Es urgente favorecer la alta calificación en educación matemática de nuestros profesores en ejercicio, con concursos para becas o licencias con goce de haber para que estudien maestrías.

Los matemáticos queremos niños felices de haber interactuado con sus compañeros y con su maestro o maestra en la búsqueda de otra solución a un problema que resolvió un amigo o que está resuelto en un texto. Niños fascinados por haber supuesto algunas cosas que luego verificaron que eran ciertas o que rechazaron por haber encontrado un contraejemplo. Niños deseosos de llegar a sus casas y compartir con sus padres y hermanos lo que aprendieron y cómo pueden aplicarlo en situaciones de la vida cotidiana; y con la ilusión de volver a clases sin temor a ser avergonzados por equivocarse. ¿Todo esto es solo un sueño? ¿Por qué no puede ser una realidad? Debería serlo y debemos luchar para que así sea. Más aún si la matemática es el lenguaje de las ciencias y si vivimos en una sociedad cada vez más tecnificada y con exigencias de mayor calificación científica y tecnológica.

Ciertamente, para que este sueño se haga realidad, necesitamos buenos profesores; esto se podrá lograr brindando una adecuada formación en matemática y en didáctica de la matemática a los futuros profesores de educación inicial, educación primaria y educación secundaria. También será posible si desarrollamos talleres de capacitación a docentes en ejercicio, que los ayuden a profundizar sus conocimientos matemáticos y didácticos con experiencias de descubrimiento personal y en grupo, y a ser conscientes de que la educación matemática va más allá de un conocimiento profundo de los contenidos matemáticos y de sugerencias puntuales para “enseñar mejor”. Como sostiene Higginson, se trata de la interacción de la matemática, la psicología, la filosofía y la sociología. Necesitamos también buenos textos que estimulen el aprendizaje razonado y por descubrimiento de los niños y no que se limiten a dar recetas para aplicar algoritmos o resolver problemas.

Todo lo que mencionamos tiene que ser parte de una acción conjunta de académicos y de gestores de la educación. Es urgente favorecer la alta calificación en educación matemática de nuestros profesores en ejercicio, con concursos para becas o licencias con goce de haber para que estudien maestrías. Los gestores de la educación deben estar más atentos a las investigaciones en educación matemática que se hacen en nuestras universidades y en el extranjero.

El VI Coloquio Internacional sobre Enseñanza de las Matemáticas organizado por el Instituto de Investigación para la Enseñanza de las Matemáticas (IREM) y la Maestría en Enseñanza de las Matemáticas de la Pontificia Universidad Católica del Perú, que se iniciará el lunes 13, es una brillante oportunidad para reflexionar sobre estos temas, máxime al congregar a educadores matemáticos de alta calidad mundial, como la doctora Michèle Artigue y el doctor Raymond Duval, cuyos libros y artículos son usados para muchas tesis de maestría y doctorado en educación matemática en diversas universidades del mundo. Que el coloquio sea una ocasión de encuentro para acciones conjuntas de profesores, investigadores y gestores de la educación matemática.

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VI Coloquio Internacional sobre Enseñanza de las Matemáticas