"Propuse demoler la Puerta de Brandenburgo"
El artista Horst Hoheisel no conmemora a las víctimas de la violencia, prefiere evidenciar la ausencia que el conflicto ha causado y hacer presente el acto violento. Su obra conocida como contra monumentos le ha valido premios y amenazas de grupos como los neonazis. El Instituto de Democracia y Derechos Humanos (IDEHPUCP) aprovecha su visita para incluirlo en el seminario internacional Memorias diversas, lugares comunes: diálogos y conflictos en los procesos de memoria, que se realizará el martes 26 y miércoles 27 de octubre a las 5:30 p.m. en el CCPUCP, y discutir alrededor del tema de la creación del Lugar de la Memoria en Lima.
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Horst Hoheisel
Artista conceptual, especialista en lugares de la memoria
¿Cuál es tu propuesta? Trabajas monumentos, pero que no conmemoran.
Soy de la generación de la posguerra en Alemania, por eso trabajé mucho monumentos sobre el holocausto. Intenté crear nuevas formas de expresión, que se conocen como contra monumentos o monumentos negativos. No quiero representar la historia con grandes monumentos grandes de mármol y bronce, es más importante crear lugares abiertos para reflexionar sobre lo pasado.
¿Cómo logras realizar esto?
Con la presencia de la ausencia. En vez de hacer monumentos heroicos prefiero crear una metáfora sobre la ausencia de la gente que sufrió el conflicto.
Una vez me presenté a un concurso en Alemania. Mi propuesta no era sólo conmemorar a las víctimas de la Segunda Guerra Mundial, sino reflexionar sobre los alemanes que fueron los victimarios. Por eso propuse demoler la Puerta de Brandenburgo y el Memorial del Holocausto, cubriendo los terrenos con las cenizas de los monumentos, para que los alemanes tuvieran que soportar dos espacios vacíos sin el símbolo nacional, para marcar la presencia de la ausencia con los restos de la historia demolida. Demoler la Puerta de Brandenburgo sería un acto barbárico, pero es nada a comparación de los 6 millones de judíos asesinados. Este concurso no lo gané.
¿En qué lugares de la memoria has trabajado?
Te daré algunos ejemplos. En la ciudad de Weimar en Alemania, estaban las oficinas administrativas de la Gestapo (policía secreta del Estado) y una prisión. Junto a un amigo ganamos un concurso internacional y demolimos la construcción, tapamos el patio con los restos, para que se hiciera un archivo subterráneo en aquel lugar. En este caso pudimos realizar este trabajo porque se trataba de la parte mala de la historia. Significa que no hay una metáfora para el holocausto.
También he trabajado en América Latina. Fui invitado a Brasil, Argentina y Chile, y trabajé con artistas locales, estudiantes y con los defensores de los derechos humanos acerca del tiempo de las dictaduras. En este caso, fui más un catalizador de procesos de memoria, porque la historia no era la mía como en Alemania. Fui con mis ideas, pero la realización y los conceptos fueron de la gente. Me interesa crear monumentos colectivos, una memoria abierta, democrática, que venga desde la base y pase por todos los niveles, para obtener un contra monumento construido por historias individuales.
En Sao Paulo hice un proyecto sobre la lucha de los estudiantes de 1968 contra la dictadura militar. Usamos objetos personales que mostramos en una caja negra en el mismo Palacio de los Congresos de Brasilia, porque los estudiantes que manifestaron ahora son políticos del gobierno de Lula. Se confrontaron 30 años después con su historia, con los ideales que tenían durante su juventud.
¿Por qué es importante crear un lugar de la memoria?
En Alemania tardó más de 60 años construir el Memorial del Holocausto. Hubo una discusión de diez años antes de construir el monumento. El riesgo allá y también aquí en el Perú es que al hacer un museo sobre el tiempo de la violencia se cierre ese capítulo de la historia.
El recuerdo es subjetivo, personal, en cambio la memoria es colectiva. Por eso la memoria depende siempre de la definición de poder, cada régimen tiene su visión. En el Perú tienen testimonios de ambos lados sobre el tiempo de la violencia y hay que aprovecharlos. En Alemania tenemos el problema que los testigos se murieron. Llegamos al punto en que el recuerdo se cambia por la memoria colectiva, y esta es una situación muy delicada porque se puede manipular lo que se escribe en los libros de historia.
En el Perú, ustedes están entrando en la discusión justo durante la construcción real del Lugar de la Memoria. Lo mejor es producir un proceso activo, porque un monumento es pasivo y luego de un tiempo la gente se acostumbra verlo y no lo hace parte de su vida cotidiana.
El Perfil
Nombre: Horst Hoheisel
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