añitos en la tarea; entre amigas de años, amigas nuevas y –sobre todo– entre jóvenes que quieren llenarse de Cristo y hacerse uno con él, para poder llevarlo adonde no llega; adonde lo están buscando y quieren encontrarlo ya para darle un sentido a su vida.
Estos cuatro días se reparten entre la misa y oficios propios de cada día: vigilia, Vía Crucis hacia el Morro Solar en Chorrillos, rosario dirigido por las calles de Barranco, deporte y aeróbicos, largos y bien aprovechados momentos de estudio personal (¡nunca leí y entendí mejor mis separatas que en jornadas!), oración individual, películas, teatro, explicación de la liturgia y temas de interés, entre otras actividades tan bien organizadas para no desperdiciar ni un minuto.
Acostumbrada a un ritmo imparable de trabajo, estudio, diversión y relajo, siento que gracias a estas jornadas año tras año voy entendiendo mejor cómo es que Jesús muere y resucita por mí; y cómo puedo morir y resucitar con él en Semana Santa. Y claro, si me propusiera vivir la misma experiencia en mi casa o con un grupo de amigos por mi cuenta (pues con los años he aprendido bastante bien cuál es la dinámica y qué se hace cada día), no sería para nada igual porque en estas jornadas vamos todas a un mismo ritmo. Si te desanimas o te despistas en el horario, siempre va a haber que otra que te pasa la voz para que no te pierdas de nada; que te levanta el ánimo con su espontaneidad o te dice algunas palabras de alma (que se despiertan para ti) o, lo que es mejor, te empuja a seguir adelante a pesar de lo complicada que te reconoces, sólo viendo su propio ejemplo o experiencia de vida, que te va llenando sin que te des cuenta del gran misterio pascual.
La parte que más me gusta es la asamblea final, cuando ya moriste y resucitaste con Cristo y estás decidida no a ser otra, sino a ser una nueva tú. Es impresionante ver cómo la vida de cada chica ha adquirido un nuevo sentido y hasta un nuevo semblante, porque estoy segura de que nadie que haya pasado por una experiencia similar puede entrar y salir igual. Para bien o para muy bien (acá no hay mal que por bien no venga) todas salimos diferentes, renovadas, aunque físicamente no se note y para tus papás, tus amigos o tus compañeros haya algo en ti que está distinto pero que no saben decir qué. No hay problema, cada una ya lo sabe, ya lo ha conocido cara a cara y eso es más que suficiente. ¡Para qué más!
El Perfil
Nombre: Melissa Aponte
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