Palabras en la ceremonia de asunción de mando del rector Carlos Garatea Grau
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Mons. Carlos Castillo Mattasoglio
Arzobispo de Lima
Los esfuerzos de solución alcanzados con tanto empeño, dedicación y entrega, generosísimos, han sido acogidos. La voluntad de corregir errores también".
Eminencia Reverendísima, Monseñor Giuseppe Versaldi, Señor Rector Carlos Garatea, Señor Presidente de la Conferencia Episcopal Peruana, Monseñor Miguel Cabrejos, Señor Rector Pro Tempore que hoy día termina su mandato, Efraín Gonzáles de Olarte, autoridades, hermanos y hermanas todos:
Una nueva generación comienza hoy el gobierno de nuestra Universidad y con ella, con esa nueva generación, un nuevo proceso histórico. Los esfuerzos de solución alcanzados con tanto empeño, dedicación y entrega, generosísimos, han sido acogidos. La voluntad de corregir errores también. Por ello, estamos felices porque ahora vamos a unir esfuerzos para fortalecer al nuevo equipo rectoral en esta ardua y finísima misión que es la de recoger lo bueno e innovar con creatividad.
Y es que estamos colocados en un mundo universitario que sufre el embate de una globalización financiera que selecciona solo un tipo de conocimiento y de tecnología huérfanos de humanidad. Donde no interesa el ser humano, especialmente el ser humano descartado o se reducen las humanidades a meras recetas de legitimación.
El desafío más urgente está en inventar juntos una universidad que conozca hondamente y dialogue con la realidad, la realidad peruana, la realidad mundial, la complejidad y así dialogando pueda contribuir a los esfuerzos de la humanidad mayoritaria del mundo que busca un mundo vivible.
Por ello, este nuevo tiempo ha de comenzar a resolver la cuestión acerca de qué universidad puede acompañar los procesos humanos vitales de un mundo en crisis de aceleración. Recuerdo nuevamente por eso lo que nos dijo el Papa Francisco, a quien acabo de visitar: hay que estar allí donde se gestan los nuevos relatos de la humanidad, allí donde podemos generar procesos nuevos desde la sabiduría más simple de los pueblos descartados, en especial los amazónicos.
Imaginar una universidad así es muestra honda de nuestro catolicismo, de la universalidad en Cristo. Por eso inspirados por Jesús de Nazaret y dejándonos llevar por su Espíritu, único capaz de recoger la anchura de los problemas que tenemos, imaginemos la universidad que responde a las exigencias humanas más hondas.
Como Arzobispo de esta arquidiócesis retomo el legado original de los fundadores, una universidad católica, comunidad de servicio al Perú, en especial a los más vulnerables de nuestra patria y con ello, como Arzobispo, declaro que comenzamos un periodo de paz. He entregado una carta al Rector pro tempore en la cual manifiesto la voluntad absoluta de restringirnos a la única misión que nos dejó Riva Agüero de designar al otro miembro de la junta y nada más, en aras de la paz y la justicia para que todos vivamos como cristianos y como hermanos.
Él les anunciará también la sorpresa de que ya ha sido firmado el acuerdo extrajudicial que abre las puertas para el periodo de paz que comenzamos.
Gracias.
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