Los problemas de justicia y goce de derechos cuya discusión plantea Star Trek están lejos de haber desaparecido en el siglo XXI del mundo real.

Star Trek es trascendental por haber transmitido, a través de varios de sus guiones, una visión positiva del futuro de los terrícolas, así como un alegato a favor de la tolerancia, el respeto de los derechos y la inclusión.

Este jueves 8 se cumplirá medio siglo de la emisión del primer episodio de la serie de ciencia ficción Star Trek. Diez lustros después, tanto la serie original como las posteriores películas y series han creado un culto mundial alrededor de este universo de ficción. Al hablar de Star Trek identificamos inmediatamente a la emblemática nave Enterprise, a las memorables palabras de introducción de cada episodio (“El espacio, la frontera final…”) o al saludo vulcano: “Larga vida y prosperidad”.

Pero más allá de la atracción que genera en un fanático de la ciencia ficción, Star Trek es trascendental por haber transmitido, a través de varios de sus guiones, una visión positiva del futuro de los terrícolas, así como un alegato a favor de la tolerancia, el respeto de los derechos y la inclusión.

En efecto, Star Trek nos presenta a un planeta Tierra que, luego de una terrible experiencia de total guerra nuclear, logra construir un mundo de paz y armonía en el que las necesidades materiales han sido cubiertas, y donde la raza humana se aboca a la exploración espacial en sociedad con otras especies con las cuales se ha unido en un gobierno federal.

El creador de la serie, Gene Roddenberry, diseñó la tripulación del Enterprise con personas de diversos orígenes, donde esta característica era en realidad lo menos importante, ya que se trataba de un equipo de exploradores cuyas individualidades se destacaban por la función que cumplían a bordo (comando, comunicaciones, pilotaje, navegación, medicina, ingeniería, tácticas, etc.) y no por su color de piel. Al respecto, la actriz Nichelle Nichols (la teniente Uhura, oficial de comunicaciones africana) ha relatado que luego de haber comentado a Martin Luther King Jr. que abandonaría la serie, él le pidió que no lo hiciera debido a la importancia de su personaje en la lucha por los derechos civiles de los afrodescendientes, puntualizándole que ella no tenía el rol de una persona negra sino un rol igual al del resto de personajes. Concretamente, el tema racial será evocado en el episodio “Let That Be Your Last Battlefield“(1969) y en el famoso “beso interracial” entre el capitán Kirk y la teniente Uhura en el episodio “Plato’s Stepchildren“(1968).

Después, otros temas de derechos e inclusión fueron tratados en Star Trek: The Next Generation. Entre otros, tenemos por ejemplo el reconocimiento de la personalidad en el proceso al comandante Data para determinar su naturaleza de máquina o persona, desarrollado en el episodio “The Measure of a Man” (1989), el cual incluso fue objeto de una reflexión académica por el célebre jurista alemán Robert Alexy; o el reconocimiento de los derechos de las personas LGTB en el episodio “The Outcast” (1992), en el que el comandante Riker se enamora de Soren, un ser andrógino que reclama una identidad femenina en contra de los cánones de naturaleza de su pueblo, y que es sometido finalmente a un tratamiento para volver a la normalidad. También podemos mencionar, de otro lado, los conflictos morales en la aplicación de la Directiva Principal de no interferir en el desarrollo de sociedades menos avanzadas, sobre todo cuando en dichas sociedades existían prácticas contrarias a los estándares de la Federación Unida de Planetas.

Los problemas de justicia y goce de derechos cuya discusión plantea Star Trek están lejos de haber desaparecido en el siglo XXI del mundo real. Por el contrario, vemos cómo renacen aún en sociedades que aparentemente estaban en camino a superarlos. De esta manera, la celebración de los 50 años de la serie nos invita a retomar su capacidad de interpelación frente a estos tiempos de intolerancia y exclusión que nos toca vivir.