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Ted Conover: “Quiero que los lectores entren a un mundo que necesita más atención”

El reconocido escritor y periodista estadounidense Ted Conover, famoso por sus historias y obras en el género del periodismo inmersivo, conversó con los estudiantes de nuestra Maestría en Escritura Creativa sobre sus más de 35 años de carrera.

  • Ted Conover
    Escritor y periodista estadounidense
  • Entrevista:
    Rosario Yori

El periodista y escritor estadounidense Ted Conover es conocido como el ‘maestro del periodismo inmersivo’. Lejos del periodismo cotidiano y de corto aliento, Conover puede llegar a pasar años observando y viviendo junto con los personajes de sus historias, abandonando su mundo para sumergirse en uno nuevo.

Su trabajo ha sido publicado en prestigiosas revistas como Harper’s, Smithsonian Magazine y National Geographic. En esta última publicó un reportaje sobre la tala ilegal de madera en la selva peruana de Madre de Dios. Además de escribir, el periodista también enseña en la Escuela de Periodismo de la Universidad de Nueva York.

El pasado lunes, Conover fue entrevistado por Rosario Yori, docente del curso Narrativas de No Ficción en la Maestría en Escritura Creativa PUCP, donde reflexionó sobre sus experiencias, retos y aprendizajes en sus más de 35 años de carrera.

Cuéntanos sobre el tipo de periodismo que haces. Es un tipo de periodismo que no es tan frecuente y que no es tan fácil de hacer.

Decidí hace algunos años que el periodismo tiene sus límites debido a las cortas fechas límite que se brindan, y a las entrevistas como una herramienta principal de descubrimiento y aprendizaje. Si un periodista puede pasar más tiempo tomando parte en la vida de las personas y pasando tiempo haciendo lo que estas personas hacen, podrá aprender más de lo que aprendería un periodista habitual.

¿Cómo eliges los temas y personajes?

Algunos temas se prestan más a este enfoque, como trabajar en una prisión, que fue un tema perfecto para mí porque es un trabajo intenso y difícil de entender desde el exterior, y con el cual se pueden aprender muchísimas cosas que son interesantes de discutir.

Temas como ese, los inmigrantes del sur en Estados Unidos, el trabajo en un matadero de carne industrial, mi trabajo como inspector federal durante cinco años o la vida de los vagabundos en los trenes estadounidenses son cosas que se adaptan bastante bien a mi forma de trabajar. En mi reportaje para National Geographic en Perú, por ejemplo, quería viajar como un peruano que no tenga mucho dinero y necesite cruzar de los Andes a la selva subido encima de un camión, para tener la oportunidad de conocer a los demás viajeros que iban ahí conmigo.

«Trato de ponerme en la posición de alguien que escucha bien porque la mayoría de personas no tiene suficientes oportunidades de hablar sobre sí misma».

Hacer este tipo de periodismo implica viajar por el mundo y hacer cosas que no necesariamente se mueven dentro de la ley. Es un trabajo que implica riesgos, sacrificios, y salir de tu mundo y entrar a uno nuevo. ¿Cuáles son los métodos que usas para hacerlo?

Hay varios retos. Algunos proyectos necesitan bastante dinero, si quiero viajar a Sudamérica, por ejemplo, eso es caro y necesito que me asignen un proyecto, pero en cambio subirme a los trenes o viajar con migrantes no es muy caro. Además, trabajar en una prisión o como un inspector federal es algo por lo que recibí un salario, entonces si se elige un tema que involucra trabajo, eso resuelve un problema. El otro problema es el dilema de explicarle a todos quién es uno y qué está haciendo, o si necesita mantener su misión un secreto. Yo prefiero no mantenerla un secreto porque es más difícil conectar con las personas si se está guardando un secreto tan grande como ser periodista. Siempre que me mantenga honesto y explique lo que estoy haciendo logro evitar la mayoría de problemas éticos relacionados con esta clase de escenarios.

En varios de tus proyectos haces un trabajo de muchos años. Puedes pasar 10 meses, un año o cinco conociendo a las personas y cómo viven. ¿Cuándo sabes que ya tienes suficiente material y dejas de investigar para empezar a escribir?

