"Todos estamos llamados a dar vida y esperanza"
Al término de un día muy agitado a fines del mes de marzo, monseñor Héctor Miguel Cabrejos Vidarte, OFM, presidente de la Conferencia Episcopal Peruana y arzobispo de Trujillo, nos recibió amablemente en el Palacio Arzobispal de esa ciudad.
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Mons. Miguel Cabrejos
El objetivo del encuentro era conversar cerca de temas como la importancia de que la Iglesia Católica vaya en búsqueda de los fieles, la carta del papa Benedicto XVI a los obispos del mundo con motivo del levantamiento de la excomunión a los obispos lefebvrianos, y la última visita del Santo Padre al África. Fue, también, ocasión para que monseñor nos envíe su mensaje pastoral en esta Semana Santa.
En agosto del año pasado se lanzó en nuestro país la Misión Continental, iniciativa de la Iglesia Católica que busca impulsar la evangelización. ¿Qué balance se puede hacer luego de estos ocho meses?
Después de un año de haber celebrado la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe en Aparecida, Brasil, la Conferencia Episcopal Peruana lanzó la Gran Misión Continental en el Perú el 30 de agosto del 2008. Desde entonces, cada una de las 44 jurisdicciones eclesiásticas de nuestro país ha ido abriendo la misión en su propio lugar. De otro lado, la Conferencia formó una Comisión Central de Pastoral, que en este tiempo ha animado e impulsado todo el trabajo de llevar el mensaje de Jesús a la mayor cantidad de personas. Además, hemos realizado tres asambleas plenarias del Episcopado dedicadas a estos temas.
¿Se ha hecho algún tipo de evaluación a nivel continental?
Sí. Hace pocos meses los obispos estuvimos en Bogotá, Colombia, haciendo una primera evaluación de lo que están llevando a cabo las Conferencias Episcopales de América Latina. La gran sorpresa fue que en todos los países ha comenzado con mucha fuerza un movimiento misionero. El objetivo para más adelante es que se realice una misión permanente, lo cual nos lleva a plantearnos la siguiente cuestión: ¿Cómo convertir las estructuras pastorales de ahora en estructuras misioneras? Responder esa pregunta es lo que marcará el reto del futuro. Por eso es importante que la Iglesia vuelva a su época apostólica, cuya esencia es llevar el mensaje salvador de Jesús a todas las personas, en el lugar donde estén. Creo que estamos caminando en la dirección correcta y el Perú es uno de los países que tiene grandes iniciativas. En ese sentido se han comenzado a elaborar muchos subsidios pastorales.
¿Qué son estos subsidios?
Son pequeños folletos adecuados para el desarrollo de la misión. Evidentemente, son documentos propios de la Conferencia Episcopal, pero también el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) ha comenzado a elaborarlos y ya se han producido cerca de 40. A esta tarea se ha unido de forma maravillosa la Pontificia Comisión para América Latina –a la que pertenezco y cuya sede está en el Vaticano–, que está lanzando todo el Documento Conclusivo de Aparecida en forma de cómics, con el objetivo de que la información sea más entendible no solo para el niño y el adolescente, sino también para el adulto. Esto se comenzará a imprimir y reproducir pronto para todo el Perú. También se han producido discos y documentales sobre la misión que ya son usados en diversas parroquias e instituciones católicas.
Se ha referido al cómic como una forma de llegar a los fieles. El Vaticano lanzó hace poco su canal en Youtube, y la próxima XLIII Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales abordará también este tema. ¿Qué opina de esta revolución tecnológica al interior de la Iglesia?
La Iglesia se preocupa mucho por que los medios de comunicación social y los profesionales de la comunicación se conviertan en evangelizadores, en misioneros. En esa línea, Internet es una realidad y a la vez un reto no solamente para usarlo, sino también para emplearlo como estrategia de evangelización y defensa de los valores. La Iglesia ha entrado con fuerza en este medio porque ahí es donde están millones de jóvenes alrededor del mundo.
En una entrevista anterior concedida a PuntoEdu, usted nos hablaba de que la Iglesia debía llegar a los areópagos contemporáneos como, por ejemplo, los centros comerciales. ¿Hay alguna propuesta de este tipo?
En el pasado se esperaba que el fiel llegara a la Iglesia, y eso se debió en parte a la magnitud, multiplicidad y universalidad de la Iglesia Católica. Hoy la propuesta de Aparecida es que el sacerdote, la Iglesia del laico comprometido, salga al encuentro de los fieles. ¿Y dónde están ellos?, nos preguntamos los obispos. Pues en los centros comerciales, por ejemplo, que se han convertido en los nuevos areópagos. Miles de personas pasan los fines de semana en estos espacios; entonces, la idea es que allí pueda haber un lugar para rezar y comunicarse con Dios. Pero ya toca a cada jurisdicción en particular ver en qué medida eso se materializa pastoralmente. De otro lado, es un logro que ya exista una capilla dentro del Aeropuerto Jorge Chávez, pues por ahí transitan miles de personas cada día.
