“Lo que se creía inevitable, no era tan inevitable”
Eduardo Dargent, profesor del Departamento de Ciencias Sociales de la PUCP, y José Ragas, egresado de nuestra Especialidad de Historia, han publicado el libro Contrahistoria. La publicación reúne nueve ensayos de historia contrafáctica, es decir, exploran posibilidades de alteración en el pasado si algún factor hubiera sido distinto. Jauja elegida capital, Túpac Amaru triunfador, Keiko gobernante son algunas de la situaciones planteadas. Además de Dargent y Ragas, autores y editores, participan Martín Tanaka, Carmen Mc Evoy, Charles Walker, Natalia Sobrevilla, Mauricio Novoa, y Carlos Cabanillas.
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Eduardo Dargent
Docente del Departamento de Ciencias Sociales
¿Cómo toman la idea del contrafáctico?
En muchos países existe la historia contrafáctica. Es un juego: convencer de que por un cambio muy concreto, habría una divergencia en la historia. Es un reto doble: detectar qué evento pudo cambiar las cosas y dar una divergencia razonable. Se debe tener mucho cuidado, pues ha sido común abusar de contracfácticos. Por ejemplo, decir que no hubiese habido revolución rusa si Lenin moría. Probablemente, otro hubiese asumido el liderazgo.
¿Cómo surgió el libro?
A José Ragas y a mí nos gusta ese tipo de juego que finalmente es una ficción medio ilustrada. Con todas las precauciones, convocamos a personas que pudiesen trabajar un tema de este tipo para el Perú. Algunos nos dijeron “agradezco la invitación pero no me gusta ese tipo de juegos”, y otros sí aceptaron. Lo que tienen es el resultado de ese juego.
¿Hay antecedentes en el Perú?
Basadre había discutido un poco del tema en El azar de la historia…. Pablo Macera también un poco. Magdalena Chocano había cuestionado esos ejercicios porque siempre eran como un lamento. Eran los contrafácticos de las clases escolares; por ejemplo, “si hubiésemos comprado tantos barcos como Chile no hubiéramos perdido la guerra así”.
Siempre como lamento.
Generalmente con esa idea, decía Chocano, y hay algo de cierto. Por ejemplo, está la pregunta “en qué momento se jodió el Perú”. Nuestro libro intenta no ser solo eso. Hay algunos contrafácticos que juegan con la posibilidad de un Perú más unificado. Optimistas aunque también con su lado negativo. No se ha querido caer en el contrafáctico perfecto. Se ha querido algo más o menos realista y siempre con una cierta perspectiva comparada.
Has escrito sobre un cuarto fujimorismo, si no salía el vladivideo. ¿Por qué?
Hay factores de mucho peso para, a partir del 2001 o 2002, dar estabilidad al régimen. Uno, aumento de precios de minerales. Dos, resurgimiento de Hugo Chávez en América Latina: Fujimori como antichávez, hubiese tenido mayor apoyo de las élites con miedo a que venga un Chávez. Tres, el 11-S le hubiese dado nuevamente el apoyo de Estados Unidos. Es un contrafáctico creíble, aunque hice un jueguito para sacarme a Montesinos.
¿Cómo sacaste a Montesinos?
Fujimori, por las tensiones, lo saca. Pero le da una salida decorosa y en puente de oro: lo manda como embajador del Perú en Panamá… Pero pudo haber sido cualquier otra cosa.
Muchos creen que hubo tanta presión en el 2000 que Fujimori caía de todos modos.
Yo sostengo que, en realidad, nos hemos inventado un poco ese recuerdo. Acuérdate de que para setiembre ya la gente decía que se queda el Chino. No solo fue el video, sino su combinación con todo lo que venía de antes, lo que los quiebra, pero el video fue bien determinante. Sé los contrargumentos de mi argumento, pero son textos para provocar.
Para generar el debate.
Sí. Y ha dado resultado: ha sido el texto sexto más vendido en la Feria del Libro, a pesar de que se acabó y no hubo ejemplares durante tres días. Debemos de estar alrededor de los 700 ejemplares vendidos, que para una semana en el Perú, ya es bastante bueno.
¿Cuál de los contrafácticos te sorprendió más?
Me gusta mucho el de Martín Tanaka: Vargas Llosa presidente en el 90. No comparto tanto su contrafáctico porque pone a Vargas Llosa ganando a Fujimori. Yo pondría que Fujimori no hubiera crecido y Vargas Llosa le ganaba a Alva Castro. Pero, una vez producido ese evento, es un excelente ensayo, muy bien escrito y con muchas ideas sobre cómo hubiera sido un gobierno de Vargas Llosa y las consecuencias para él.
¿Crees que la recepción del libro ha sido más analítica o lúdica?
Mezcla de ambas. Mucha gente dice que estamos leyendo menos, que nos estamos viviendo brutos o frívolos. De pronto algo de cierto hay, pero creo que hay un grupo de gente interesado en leer y que lo que falta, en algunos casos, es una oferta adecuada.
¿Novedosa?
Novedosa. Porque es un libro de alcance medio. No es ni el libro de Eduardo Dargent sobre tecnócratas de América Latina, que seguro podría vender 400 o 500 ejemplares, sino un libro dirigido a un público bastante mayor pero sin ser autoayuda o ficción.
¿Cuáles serían los contrafácticos más decisivos en el Perú?
Los que tratan Ragas y Sobrevilla, Jauja elegida capital y la revolución de Pumacahua triunfante. Son contrafácticos donde el Perú cambia en su configuración y se vuelve un país con un centro político más andino. Hubieran sido cambios muy fuertes para el Perú.
No está la Guerra con Chile.
No hubo nadie que se anime, aunque Mc Evoy sostiene que un Perú más fuerte la hubiese evitado. Un contrafáctico de la Guerra con Chile sería bien complicado. Es igual que Sendero, que tampoco está: un Sendero ganador es bien irreal. En el caso de la Guerra con Chile, una vez iniciada la contienda y pérdidas algunas batallas, ya la trayectoria estaba dada para que nos ganen los chilenos. Aunque hablo como politólogo.
¿En muchos de estos casos ha habido mitos sobre la historia?
Sí. Por ejemplo, Javier Barreda muestra un contexto con mucho más negociación en el 62 como para que no haya un golpe militar. Pudo haber más negociación entre las élites para evitar el golpe de Pérez Godoy. Creo que en algunos de los casos lo que se menciona como lo inevitable, no era tan inevitable. Ese es un poco el mensaje general de este libro.
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