“Hay que pensar en un uso más equitativo del agua”
La PUCP firmó un convenio con Centro GEO de México para realizar acciones conjuntas como investigaciones e intercambio estudiantil. Conversamos con la Dra. Helena Cotler, investigadora de dicha institución mexicana.
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Helena Cotler
Investigadora de Centro GEO (Concyd, Mexico).
Texto:
Akira MaeshiroFotografía:
Tatiana Gamarra
¿Cómo se benefician ambas instituciones con el convenio?
Es un convenio entre dos instituciones científicas y de enseñanza que tienen un fuerte compromiso con los temas ambientales y sociales, dado que México y el Perú son similares tanto en problemáticas como en cultura. La conjunción de experiencias, esfuerzos, investigaciones e intercambios estudiantiles, va a permitir enriquecer el conocimiento científico. Hay áreas temáticas que sí compartimos con la Universidad, pero hay otras donde sumaremos aportes a nivel de innovación y desarrollo tecnológico.
¿Qué problemáticas comparten ambos países?
En la vulnerabilidad y en la resiliencia del agua, por ejemplo. En términos ambientales, hay mucho que se puede hacer en temas como erosión de suelos, deforestación o agricultura. Se pueden elaborar proyectos conjuntos entre ambos países.
¿Cómo deben planificarse las ciudades para disminuir su vulnerabilidad como en el Fenómeno El Niño?
Estos fenómenos están incrementando la vulnerabilidad de toda la cuenca, desde la parte alta. Eso es parte de la problemática similar entre Perú y México, porque en las partes altas son cuencas rurales donde están las comunidades campesinas. Para pensar mejor la ciudad hay que trabajar con estas comunidades para un mejor uso del territorio y hacer un trabajo de compensación de la ciudad hacia el campo. Hay que pensar también en un uso más equitativo del agua, tener otras fuentes o mejorar los ecosistemas.
A pesar de las diferencias geográficas, ¿cuáles son los desafíos en la gestión del agua en países como México y Perú?
Si bien son países con situaciones ecológicas muy diferentes porque mientras en el Perú hay costa, sierra y selva, en México el 70% del territorio son zonas muy áridas. Pero en general, el abastecimiento de agua es desigual en ambos países y las ciudades más grandes se encuentran en las zonas con menos presencia de recursos hídricos. En términos de leyes del agua, en ambos países fueron formuladas con las mismas premisas pero desde las constituciones el agua se considera de manera distinta. En el avance de la legislación sobre la jurisdicción del agua se pueden ir aprendiendo desde la experiencia de ambos países.
¿Qué enfoques tienen que cambiar para afrontar el cambio climático?
Cuando uno habla de cambio climático uno piensa en mitigación. Pero nuestros países tienen que trabajar muchísimo más en el tema de adaptación al cambio climático y esta tiene que ser local. Tiene que ser algo que se vaya monitoreando y evaluando. Por ejemplo, se hacen procesos de reforestación o de captación de agua de lluvia, pero cuánto permiten que las comunidades humanas y biológicas se adapten. Allí viene la investigación científica que tiene que estar mucho más presente.
¿Cuál es la importancia de rescatar las tradiciones ancestrales para la preservación de los recursos naturales?
Todas esas tradiciones, que tienen miles de años, han pasado por procesos como el cultivo, el manejo del paisaje, sequías y heladas. Las comunidades han ido aprendiendo, evolucionando y adaptando muchas de estas prácticas. En estos momentos necesitamos de ese aprendizaje y por eso la adaptación tiene que ser local y con participación. No ir y decir qué se hace sino hacer una construcción participativa y empezar a escuchar cuáles son las experiencias que sí están resultando, como las formas de sembrar, el manejo del territorio, las construcciones de las casas, saber qué es lo que ha sobrevivido en el tiempo, lo que se ha adaptado y lo que podemos adaptar.
¿Cuáles son los peligros de dispensar de estos procesos históricos y tradicionales?
Tenemos una desventaja: el poco tiempo. Los estados están dando un campo muy amplio a las empresas para que se autorregulen. Entonces nos están llevando en términos de agricultura, de consumo, a un camino que no nos va a permitir adaptarnos. Quieren, a través de la tecnología, resolver problemas cuando estos más se basan en actitudes, comportamientos, valores. Nos estamos alejando del respeto a la tierra, del respeto a la naturaleza, que en el campo perduran porque tienen un contacto mucho más directo. Corregir ese camino será muy difícil.
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