Cada vez son más las personas que publican sus creaciones artísticas, literarias o científicas en diversas webs y redes sociales. ¿Esto ha hecho que los gobiernos de diferentes partes del mundo se vean obligados a fortalecer las leyes sobre propiedad intelectual en los últimos años?

Sí. En general, hay una tendencia a aumentar el alcance de las leyes de propiedad intelectual y eso trae de la mano compromisos que tienen que asumir países para entrar en acuerdos de libre comercio. En general, los países desarrollados tienen un interés importante en que se implementen mecanismos para hacer cumplir las leyes de propiedad intelectual, y eso sí es un proceso global que ha tendido en general a aumentar las protecciones de propiedad intelectual.

Entonces, ¿ha habido un incremento de las normas para regular están gran cantidad de creaciones?

Sí, hubo un incremento en legislaciones, por ejemplo, el Digital Millennium Copyright Act (Acta de Derechos de Autor Digitales del Milenio, una ley que sanciona las infracciones a los derechos de reproducción), legislaciones que empiezan a tener en cuenta cómo impacta Internet y protecciones tecnológicas en el uso de obras que tienen un derecho de propiedad intelectual.

¿Pero es posible proteger estas miles de creaciones con las leyes actuales sobre propiedad intelectual?

En la práctica no. La ley no asegura que uno pueda hacer cumplir los derechos que esta otorga. Hay demasiados canales de distribución de obras como para que se pueda proteger todo, así que en la práctica no. Tampoco es claro que tengamos el nivel óptimo de protección de derechos de autor.

¿Las leyes sobre propiedad intelectual en América Latina realmente propician la creatividad científica y cultural?

Lo interesante es la diferencia, en particular en América Latina, entre lo que dicen las leyes y lo que efectivamente se hace en cada país, o sea, cómo se cumplen las leyes. Por ejemplo existe algo que se llama las sociedades de gestión colectiva de derechos de autor. Estas sociedades se encargan de negociar licencias para el uso de la música y para ejecuciones públicas de música en todos los países de América Latina. En general, son monopolios en cada país: en Perú es Apdayc (Asociación Peruana de Autores y Compositores), en Argentina es Sadaic (Sociedad Argentina de Autores y Compositores). Y ponen restricciones bastante importantes sobre el uso de la música, también ponen restricciones sobre precios que terminan impactando negativamente en los autores y en el uso de la propiedad intelectual… Por ejemplo, Apdayc es una de las organizaciones de gestión colectiva más ineficientes de América Latina. De las regalías totales recibidas por ejecuciones públicas de canciones, una gran parte se disipa en gastos administrativos y erogaciones poco claras de la organización, o sea que una parte importante de lo que deberían recibir los autores peruanos desaparece en ineficiencias y en altos gastos de administración.

¿Qué faltaría por hacer en países como los nuestros?

Entre muchas cosas, tenemos que repensar todos los sistemas de gestión colectiva de derechos de autor, pensando en los desarrollos tecnológicos que hemos tenido en las últimas dos décadas, como mejores sistemas de gestión y fijación de precios individuales y automatizados, un control más cercano del Estado, un régimen de competencia más activo, que monitoree más de cerca cómo se comportan los distintos intermediarios en el mercado para que ayuden más a los autores y para que los usuarios tengan una mejor experiencia.

El Perfil

Nombre: Iván Reidel