“La historia es dialogar con el pasado para construir nuestro presente y futuro”
Especialista en el modo de vida cortesano y la época de la Italia española, el Dr. Antonio Álvarez-Ossorio ha destacado por su interés en fomentar los estudios comparados de América y Europa, la reflexión que realiza entre aquellas sociedades y las actuales, y la forma en que emplea distintas historiografías.
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Antonio Álvarez-Ossorio
Docente de Historia Moderna en la Universidad Autónoma de Madrid (España)
Texto:
Oscar GarcíaFotografía:
Tatiana Gamarra
Ha escrito más de cien artículos y diversos libros acerca de la monarquía de España y el gobierno de la Italia española, ¿cómo surgió su interés por esa etapa de la historia?
Me interesaba la proyección de la monarquía española en el mundo y cómo le fue posible gobernar un imperio tan diverso. Abarcaba a los chinos en el sur de Filipinas, distintos pueblos en América, diferentes sistemas socioeconómicos y muchas lenguas. Hay que tomar en cuenta que eso sucedió en una época en que las distancias y las comunicaciones eran muy complicadas de gestionar. En ese contexto comencé a trabajar sobre la Italia española y con la base de la historiografía italiana.
Se dice que al investigar un período histórico también se confronta, finalmente, con la historia de uno mismo, ¿es también su caso?
La historia es, en cierto sentido, hablar con los muertos. Esa visión que se tenía en la antigüedad clásica y en la edad moderna de la historia como maestra de la vida sigue vigente. Al fin y al cabo, la historia es dialogar con el pasado para construir nuestro presente y futuro. En mi caso particular, empecé a leer grandes tomos de la historia de España en la biblioteca de mi padre y abuelo cuando era niño. Después elegí hacer mi tesis doctoral sobre el Milán español porque quería ahondar sobre la dimensión europea de la monarquía, tema que estaba bastante olvidado.
¿Cree que hay aspectos de la sociedad contemporánea que aún compartimos con aquellas sociedades del s. XVI y XVII?
Sí, hay similitudes. Las sociedades virreinales eran lugares de negociación e intercambio y al reflexionar sobre ellas se está pensando, en el fondo, en la globalización del poder, tema muy vigente para los europeos, por ejemplo en la construcción de la Unión Europea. A veces arrastramos fantasmas decimonónicos. En el s.XIX vemos un poder anglosajón triunfante, mientras la hegemonía hispánica está disminuida, algo que en cierto modo todavía persiste. Si uno reflexiona sobre aquellos mundos y sus complejidades, fracturas y conflictos, se da cuenta de las semejanzas con la actualidad. Los procesos civilizatorios
vuelven.
En el marco de las XI Jornadas sobre pensamiento, cultura y sociedad virreinales, realizó la conferencia “La corte de los gobernadores de Milán”. Usted mencionaba que había un paralelismo entre esa corte y la de la Lima virreinal.
Efectivamente, hay tanto micro como macro paralelismos. Del primero se puede señalar que, en ambos casos, los palacios virreinales tenían tiendas junto a ellos, que los ocultaba y les quitaba la monumentalidad. A mayor escala podemos decir que en ambas cortes existía un conflicto estructural entre el virrey –que en Milán se llama gobernador– y el arzobispo. Si bien en la conferencia me centré más en lo que sucedía en Milán, la importancia de un evento como este es avanzar hacia estudios comparados donde integremos América y Europa, para ver similitudes y diferencias, con el fin de tener una visión global de estos procesos.
¿Cuál es el aporte de la investigación en humanidades, y en especial de la historia, para los problemas actuales?
Si uno reflexiona sobre los desafíos que tiene Europa actualmente, encuentra que estos son en su mayoría sociales. La inmigración, la xenofobia, el auge del populismo y nacionalismo, y la convivencia interreligiosa son grandes problemas donde las humanidades, la antropología y la sociología tienen mucho que decir. En el caso específico de la historia, esta es útil para establecer modelos de análisis que nos sirvan tanto para las sociedades pasadas, presentes y futuras.
Dada su vasta experiencia en investigación en historia, ¿qué recomendaciones daría a los estudiantes de esta especialidad?
Les recomendaría viajar. A veces uno se educa en una escuela y se queda solo en ella, pero lo más valioso es romper con la historiografía en la que te has formado y conocer otras. Así tendrás una educación trasversal y una visión más diversa. Lo mismo sucede con la metodología. Para que esta sea compleja, se tiene que conocer muchos modelos metodológicos, contrastarlos y tener una visión más amplia de las distintas historiografías que se usan en el mundo. La historia es un espacio abierto que uno tiene que recorrer a nivel documental, cotejar las fuentes y ampliar la perspectiva de análisis.
El Perfil
Nombre: Antonio Álvarez-Ossorio
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