En un primer momento yo no sabía cuánto tiempo debía investigar hasta escribir una historia completa, pero con experiencia empecé a construir la historia y ver cómo se conforma la imagen de un artículo o un capítulo de un libro en mi mente. Además voy tomando muchas notas. Últimamente, uso Google Docs porque me permite editar un documento desde mi celular. También escribo notas en un cuaderno, por ejemplo, si alguien me dice algo interesante que se me puede olvidar y al final de cada día las escribo en la computadora. Lo que hago es intentar imaginarme las piezas en mi cabeza mientras voy construyendo la historia y si me falta alguna parte, trato de obtener más experiencia para poder terminarla.

¿Cuál es la estrategia que tienes para que los personajes de tus historias, que en un inicio pueden ser un poco reservadas, terminen confiando?

Cualquier persona que hace periodismo sabe que es difícil acercarse a un extraño y explicar lo que estás haciendo, pero es algo necesario. Creo que, muchas veces, los extraños me miran buscando cómo reaccionar, si yo me veo nervioso o me veo poco seguro de mí mismo, es más fácil para ellos restarme importancia. En el Colorado rural, cuando se enteran de que vivo en la ciudad de Nueva York, sospechan mucho de mí, porque a todo el mundo le caen mal los neoyorquinos en otras partes de Estados Unidos. Yo intento mostrarles que soy amigable, les hablo de mí mismo y les muestro que no soy perfecto. Les cuento de mis errores, y que estoy intentando aprender lo que ellos saben y que me puedan enseñar. Yo no soy el profesor que ha venido a enseñarle a ellos, soy el estudiante y ellos saben lo que yo quiero aprender. Trato de ponerme en la posición de alguien que escucha bien porque la mayoría de personas no tiene suficientes oportunidades de hablar sobre sí misma.

«Siempre que me mantenga honesto logro evitar la mayoría de problemas éticos relacionados con esta clase de escenarios».

¿Qué es lo que buscas con tus libros y con las historias que cuentas?

Quiero que los lectores entren a un mundo que necesita más atención. Por ejemplo, creo que el sistema de prisiones de los Estados Unidos es muy injusto, pero es difícil lograr que el público se interese en un tema serio. Las personas quieren entretenimiento y no quieren leer sobre política. Lo que yo intento es lograr que mis historias les hagan pensar en la política y las disfruten.

¿Cuál es el trabajo que haces antes de empezar a trabajar un tema?

Una de las partes más misteriosas de ser un escritor es de dónde vienen las ideas. Lo difícil es encontrar una forma de reportar la historia, porque muchas ideas buenas se desmoronan al ser muy difíciles de reportar. Para mí, empieza cuando leo una historia en el periódico o veo las noticias de la televisión y pienso que hay otro lado que necesita contarse. Por ejemplo, la idea de mi segundo libro, en el que viajé con trabajadores mexicanos indocumentados en los Estados Unidos, surgió por un reportaje en la televisión donde la patrulla de la frontera abría la parte de atrás de una camioneta, y estaba atrapando y arrestando a todos los campesinos mexicanos. La cámara se enfocaba en ellos y la historia señalaba que eran 100% criminales. Eso me pareció mal periodismo, me pareció sensacionalismo y que no contaba la historia completa de estas personas que sacrificaban todo para venir a los Estados Unidos para trabajar. Pensé que si yo podía meterme a ese mundo e ir a México para recrear la experiencia, sería una buena historia.

Ficha personal

Nombre: Ted Conover

Trayectoria: es periodista y escritor estadounidense. Ha escrito seis libros, entre los que destacan Rolling Nowhere (1984), un viaje en ferrocarril junto a vagabundos coyotes en el que pasó un año acompañando a inmigrantes mexicanos que cruzaban la frontera a Estados Unidos de manera ilegal; y Novato. Guardia en Sing Sing (2000), una crónica sobre cómo funciona el sistema carcelario estadounidense para el cual trabajó 10 meses como guardia de seguridad en una prisión y por la que fue finalista al Premio Pulitzer. También es profesor de la Universidad de Nueva York.

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