El 10 de marzo el Papa Benedicto XVI envió una carta a los obispos del mundo para explicar cuál había sido la situación de levantamiento de excomunión a los obispos lefebvrianos, entre ellos Richard Williamson, quien previamente negó el Holocausto. ¿Qué piensa de esa misiva?
Personalmente, me he quedado gratamente impresionado con su contenido, con la valentía y la humildad del Papa, pero al mismo tiempo de la grandeza de su alma, porque enfoca el problema. El Santo Padre reconoce que ha habido quizás una descoordinación en la Curia como tal, pero a la vez plantea el principio de tolerancia ante algunos grupos radicales para que se acerquen al corazón de la Iglesia. Esta es una carta valiente porque un Papa comúnmente no escribe así; es decir, no se dirige a los fieles ni a los obispos de esa forma. Generalmente hace cartas que llamamos sinodales, post sinodales, encíclicas, que se dirigen a la Iglesia universal. Esta misiva es personal, la ha escrito él, sin duda. Por eso admiro su gran magnanimidad. Todo el que la lea podrá ver la mente y el corazón del Papa.
El Santo Padre acaba visitar África, donde sostuvo que no habrá paz mientras existan personas que sufren por la falta de comida, de trabajo, u otros bienes fundamentales. ¿Qué reflexión le merecen estas palabras?
El Papa ha pronunciado importantes discursos en los que se ha referido especialmente a la pobreza. Sin embargo, para mí lo que ha dicho ahora no es nuevo, porque en Aparecida también habló de este tema. Recordemos que en su discurso inaugural afirmó que la opción por el pobre es Cristo; es decir, que la Iglesia no puede separarse de la contemplación y de la solidaridad con el pobre porque se estaría apartando de Cristo. Asimismo, esta idea se relaciona con su encíclica Deus Caritas Est (Dios es Caridad), donde manifiesta su punto de vista sobre la cuestión social. El Santo Padre ha sentido y visto una realidad muy dramática en África y ha hecho un llamado al mundo entero para tomar acciones que permitan superar esa situación.
En el marco de esta visita, muchos medios de comunicación afirmaron que el Papa está en contra del preservativo como medio de protección contra el sida. Al parecer, su mensaje fue mal interpretado.El planteamiento de fondo es que la Iglesia defiende la vida y la dignidad de la persona humana. A veces hay medios artificiales que se esfuerzan en decir que defienden la vida y la salud, pero no están solucionando el problema. El sida no se soluciona con un preservativo. Una vez más el Papa, así aparezca como radical para algunos grupos, está defendiendo lo que tiene que defender: la vida. Él, para la Iglesia, es el discípulo Pedro en la historia. Por eso es que el ministerio del Papa toma el nombre de Petrino, el cual hace vivo el mensaje de Cristo: confirma en la fe a tus hermanos. Benedicto XVI es el garante de la doctrina, de la enseñanza de Cristo, del camino por donde deben andar la Iglesia y sus fieles.
Muchas personas piensan que Semana Santa es solo una oportunidad para descansar o viajar.
La Semana Santa es un momento para conmemorar y hacer presente todo el misterio pascual que es la muerte, la pasión y la resurrección de nuestro Señor Jesucristo. También es verdad que la gente necesita de estos días para viajar y descansar después de tanto trabajo. Frente a estas dos situaciones, yo les diría que en el lugar donde se encuentren no pierdan el rumbo de Dios. Es muy difícil decirle a alguien que no viaje cuando tiene las posibilidades de hacerlo, pero es importante recordarle que ahí donde vaya siempre encontrará una parroquia, una Iglesia, para entrar en recogimiento con Dios. Estos días no pueden ser simplemente de descanso, de turismo o de vacaciones, sino también de encuentro con Jesús.
¿Cuál es su mensaje para nuestra comunidad universitaria?
En la sociedad de hoy existen signos de muerte; sin embargo, todos los seres humanos –siguiendo el mensaje de Cristo – estamos llamados a dar y a incrementar la vida, y no me refiero solo a la vida física o biológica. Vida es cuando uno siembra esperanza, cuando sostiene una ilusión, cuando le abre a una persona las posibilidades de vivir con entusiasmo. Tenemos que luchar para no ser signos de muerte, de desesperación, de rencor, sino de comprensión y de armonía, porque eso da alegría a nuestros corazones. Cuando un sacerdote se sienta en el confesionario, puede escuchar a los jóvenes decir: «quiero cambiar, quiero ser mejor». Y una de las formas de lograrlo, creo yo, es siendo radical con uno mismo. Uno se da cuenta de que ha cambiado cuando siente el sabor de ser mejor y cuando es signo de esperanza para otro ser humano. El hombre no está llamado a ser signo de muerte, sino de vida.
Entrevista: Kurth Mendoza. Fotos: Yanina Patricio.
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